La nutrición en el paciente oncológico

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Anabel Albalá Cano. Farmacéutica y Dietista-Nutricionista.
@anabelalbala @farmaciaalbala @healthyhappy_co


Mª José Cachafeiro Jardón. Farmacéutica y Dietista-Nutricionista.
@laboticadetete @saludlapomar

El cáncer, o los cánceres, suponen algunas de las principales causas de morbilidad y mortalidad en todo el mundo, esperándose además una elevada tendencia al alza en las próximas décadas. Millones de personas cada año reciben un nuevo diagnóstico de cáncer.

En concreto, en España, según datos de la SEOM (Sociedad Española de Oncología Médica), ya se superan los 270000 nuevos casos de Cáncer cada año.


Importancia del estado nutricional en el paciente oncológico

La nutrición tiene una importancia crucial tanto en el aspecto preventivo, como en la progresión, la tolerancia al tratamiento, la supervivencia y la calidad de vida del paciente oncológico.

Sin embargo, aún existe un importante desconocimiento, entre los profesionales sanitarios, sobre este aspecto primordial del cuidado de los pacientes oncológicos y estos, en ocasiones, no reciben apenas información, ni recomendaciones nutricionales, ni seguimiento por un profesional especializado hasta que ya ha aparecido una desnutrición importante y resulta mucho más difícil realizar un adecuado manejo nutricional.

La presencia de la desnutrición en los pacientes oncológicos es muy elevada y se relaciona de manera directa con un incremento del riesgo de mortalidad: la pérdida de peso constituye la mayor causa de morbimortalidad en pacientes con cáncer avanzado.

La valoración y el seguimiento nutricional del paciente con cáncer debería llevarse a cabo desde el mismo momento del diagnóstico, por eso deberíamos siempre recomendar a los pacientes que consulten a un dietista-nutricionista, especialmente en los tipos de cánceres en los que el déficit nutricional aparece con mayor frecuencia como son los de estómago, páncreas, esófago, cabeza y cuello, pulmón, próstata, colon y ovario.

Un primer cribado nutricional, con herramientas sencillas, al alcance de la mayoría de los profesionales sanitarios, como el IMC o la escala MST, debería realizarse en el diagnóstico a todos los pacientes oncológicos, de manera que se pudiera optimizar dese el primer momento la alimentación del paciente y se detectasen lo antes posible aquellos casos de desnutrición moderada o grave, que es necesario derivar enseguida a un especialista en nutrición para llevar a cabo una evaluación más completa y una adecuada intervención nutricional.

Un adecuado estado nutricional previo al diagnóstico puede prevenir o retrasar en cierta medida la aparición de desnutrición.

La valoración del estado nutricional del paciente debe continuar realizándose, a intervalos, durante todo el transcurso del tratamiento oncológico.

Percepción organoléptica de los alimentos por el paciente oncológico

Entre un 15% y un 25% de los pacientes presentan pérdida de apetito -anorexia- previa o en el mismo momento del diagnóstico. A este porcentaje hay que sumar la que se produce como efecto secundario de algunos tratamientos o por el desarrollo del propio tumor. La anorexia aparece prácticamente en todos los pacientes con metástasis generalizada.

Las células tumorales presentan un elevado metabolismo que puede suponer un incremento significativo del consumo energético y la tasa metabólica. Esto unido a la presencia habitual de anorexia acelera la desnutrición y con ella el riesgo de caquexia.

Se conoce como caquexia al estado de extrema desnutrición, debilidad y atrofia muscular que se produce en ciertas enfermedades como las oncológicas o el VIH y que conlleva una importante pérdida de masa muscular, grasa y peso corporal. Cuando la pérdida de tejido muscular es muy elevada, hablamos de sarcopenia. En algunas ocasiones la desnutrición se puede ver enmascarada por la presencia de exceso de peso u obesidad preexistente.

Además de la anorexia, existen otra serie de alteraciones, signos y síntomas, debidos al propio tumor o a los diferentes tratamientos utilizados frente a él, que dificultan la ingesta alimentaria y pueden acelerar la desnutrición y afectar a la respuesta y la tolerancia del paciente a la terapia.

