Consejos dermofarmacéuticos para paliar los efectos secundarios del tratamiento oncológico en la piel

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Antes de empezar a hablar sobre los efectos secundarios que se producen en la piel a raíz de los diferentes tratamientos oncológicos, debemos revisar algunos datos que recientemente nos ha aportado la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

El cáncer es la segunda causa de muerte en España por detrás de las enfermedades del sistema circulatorio y durante este año se diagnosticarán alrededor de 277000 nuevos casos. Los más frecuentes serán el colorrectal, de próstata, mama, pulmón y vejiga urinaria.

El dato positivo es que la supervivencia se ha duplicado en los últimos 40 años y se calcula que, aunque lentamente, seguirá aumentando en los próximos años debido a los avances en el diagnóstico, a los programas preventivos de detección (empezamos a ver la efectividad de las campañas de concienciación sobre la importancia de detección precoz en cáncer colorrectal, próstata, mama,…) y, por último, a los nuevos tratamientos disponibles.

Con el aumento de la supervivencia desde hace años ha variado el paradigma del paciente oncológico, antes solamente nos centrábamos en tratar la enfermedad, pero durante el siglo XXI hemos empezado a tratar al paciente en su totalidad. Sin descuidar la enfermedad y su tratamiento, también le damos mucha importancia a la dignidad del paciente. Acompañando al paciente y a su cuidador tanto en el aspecto psicológico como en el de los efectos secundarios que puede causar el tratamiento oncológico. Se está realizando un gran trabajo para dar visibilidad a la enfermedad, concienciar a la población de las medidas de prevención y detección precoz e intentar eliminar estigmas sobre el cáncer. En este aspecto hay que reconocer que las asociaciones de pacientes han sido, son y serán muy importantes.

Una vez aceptada la enfermedad por parte del paciente, uno de los aspectos que más preocupan son los efectos secundarios que producirá el tratamiento oncológico. En general, ningún paciente quiere mirarse al espejo y no reconocerse, ser señalado o ser preguntado, desearían pasar inadvertidos. Aunque el avance terapéutico es muy importante en los últimos años, los tratamientos oncológicos generalmente producen efectos secundarios.

Los tratamientos oncológicos pueden dañar las células de crecimiento rápido de cabello, piel, uñas y mucosas, entre otros, por eso es importante conocer el tratamiento que se va a recibir y los cambios que se producirán.

Los tratamientos oncológicos más comunes son la quimioterapia, la radioterapia, la terapia dirigida y la inmunoterapia.

La quimioterapia engloba diferentes medicamentos con sus particulares efectos secundarios, pero generalizando decimos que puede causar perdida del cabello, sequedad de la piel, enrojecimiento, descamación y/o prurito (picazón en la piel) acompañado a veces de sarpullidos. Es frecuente el síndrome mano-pie, que puede generar sequedad, enrojecimiento, hinchazón, agrietamiento, durezas, y dolor en las palmas de las manos y/o pies.
En la mayoría de ocasiones, del tratamiento quimioterápico, el paciente adquiere una mayor sensibilidad al sol y por lo tanto más facilidad para quemarse frente a las radiaciones solares. Las uñas se pueden volver oscuras, amarillas o agrietadas y causar que las cutículas estén rojas y doloridas. A nivel de la mucosa bucal se pueden producir llagas en labios, boca o garganta.
La quimioterapia en personas que han recibido anteriormente radioterapia puede producir enrojecimiento, ampollas, descamación y/o dolor en la zona anteriormente irradiada.

La radioterapia en las zonas donde se aplica, dependiendo de la intensidad y la frecuencia, destruye las células de la piel y estas pueden no tener tiempo suficiente de regeneración entre cada tratamiento, provocando las temidas radiodermitis. Debido a eso puede aparecer prurito, deshidratación, descamación, hinchazón e incluso enrojecimiento o hiperpigmentación de la piel, llegando incluso a verse como piel bronceada o quemada por el sol.
En las regiones donde la piel es muy delgada como en el cuello o donde hay pliegues como los glúteos, detrás de las orejas y bajo los senos suele aparecer la reacción húmeda compuesta por llagas dolorosas y húmedas que pueden sobreinfectarse. A nivel bucal es común la xerostomía y en pacientes irradiados en cabeza y cuello, la mucositis.

La inmunoterapia, al igual que la quimioterapia engloba muchos fármacos específicos con sus particulares efectos secundarios. En general, podemos decir que muchos de los efectos secundarios son similares a los de una reacción alérgica pudiendo incluir problemas en la piel, el pelo, las uñas o los ojos. La inmunoterapia en la piel puede causar prurito y/o ardor acompañado de sarpullidos, enrojecimiento e hinchazón y en la boca llagas y ampollas.

Los efectos secundarios más frecuentes relacionados con la terapia dirigida son caída o cambios en el cabello, prurito, xerosis, enrojecimiento de la piel acompañado de sarpullido tipo acné en la cara y la parte superior del cuerpo, reacciones cutáneas en manos y pies e inflamación alrededor de las uñas, aumento de la sensibilidad a las radiaciones solares y a nivel bucal llagas en labios, boca o garganta.

