Cuando a una mujer le diagnostican cáncer de mama, la principal preocupación es la curación. Sin embargo, muchas también se preguntan:
“¿y si en el futuro quiero ser madre?”
El diagnóstico de cáncer de mama en una mujer joven es un golpe devastador que va mucho más allá de la enfermedad. Para muchas, la preocupación no se limita solo a la supervivencia, sino que se extiende a su futuro, a su capacidad de formar una familia. En un mundo donde los tratamientos oncológicos son cada vez más efectivos e innovadores, la calidad de vida post tratamiento es casi tan importante como la propia curación.
¿Cómo afecta el tratamiento a la fertilidad?
La quimioterapia, la radioterapia y la hormonoterapia son herramientas poderosas contra el cáncer, pero cabe subrayar que pueden afectar a la reserva ovárica. De hecho, sabemos que fármacos como la ciclofosfamida pueden ser particularmente agresivos con los ovarios. La toxicidad depende de varios factores: la dosis, la duración del tratamiento y, fundamentalmente, de la edad de la paciente. Por eso, las mujeres más jóvenes tienen una ventaja natural frente a aquellas mayores; una mayor reserva ovárica que les otorga más resistencia y posibilidades futuras. Sin embargo, no hay certezas, solo probabilidades.
● La quimioterapia reduce la cantidad de óvulos disponibles haciendo que los ovarios envejezcan antes.
● La hormonoterapia no daña ni a los ovarios ni a los óvulos, pero sí que al durar varios años, retrasa la planificación del embarazo.
● La radioterapia, en la mayoría de los casos, no afecta directamente a la fertilidad (salvo que se aplique en zonas cercanas).
Como dato curioso, algunas mujeres recuperan su menstruación después de la quimio, pero esto no siempre significa que la fertilidad se restablezca al 100 %.
Estrategias para la preservación de la fertilidad
Actualmente existen muchos métodos para conservar la fertilidad en una mujer antes de iniciar el tratamiento. Pero, ¿qué estrategia sería la mejor? La verdad, ¡no existe una única respuesta! Depende de la edad, el tiempo disponible antes de comenzar la terapia y el tipo de cáncer. Por eso, lo ideal es que, al momento del diagnóstico, la paciente pueda consultar con una unidad de fertilidad oncológica, donde oncólogos y especialistas en reproducción trabajen juntos para ofrecer la mejor alternativa adaptada a la paciente.
1. Congelación de óvulos
Es la técnica más utilizada. Consiste en estimular los ovarios con hormonas para que produzcan varios óvulos, extraerlos mediante una pequeña intervención y congelarlos a muy bajas temperaturas (criopreservación).
● Estos óvulos podrán ser utilizados en el futuro mediante técnicas de reproducción asistida.
● Es recomendable en mujeres jóvenes con buena reserva ovárica. Como dato interesante: estos óvulos pueden permanecer congelados durante años sin perder calidad.
2. Congelación de embriones
En este caso, los óvulos extraídos se fecundan con esperma de la pareja o de un donante antes de congelarlos.
● La tasa de éxito suele ser un poco más alta que con los óvulos no fecundados.
● Requiere tomar una decisión previa sobre con quién se desea tener esos embriones, cosa que a veces puede resultar complicado.
3. Preservación de tejido ovárico
Es una técnica más reciente. Consiste en extirpar y congelar fragmentos de ovario antes de la quimioterapia. Después, ese tejido se puede reimplantar para que vuelva a producir óvulos.
● Buena opción para niñas o mujeres que no pueden retrasar el inicio del tratamiento (porque no requiere estimulación ovárica previa).
● Ha permitido ya el nacimiento de más de 200 bebés en el mundo.
De hecho, en 2004 nació en Bélgica la primera niña gracias a este método.
4. Uso de análogos de la GnRH durante la quimioterapia
Se trata de medicamentos que “adormecen” temporalmente los ovarios para protegerlos del efecto tóxico de la quimio.
● No es un método de preservación tan eficaz como la congelación, pero puede reducir el riesgo de fallo ovárico.
● Se utiliza de forma complementaria a otras técnicas.
5. Otras opciones de maternidad futura
Si por alguna razón no es posible preservar la fertilidad antes del tratamiento, también existen alternativas para cumplir el deseo de ser madre:
● Uso de óvulos donados.
● Adopción.
● Maternidad subrogada (en países donde es legal). En España, esta opción conocida popularmente como “vientre de alquiler” no lo es en la actualidad.
La gran pregunta: ¿cuándo es seguro quedarse embarazada?
Una vez superada la enfermedad, la pregunta sobre el embarazo es inevitable. Aunque el deseo de ser madre puede ser inmediato, la prudencia es la mejor guía.
1. Tiempo de espera recomendado
● En la mayoría de los casos, los especialistas recomiendan esperar entre 2 y 5 años después del diagnóstico y finalización del tratamiento antes de intentar un embarazo.
● Este margen depende sobre todo del riesgo de recurrencia del cáncer, que suele ser más alto en los primeros años tras el tratamiento.
2. Tratamientos hormonales prolongados
Muchas mujeres con cáncer de mama receptor hormonal positivo deben tomar terapia endocrina (ej. tamoxifeno) durante 5 a 10 años.
● Durante este tiempo no se recomienda el embarazo, ya que los fármacos pueden afectar al feto.
● Algunas pacientes, con supervisión médica, interrumpen temporalmente el tratamiento después de 2-3 años para intentar un embarazo, y luego lo retoman.
Existe un gran estudio internacional llamado POSITIVE (2023) que demostró que las mujeres que pausaron el tratamiento hormonal para quedarse embarazadas no tuvieron mayor riesgo de recaída en el seguimiento inicial.
3. Seguridad para la madre y el bebé
● Para la madre: los estudios muestran que el embarazo no aumenta el riesgo de recaída, incluso en cánceres hormonodependientes.
● Para el bebé: no hay evidencia de que el embarazo tras un cáncer de mama aumente las malformaciones o complicaciones, siempre y cuando el tratamiento ya haya finalizado, como hemos dicho.
4. Factores individuales a tener en cuenta
● Edad y reserva ovárica tras la quimioterapia.
● Tipo y estadio del tumor.
● Tiempo desde el tratamiento.
● Presencia o no de mutaciones genéticas (ej. BRCA1 o BRCA2).
Para terminar…
El cáncer de mama no solo es una batalla individual, sino un reto colectivo. Gracias a la investigación, los avances médicos y el apoyo social, cada vez más mujeres logran superar la enfermedad y recuperar sus proyectos de vida, incluida la posibilidad de ser mamás.
La iniciativa “Juntos por el cáncer de mama” nos recuerda que no se trata únicamente de curar, sino de acompañar, escuchar y ofrecer herramientas para mirar al futuro con esperanza. Nos leemos próximamente. Gracias.
Escrito por Irene Serrano. Farmacéutica comunitaria.