Así nos podemos encontrar con:

• Alteraciones del gusto y del olfato (disgeusia), aparición de sabores químicos y/o metálicos, muy frecuentes en los tratamientos de quimio y radioterapia.
• Dificultad para tragar (disfagia) o dolor al hacerlo (odinofagia), también relacionados con radio y quimioterapia.
• Heridas o llagas en las mucosas de la boca (mucositis) que hacen molesto o doloroso el momento de comer y aparecen muy frecuentemente en los tratamientos de quimio y radioterapia.
• Náuseas y/o vómitos, que pueden aparecer como efecto secundario de todos los tratamientos.
• Sensación de llenura o saciedad precoz, en la quimioterapia y la cirugía.
• Sequedad bucal extrema que dificulta masticar y tragar y se relaciona tanto con la radioterapia como con la quimio.
• Diarrea, malabsorción y/o estreñimiento, que pueden acompañar a todos los tratamientos menos la terapia hormonal.

Aunque en gran medida estos efectos secundarios son inevitables, siguiendo ciertas pautas y consejos pueden aliviarse o reducirse de modo que las molestias del paciente sean menores.

Recomendaciones nutricionales generales.

A pesar del diferente origen y etiología del cáncer, como ya hemos comentado, existe una característica común: la velocidad de crecimiento de las células cancerígenas se incrementa, por lo que también lo hacen las necesidades energéticas del paciente.

Otra característica muy extendida en los pacientes oncológicos es la pérdida de apetito. La disminución de la ingesta, consecuencia de esta falta de apetito, junto al incremento de las necesidades calóricas hace que los pacientes oncológicos tengan mayor riesgo de malnutrición.

En estos casos, en los que el paciente come poco resulta muy interesante y valioso el consejo profesional a la hora de orientar a enriquecer los platos de forma que se incremente la ingesta calórica.

De ahí que la primera recomendación sea buscar asesoramiento profesional desde el inicio del diagnóstico para evitar un cuadro de desnutrición.

La dieta del paciente oncológico, se debe basar en una dieta saludable, antiinflamatoria, en la que podríamos tomar como referencia la dieta mediterránea, de la que se ha demostrado el papel protector de algunos tipos de cánceres como los colorrectales o el cáncer de próstata.

La dieta se debe adaptar siempre a las características del paciente, con el objetivo de mantener un peso y una proporción de masa magra y grasa saludable.

Pautas generales a seguir en la dieta del paciente oncológico:

Los alimentos de elección deben tener una textura homogénea, ser sencillos de cocinar, de fácil digestión y cuyo sabor y olor sean suaves.

A continuación, las pautas junto a algunos ejemplos de alimentos que se ajustan a esas características:

• Incrementar del consumo de verduras: patatas, cebollas, ajos, calabacines, zanahorias, calabaza, boniatos.
• Limitar las verduras de hoja verde, como el repollo o las coles.
• Incrementar del consumo de frutas, como el plátano, las manzanas y las peras, tanto en compotas como batidos.
• Se deben consumir legumbres, dos o tres veces a la semana.
• Incrementar el consumo de cereales integrales.
• Limitar el consumo de carnes. Cuando se consuman, preferentemente pollo, pavo y conejo.
• Priorizar pescados sobre carnes, especialmente blancos: rape, merluza, lenguado, besugo, rodaballo.
• Si los pescados azules se toleran y digieren bien, hay que incluirlos en la dieta: Salmón, Trucha, Atún.
• Limitar salazones y alimentos conservados en salmuera.
• Priorizar el consumo de grasas saludables: AOVE.
• Eliminar el consumo de refrescos y alcohol.
• Beber 8 vasos de agua al día. Se puede sustituir por caldos, zumos, infusiones, preferiblemente fuera de las comidas y a pequeños sorbos.

Es fundamental el aporte en fibra basado en alimentos que ayuden a regenerar la microbiota intestinal. Por ejemplo, la patata asada posteriormente enfriada, se transforma en un excelente prebiótico gracias a su almidón resistente, y es muy digerible. Yogures, panes de masa madre, kéfir o aceitunas, son otros alimentos ideales para incluir en una dieta oncológica, ya que se toleran y digieren muy bien.

Más allá de las recomendaciones propias sobre los alimentos en los que basar la dieta, existen otros tipos de recomendaciones:

Recomendaciones en torno a la preparación y el ambiente de las comidas.