Cuando se va a recibir un tratamiento oncológico, el paciente o cuidador, debe informarse del tipo de tratamiento que va a recibir y de sus posibles efectos secundarios.

Durante el tratamiento oncológico será muy importante avisar a los agentes sanitarios más cercanos (farmacéuticos comunitarios, médicos de familia o enfermeros) de los efectos adversos que vayan sucediendo. Ellos serán los encargados de ayudar al paciente o derivar al hospital para que través de los equipos multidisciplinares de farmacia hospitalaria, medicina y enfermería, realicen una evaluación mediante las guías de Criterios de Terminología de Eventos Adversos (CTCAE).

Las guías CTCAE de eventos dermatológicos evalúan en cinco grados los eventos adversos (leves, moderados, graves, con riesgo de mortalidad o de discapacidad y mortales) de la atrofia cutánea o del tejido adiposo subcutáneo, la equimosis, las quemaduras, la quelitis, la xerodermia, la vasodilatación, la alopecia, la hiperpigmentación o hipopigmentación, la fibrosis, la extravasación, los cambios ungueales, la fotosensibilidad, el prurito, la descamación, el acné, la dermatitis asociada con la radiación, el eritema multiforme, la reacción mano-pie, la úlcera por decúbito, las estrías, las telangiectasias, las úlceras, la urticaria, las complicaciones no infecciosas de heridas quirúrgicas y otras alteraciones dermatológicas. Y a raíz de los resultados deciden si es necesario derivar al especialista quien decidirá si se debe modificar la dosis, cambiar el tratamiento o simplemente suspenderlo.

En el cuidado de la piel del paciente oncológico vamos a distinguir tres etapas fundamentales, antes, durante y después del tratamiento.

La primera etapa, en muchas ocasiones olvidada, será la de preparar la piel antes del tratamiento oncológico. Lo más importante es que la piel, uñas y las mucosas estén en su estado óptimo, por eso se recomienda realizar una revisión dermatológica y odontológica antes de empezar el tratamiento. También es muy importante informar sobre patologías cutáneas actuales o que hayamos padecido en el pasado, pues muchas veces durante el tratamiento anticanceroso se agravan o reaparecen.

Debemos recordar los pasos básicos del cuidado de la piel, la higiene, la hidratación y la fotoprotección. En esta etapa los cuidados de la piel y la utilización de unos activos u otros dependerá de la tipología cutánea y las patologías que el paciente pueda tener.

En esta etapa también es muy importante saber si el tratamiento oncológico afectará a la perdida de cabello. Aunque algunos hospitales ya cuentan con técnicas de scalp cooling que pueden llegar a reducir la caída del cabello en el tratamiento de algunos tumores solidos entre un 40 y un 90%. La realidad es que la perdida de cabello es uno de lo efectos secundarios que más influyen en la autoestima del paciente. Para aquellas personas que quieran utilizar una peluca, la selección de esta es mejor realizarla con el cabello intacto, buscando el mismo grosor, textura y color. Al igual que aquellas personas que deseen realizarse una micropigmentación de las cejas, siempre será mejor realizarla antes de empezar el tratamiento.

La segunda etapa, durante el tratamiento oncológico, se centra en paliar los efectos secundarios. En algunas ocasiones bastarán los productos cosméticos y en otras se combinarán con medicamentos prescritos por el médico.

Las recomendaciones básicas en esta etapa para la higiene, tanto facial como corporal, tienen como objetivo la limpieza preservando los lípidos epidérmicos y para ello se basa en la utilización de jabón syndet (sin perfume y de ph 5,5) y champú neutro, evitar exfoliaciones y uso de utensilios (esponjas, cepillos,…), realizar duchas cortas (entre 5 y 10 minutos) con agua templada y realizar un secado a toques sin fricción.

Durante el tratamiento oncológico el objetivo de la hidratación y emoliencia cutánea será además del aporte de agua, la reparación de las zonas dañadas y la disminución de la inflamación y el prurito. Dependiendo de la necesidad de la piel del paciente oncológico se podrán usar sustancias filmógenas (vaselina, parafina, ceras, siliconas,…), dermolipidos para la cohesión celular (fosfolípidos, ceramidas, ácidos grasos esenciales, escualeno, triglicéridos, vitaminas liposolubles,…), humectantes hidrofílicos (ácido hialurónico, ácido láctico, aminoácidos, propilenglicol, sorbitol, aquaporinas, glicerina,…), factor natural de hidratación (urea <15%, ácido pirrolidón carboxílico <10%, lactatos,…), ingredientes antiinflamatorios y antipuriginosos (polidocanol, dexpantenol, aceites ozonizados, agua termal, pantenol, niacinamida,…).

