Ingeniería biomédica contra el cáncer, innovación

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Vivimos en la era de la información, la innovación, de las nuevas tecnologías en más áreas de las que podíamos imaginar hace apenas 15 años y se están aplicando en nuestra vida haciéndola cada día más fácil y mejor. La Inteligencia Artificial es la revolución de estas tecnologías y la podemos incorporar cada vez más y a más disciplinas, entre ellas, por supuesto, la salud y consecuentemente, al cáncer.

La Ingeniería Biomédica está intensamente implicada en la lucha contra el cáncer, desarrollando y aplicando este tipo de inteligencia informática a nuestro trabajo en este campo e incentivando el desarrollo de “ nuevas maquinarias” para la detección y diagnóstico de tumores en estadios mucho menos desarrollados que las que existen hasta ahora, entre otras muchas líneas de investigación abiertas sobre esta enfermedad.

Algunas de las aplicaciones específicas de la IA que gracias a los ingenieros biomédicos se pueden estar utilizando, son la capacidad de diagnóstico de enfermedades y la posibilidad de personalizar el tratamiento que debe ser aplicado a cada determinado paciente en función de sus condiciones específicas, esto es posible gracias a la capacidad de evaluar miles de datos que de otra manera sería imposible comparar y del continuo aprendizaje a través de muestras y resultados de este tipo de inteligencia.

Otra posible aplicación es el desarrollo de nuevos fármacos, en la que se agilizan los procesos de diseño, optimización, seguridad y producción; un ejemplo reciente lo tenemos en la última crisis del ébola, en la que se empleó la IA para analizar y rediseñar medicamentos ya existentes de cara a combatir dicha enfermedad. El programa acabó por encontrar no uno sino dos medicamentos con la capacidad de reducir el poder de infección del ébola, en un plazo de un solo día, cuando esta tarea suele requerir varios meses de investigación, salvando por tanto multitud de vidas.

Además de lo expuesto, gracias a la IA podemos aliviar la carga de trabajo de médicos y enfermeros ya que también ostentan la capacidad de interpretar pruebas como análisis, mamografías y un largo etcétera, que son susceptibles de interpretación con precisión, hay disciplinas médicas como la cardiología o la radiología, por ejemplo, en las que la cantidad de datos para analizar pueden resultar abrumadora. Además la entrada de datos y otras tareas se pueden llevar a cabo de forma más veloz y efectiva ya que está en el instante a disposición de todos los implicados en el proceso. También estamos robotizando áreas hospitalarias que mejoran muchísimo la precisión en los diversos tratamientos que se acometen con estos nuevos mecanismos y en las que incluimos las operaciones.

De cara a la enfermería existen proyectos con el fin de desarrollar cuidadores robóticos, enfocados a asistir a ancianos y a personas dependientes y así aliviar la carga asistencial que soporta este colectivo, aunque estamos hablando, en este caso, de un proyecto más a largo plazo. Hoy si que disponemos de mascotas robóticas con fines terapéuticos para ayudar a pacientes con demencia, está demostrado que este tipo de robots estimulan las funciones cerebrales retrasando los problemas cognitivos y mejorando la calidad de vida de este tipo de pacientes.

Volviendo nuevamente a la lucha directa de la Ingeniería Biomédica frente al cáncer, en estos últimos tiempos contamos con una nueva mujer referente en el diagnóstico de uno de los tipos de cáncer con más incidencia en nuestra sociedad a nivel mundial, el cáncer de mama.

Esta ingeniera es Judit Giró Benet, una joven licenciada en Ingeniería Biomédica en la Universidad de Barcelona (UB), a la que se le ocurrió esta idea revolucionaria que llamó “The Blue Box”. Una vez obtenida la licenciatura decidió irse a la Universidad de California para hacer un máster en Embedded Cyber-Physical Systems y poder continuar así este proyecto, que ha recibido el premio James Dyson, logro que ha llamado la atención de diversos medios de comunicación ya que estamos hablando del invento revolucionario de una joven española de 24 años.

Pero… ¿En qué consiste exactamente The Blue Box?

Actualmente los diagnósticos de cáncer de mama suelen estar respaldados por mamografías, una técnica de detección que muchas mujeres tachan de dolorosa, y cuyos resultados pueden ser más precisos de lo que son actualmente además de más económicos, como es el ejemplo de The Blue Box; es un dispositivo biomédico que permitirá en un futuro no muy lejano realizarse una prueba de cáncer de mama en casa, sin dolor, sin radiación y con un bajo coste.

La razón que impulsó a Judit a construirla es porque se dio cuenta de que hay algunos perros con la capacidad de detectar “enfermedades” en los humanos. Ladran cuando saben que algo va mal, su cuidador tiene algo distinto y en muchos de los casos ese algo distinto que notaban en su compañero humano era un cáncer. Y los perros, para esto de la detección, son expertos lo que nos da un ejemplo de lo asombrosa que es la naturaleza.

De modo que… si el perro es capaz de detectar el cáncer, ¿por qué un ordenador no iba a poder programarse para hacer lo mismo? A raíz de esto comenzó la investigación, revisó diversos artículos científicos sobre el tipo de sustancias químicas que llevaban a esos perros a ladrar. El siguiente paso a seguir era obtener los sensores pertinentes para trabajar con ellos y más tarde llegó a la conclusión sobre qué sensores eran los necesarios para detectar los compuestos clave de cara al diagnóstico.

Finalmente, algunos de ellos han dado unos resultados muy buenos, lo que llevó a construir el modelo final de este revolucionario invento, con una gran eficacia en el diagnóstico de este tipo de cáncer.

El mérito de ‘The blue Box’ no se debe única y exclusivamente a Judit, pues era estudiante y recibió ayuda de los docentes que la rodeaban, pero resultó estar en lo cierto: al final, hay sensores que detectan ciertos compuestos bioquímicos en la orina y dan la señal de alarma. Esta señal es imperceptible para las personas que no tenemos la capacidad de detectarla, por eso se incorpora la inteligencia artificial, la gran aliada de nuestra época.

Queremos concluir asegurando que para nosotros los biomédicos la lucha contra el cáncer está más viva que nunca, gracias a los nuevos descubrimientos y a las mentes jóvenes como la de Judit, que a pesar de todos los baches del camino siguen surgiendo y que son héroes y heroínas, en las que los estudiantes como nosotros, los autores de este artículo, queremos vernos reflejados; tenemos el firme propósito de trabajar para mejorar las condiciones de vida de tantas personas afectadas por esta dura enfermedad, así como de mejorar el mundo de la sanidad en general.

Esos son nuestros objetivos como Ingenieros Biomédicos representantes de CEEIBIS (Consejo Estatal de Estudiantes de Ingeniería Biomédica e Ingeniería de la Salud).

Javier Méndez Parrilla
Director de Asuntos Externos de CEEIBIS.

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