• Las técnicas culinarias de elección son cocción, vapor, asado, o papillote, procurando cocinar guisos y recetas suaves con poca grasa.
• Se deben evitar alimentos relacionados con toxiinfecciones alimentarias y practicar una manipulación correcta e higiénica de los alimentos.
• Flexibilice los horarios de ingesta, procurando incluir los alimentos con mayor aporte calórico, en el momento que el paciente tenga más apetito.
• Se deben evitar alimentos muy fríos, o muy calientes.
• Es conveniente fraccionar las comidas en 5 o 6 ingestas diarias. Esta recomendación resulta muy útil en pacientes con anorexia o saciedad precoz: se trata de comer menor cantidad un mayor número de veces. Así como enriquecer los platos para que tengan una mayor densidad nutricional cuando sea necesario.
• En el caso de que los pacientes no tengan apetito, resulta muy útil tener siempre comida apetecible preparada.
• Comer en un lugar tranquilo, y si es posible, acompañado, sin prisa y masticando bien, favorecerá una correcta ingesta por parte del paciente.

No es de extrañar, dado que la percepción de las características organolépticas varía, que los gustos del paciente varíen con ellas, puede incluso producirse un rechazo a platos que siempre han sido del gusto del paciente, en ese caso, lo mejor es ser creativo, variar las preparaciones, las presentaciones, y respetar las preferencias del paciente.

Recomendaciones higiénicas y sobre la actividad física

• Se debe extremar la higiene bucal. Además del cepillado suave de dientes y boca con pasta de dientes fluorada, se debe usar seda dental y por último se debe enjuagar la boca con colutorio.
• Los labios se deben mantener hidratados con la ayuda de cremas hidratantes específicas.
• Si es posible, sería conveniente que el paciente realizara ejercicio físico antes de las comidas, un paseo ligero, por ejemplo.
• La actividad física es importante. El ejercicio se debe adaptar, pero no dejar de practicar.
• Se debe llevar un control de peso semanal

Recomendaciones ante las posibles alteraciones y toxicidades digestivas de los tratamientos oncológicos

Disgeusia: A través de las siguientes recomendaciones podremos mitigar los cambios de sabor que el paciente oncológico percibe en este caso.

• Enjuáguese con bicarbonato antes y después.
• Evite los olores a comida.
• Los alimentos deben ser servidos a temperatura ambiente.
• Se debe respetar las preferencias del paciente.
• Use cubiertos de plástico, para mitigar los sabores metálicos.

Disfagia u odinofagia: Dificultades y/o dolor al tragar

• Adquiera una postura adecuada cuando se ingieran alimentos: sentado, con la espalda recta.
• Coma rodeado de un ambiente relajado, sin distracciones.
• No mezcle alimentos con diferentes consistencias y texturas, como yogur con trocitos de fruta.
• Incremente la ingesta de purés.

Mucositis: Llagas en boca y/o tracto digestivo.

• Realice enjuagues bucales con bicarbonato sódico al 9%, suero salino antes y después de las comidas.
• Extreme la higiene dental con cepillos ultra suaves.
• Evite alimentos irritantes como cítricos, picantes, salados.
• Evite alimentos muy calientes, muy fríos o muy secos tipo tostaditas.
• La ingesta de alimentos debe ser a temperatura ambiente y preferiblemente alimentos con textura cremosa.

Nauseas y vómitos

• Realice seis comidas diarias con poca cantidad de comida, y masticando despacio.
• Hidrátese, dando pequeños sorbos de bebidas de cola, caldos, infusiones de manzanilla, anís, o soluciones de rehidratación.
• Son necesarios enjuagues bucales con un colutorio cada vez que vomite.
• Evite olores ambientales fuertes, especialmente mientras coma y justo después.
• Puede chupar rodajas de fruta para calmar el estómago.

Xerostomía: Sequedad bucal

• Tenga Agua y líquidos siempre a mano, y vaya dando pequeños sorbitos.
• Tenga también caramelos o polos siempre a mano para estimular la salivación; también se pueden masticar chicles sin azúcar.
• Incremente la frecuencia de la higiene bucal.
• Si la sequedad le dificulta la masticación, las gelatinas y el agua gelificada le pueden ayudar tanto a masticar como a tragar.

Diarrea

• Evite la ingesta de productos integrales, verduras, legumbres, café chocolate hortalizas y frutas crudas.
• Son aconsejables: Arroz hervido, purés de patata y zanahoria, pollo hervido, yogures.
• Puede tomar agua con limón, soluciones de rehidratación.
• Técnicas culinarias: vapor, horno, cocción.

Estreñimiento

• Incremente en la dieta el aporte de fibra
• Alterne alimentos fríos y calientes: agua y café
• Tome en ayunas un vaso de agua tibia.
• Incremente el ejercicio
• Es importante que tenga un horario regular y diario para ir al baño.
• Un masaje de forma rotatoria el abdomen en sentido de las agujas del reloj puede ayudarle a evacuar.
• Recuerde que el uso de laxantes debe ser bajo control médico

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