En los casos de radiodermitis dependiendo de su gravedad y sin interferir en los medicamentos que hayan sido prescritos por el médico, en la farmacia se podrán recomendar cremas reparadoras que pueden contener ácido pantenoico, aceites ozonizados, urea, avena, ácido hialurónico, sulfato de cobre, sulfato de zinc, sucralfato, calamina. Y para las reacciones húmedas pomadas que contengan vitamina A, vitamina D, oxido de zinc,… Recomiendo la lectura del artículo “Cuidado de la piel durante y después de la radioterapia” de la doctora en químicas, Raquel Marcos. https://juntosxtusalud.com/cuidado-de-la-piel

En esta etapa como ya hemos comentado la piel será más sensible a las reacciones solares, por lo que se recomendarán factores de protección solar SPF50+ y la utilización generalmente de filtros físicos o minerales.

Es muy importante recordar que esta será la etapa en la que la piel estará más debilitada y será más sensible y reactiva, incluso puede que afloren enfermedades cutáneas que creíamos superadas o que empeoren las que se estaban padeciendo antes de empezar el tratamiento. Debido a esto es muy importante utilizar cosméticos para pieles sensibles y reactivas, evitando ingredientes potencialmente alergénicos como por ejemplo los perfumes.

En algunos pacientes la utilización del maquillaje corrector consigue que puedan disimular algún defecto, imperfección, o efecto secundario del tratamiento y así ganar seguridad y confianza. Os animo a leer el artículo “Maquillaje Correctivo en Paciente Oncológico” publicado por la farmacéutica M. Paz Pellús García. https://juntosxtusalud.com/maquillaje-correctivo

Y la tercera etapa es la de recuperación de la piel una vez finalizado el tratamiento oncológico, ya que los efectos secundarios pueden durar más de un año. Además de ir paliando el prurito y las mucositis, deberemos centrarnos en recuperar el tono, elasticidad e imagen de la piel, sin olvidarnos de los problemas ungueales que pueden aparecer.

Las recomendaciones generales para el cuidado de la piel de los pacientes oncológicos son:

1- Antes de comenzar el tratamiento: Hable con su oncólogo acerca de los efectos secundarios. Realice una visita a su odontólogo para comprobar que no tiene problemas en la cavidad bucal. En caso de tener cualquier patología cutánea visite a su dermatólogo.

2- Ante el primer signo de una reacción adversa en la piel contacte con el sanitario más cercano, quien le aconsejará como tratarlo o le derivará al especialista correspondiente.

3- Evite la radiación solar y protéjase del sol con gorra o sombrero, ropa de manga y pantalón largo y protectores solares con SPF 50+ y filtros físicos o minerales.

4- Utilice ropa a base de fibras naturales, amplia y cómoda, que permita una buena transpiración y evite las rozaduras, prescinda del uso de prendas o complementos (cremalleras, collares, pulseras, gomas y aros de ropa interior, corbatas…) que por su roce o composición puedan irritar su piel.

5- Evite el uso de productos cosméticos durante las 4 horas anteriores a la sesión de radioterapia. No use almohadillas térmicas, bolsas de hielo, vendajes adhesivos, tiritas o esparadrapos en la zona irradiada.

6- Para las reacciones mano-pie: Use calcetines, calzado cómodo y plantillas de gel. Use guantes cuando lave los platos, trabaje en el jardín o limpie la casa. Es recomendable consultar al podólogo.

7- En caso de mucositis cepíllese los dientes con suavidad y si las llagas bucales son graves, use un hisopo bucal. Utilice enjuagues bucales sin alcohol y con bicarbonato. Se recomiendan geles adhesivos específicos a base de ácido hialurónico. Minimice el tiempo de uso de dentadura postiza. Ante cualquier complicación visite a su odontólogo.

8- Hidrate los labios con cremas reparadoras labiales, utilice lagrimas artificiales o pomadas nocturnas ante la sequedad o irritación ocular y frente a la sequedad vaginal se recomiendan hidratantes específicos internos y externos.

9- Dúchese con agua tibia, evite duchas largas o baños con agua caliente. Utilice jabones syndet y champus neutros. Tras una ducha, después de secarse a toques, mientras su piel aún está ligeramente húmeda aplique un emoliente para pieles sensibles o reactivas.

10- Evite el uso de productos con talco, alcohol o perfume que pueden secarle o irritarle la piel.

11- Mantenga sus uñas limpias y cortas, utilice lacas especificas para fortalecerlas y aceites o cremas para mantener la suavidad de la piel alrededor de las uñas y. Evite utilizar uñas postizas.

12- Depílese y aféitese con menos frecuencia y use una máquina eléctrica o deje de hacerlo si le irrita la piel.

13- Mantenga su casa fresca y húmeda.

14- Mantenga una dieta equilibrada y beba mucha agua. Evite los alimentos ácidos, con especias, salados, ásperos y secos. Ante cualquier duda visite al nutricionista para que le recomiende una dieta saludable acorde a sus necesidades.

15- Confíe y pregunte siempre a su farmacéutico de confianza, experto en dermofarmacia. Le recomendará los productos más adecuados para cada etapa de su tratamiento y le derivará al especialista siempre que sea necesario. Recuerde que estamos para ayudarle y resolver cualquier duda que tengas en el cuidado y la salud de su piel.

Tomás Muret Ramón
Vocal Nacional de Farmacéuticos en la Dermofarmacia.

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