Escucha activa desde la farmacia comunitaria

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Cuando entre nuestros pacientes encontramos un nuevo diagnóstico de cáncer. Inmediatamente se pone en marcha el Servicio de Escucha Activa.
Con este servicio tratamos de acompañar y apoyar tanto al paciente como al cuidador en todo el proceso de la enfermedad, tratamiento, curación, o en los casos menos deseables, la pérdida.

Debemos diferenciar y separar el enfoque según tratemos al paciente o cuidador. De hecho, es recomendable que las sesiones sean diferentes e independientes para que tanto el paciente como el cuidador dialoguen abiertamente sin verse influenciados por la presencia del familiar.

En ambos casos nuestros objetivos tanto con el paciente como con el cuidador son:
1.- Conseguir la aceptación de la enfermedad.
2- Apoyo y acompañamiento continuado durante el tratamiento.
3- Preparación a la muerte.

Vamos a ver como trabajaríamos independientemente con el cuidador y con el paciente.

Paciente:
La primera visita que tenemos con un paciente recién diagnosticado con cáncer debe ser empática, afectiva y cariñosa. Demostrar activamente nuestra disposición a escucharle y acompañarle. Que el paciente vea en el farmacéutico una figura de confianza personal y sanitariamente, con la que pueda dialogar abiertamente de su enfermedad, conocer y entender su diagnóstico, evaluar su tratamiento y atender los signos de alerta en los efectos secundarios que le puedan aparecer.
Es importante recalcar la empatía que debemos mostrar ante sus sentimientos. “El paciente acaba de recibir una fatal noticia y todos los sentimientos de rabia, frustración o desesperanza son normales en estas circunstancias”.
Poco a poco, en las sucesivas visitas a la farmacia, tendremos la oportunidad de ir evaluando si el paciente acepta la enfermedad o no. Y nuestro discurso deberá ir enfocado a la aceptación. Dar falsas esperanzas o quitarle hierro al asunto no es aceptación. Aceptación es nombrar la realidad tal y como es, sabiendo que el tratamiento puede tener una garantía de éxito según el tipo de cáncer y el momento de la detección; o puede no tenerlo. Como todo depende, iremos evaluando cada proceso en función de los datos que tengamos delante.

Una vez que se ha aceptado la enfermedad y el paciente evoluciona en su tratamiento. Nuestra misión es tratar de conferirle la mejor calidad de vida posible, que los efectos secundarios se palíen con las herramientas que disponemos en la farmacia y que en definitiva, el paciente pueda llevar su enfermedad y tratamiento de una manera llevadera
En este campo, la farmacia comunitaria es un referente de salud en la sociedad y para el enfermo. Estamos preparados para identificar y tratar la sintomatología menor relacionada con los efectos secundarios a los tratamientos a los que están sometidos.

Esto nos adjudica un rol de confianza que debemos utilizar en beneficio del propio paciente. Que mediante la solución a su problema, se vea acompañado por un profesional sanitario, cercano y empático. Si podemos adelantarnos al posible efecto adverso, y recomendarle ciertas pautas sociosanitarias, o una rutina cosmética adaptada, además el paciente se sentirá valorado y escuchado, lo que proporcionará una relación afectiva más estrecha para poder descubrir sus puntos de inquietud de una manera temprana.

Siempre se nos presentarán ocasiones en que el paciente tire la toalla y no quiera seguir con el tratamiento, que los ciclos sean muy agresivos y no se encuentre con ganas de seguir luchando. En estos casos, sin dar falsas esperanzas, debemos ser inflexibles por ellos, intentar que entiendan que el próximo ciclo puede ser más llevadero, que en unos días se va a encontrar mejor y tratar en la medida de lo posible que sea adherente a su tratamiento.

Afortunadamente, el desenlace de los procesos de cáncer en nuestro país, gracias a los diagnósticos precoces, es muy exitoso. Pero es necesario nombrar y estudiar nuestra posición cuando el resultado de todo el proceso no es alentador y el tratamiento no es efectivo y el paciente acaba falleciendo.

Estaremos preparados con anterioridad para hablar con él de este tema. Nos informaremos previamente, si es posible, de los resultados de sus pruebas para que cuando acuda a la farmacia no nos veamos sorprendidos. Sino que vea en notros la fortaleza que a su familia y a él les pueda faltar. Sin perder en todo momento, la cercanía y el afecto.
Una vez llegados a este punto es momento para recordarle que “el ser humano es el único animal que sabe que tiene un principio y un final, pero que no estamos preparados para asumirlo”. Y una vez aceptada la noticia. Tratar de que sus días sean lo más felices posible. Que el tiempo que quede sea lo suficientemente próspero como para dejar un recuerdo imborrable en su familia, evitar el victimismo y comprender los sentimientos de los familiares.

Cuidador:

El papel del cuidador en los casos de enfermos de cáncer es muy parecido pero con la gran diferencia de no vivir el dolor y la enfermedad en primera persona. Pero los cuidadores o familiares viven la enfermedad de la misma manera, con la misma angustia, el mismo dolor y las mismas alegrías cuando cada revisión nos dan buenas noticias.

Se han llegado a describir casos en los que el cuidador hace referencia a vómitos o dolores similares a los del enfermo de cáncer por mimetismo con el familiar.
Como vimos anteriormente, nuestro objetivo en las sesiones con los cuidadores son las mismas.
El proceso de aceptación, de hecho, es paralela a la del enfermo. Y cuando se detecta una desincronización aparecen roces en la relación que es mejor evitar alejándose un tiempo del paciente.

Una vez que el cuidador acepta la enfermedad, inmediatamente se transforma en el pilar fundamental de apoyo y compañía del enfermo. De él saca las fuerzas cuando las suyas flaquean, de él aprende a ser sereno, a no dejarse llevar por sus sentimientos. Pues todo esto son las características que se describen en el cuidador.
Es importante en nuestras sesiones controlar el estado de desgaste del cuidador. Aconsejarle que se alterne con otra persona y que tenga momentos de intimidad para que la relación con el paciente siga siendo de estrecha confianza y siga siendo para él su foco.
Para que un cuidador pueda dispensar cuidados de calidad, es necesario que él mismo se cuide primero. Y nuestra labor también es velar por el estado de salud del cuidador adelantándonos en sus necesidades sanitarias tratando de minimizar el desgaste físico y mental que provoca dedicarse por entero al cuidado de una persona. “Cuanto más se cuide el cuidador, los cuidados que dispense serán más eficaces”

Cuando desgraciadamente, estamos ante una situación de fracaso del tratamiento y la muerte es inminente. Trataremos de prepararles para el duelo. Todo lo que podamos avanzar con el cuidador en esta etapa será beneficio para cuando el enfermo no esté y al dolor de la enfermedad se le sume el de la pérdida.
Intentaremos que los momentos con el enfermo sean lo mas felices posible, tratando de recordar juntos los momentos vividos e intentando acumular para el futuro recuerdos que no ayuden a sobrellevar su ausencia.

Una manera no muy brusca de entablar la conversación en estos casos, es haciéndoles referencia a los trámites administrativos que tienen que realizar, animarles a que la pérdida la vivan de la manera más natural posible y que cuando estén con el enfermo intenten no mostrar tristeza o decaimiento, sino alegría y fortaleza.

Este servicio de Escucha Activa está presente de manera ordinaria en todas las farmacias españolas. Es un servicio creado por y para el paciente donde se pone de manifiesto la vocación farmacéutica y su espíritu de servicio social. No necesita de ninguna capacitación previa, tan solo debemos mostrarnos proactivos a desempeñar una labor social y sanitaria beneficiosa para todos.

María SantaMaria
Farmacéutica

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