Cosmética, disruptores endocrinos y cáncer de mama
Natalia Bascones y María Fuxin Zaldúa. Federación Española de Estudiantes de Farmacia (FEEF)
Entradilla:
¿Te has parado a pensar alguna vez qué hay realmente en tu crema favorita? ¿O en ese perfume que te acompaña desde hace años y que sientes casi como parte de tu identidad?
Cada vez más personas, especialmente los jóvenes, se han sumado en los últimos años a la tendencia del skin care, integrando rutinas de belleza y cuidado de la piel en su día a día. Cada mañana, antes de salir de casa, aplicamos cremas, maquillaje, desodorante, protector solar… En pocos minutos nuestra piel entra en contacto con decenas de compuestos químicos. La mayoría son seguros y cumplen funciones esenciales, (hidratar, proteger, conservar…). Pero, ¿y si te dijera que algunos de esos ingredientes pueden estar “jugando” con tus hormonas sin que lo sepas?
Cada vez más investigaciones señalan que ciertos químicos presentes en cosméticos podrían alterar nuestro cuerpo por dentro. Son los llamados disruptores endocrinos.
1. Disruptores endo… ¿qué?
En nuestro cuerpo, existen unas moléculas llamadas hormonas, forman parte del sistema endocrino y son las mensajeras químicas que viajan por la sangre y le dicen a cada órgano qué tiene que hacer. Las hormonas son las encargadas de la comunicación entre células del organismo y gracias a ellas crecemos, regulamos nuestro peso, dormimos, tenemos energía, digerimos los alimentos y podemos crear descendencia. Por lo que son indispensables para que toda nuestra maquinaria funcione correctamente.
Ahora imagina que alguien o algo se mete en esa conversación íntima entre hormona-órgano y empieza a dar órdenes falsas o a interrumpir los mensajes. Eso es lo que hacen los disruptores endocrinos.
Los disruptores endocrinos son sustancias químicas presentes en el medio ambiente que pueden imitar la acción de las hormonas de nuestro cuerpo. También pueden bloquear los receptores hormonales de las células, impidiendo que las hormonas puedan ejercer su acción normal. Todo esto provoca una alteración o disrupción del sistema endocrino.
Una de las mayores preocupaciones que generan los disruptores endocrinos es su posible implicación en la aparición y desarrollo de tumores hormonodependientes, como algunos cánceres de mama. Este tipo de tumores tiene receptores para hormonas sexuales, sobre todo estrógenos y, a veces, progesterona.
2. Disruptores endocrinos, cáncer de mama y… ¡¿Cosméticos?!
Primero, entendamos un poco mejor el cáncer de mama…
El cáncer de mama se origina cuando las células del tejido mamario comienzan a crecer sin control. Es el cáncer más frecuente en mujeres y, en muchos casos, es hormono-dependiente, es decir, su crecimiento depende de determinadas hormonas, fundamentalmente estrógenos. De hecho, una gran parte de los tumores de mama tienen receptores de estrógenos en sus células, por lo que, cuando el estrógeno se une a dichos receptores, las células reciben la señal de multiplicarse de manera descontrolada.
Los estrógenos son hormonas que viajan por la sangre hasta unirse a receptores específicos llamados ERalfa y ERbeta, localizados en órganos diana como las mamas, el endometrio y los ovarios, que actúan como “mensajeros” dentro de la célula. Una vez unidos, estos receptores viajan al núcleo y activan ciertos genes que controlan la proliferación y el crecimiento celular.
Podemos imaginarnos que cada célula mamaria es como una oficina. Los receptores son los buzones y los estrógenos son los mensajes del jefe que indican cómo debemos trabajar. Todo funciona bien mientras las instrucciones son correctas. El problema llega cuando ciertos disruptores endocrinos se hacen pasar por estos mensajeros. Pueden llegar al buzón, entregar instrucciones falsas o confusas, y los empleados pueden empezar a trabajar de manera desordenada, lo que con el tiempo podría favorecer el crecimiento descontrolado de las células y aumentar el riesgo de cáncer de mama.
Lo cierto es que hay momentos en la vida, como la adolescencia, el embarazo o la lactancia, en los que los tejidos mamarios son más sensibles a las hormonas por lo que la exposición prolongada a estos ingredientes podría tener efectos perjudiciales en el organismo.
Disruptores endocrinos y cosmética actual
En cosmética, todas los ingredientes utilizados deben cumplir la normativa europea de seguridad, aunque a día de hoy, algunos de ellos generan controversia sobre sus posibles efectos a largo plazo en el sistema endocrino.
● BENZOFENONA-3 U OXIBENZONA
Entre los ingredientes que más debate despiertan hoy en día están algunos filtros solares químicos, como la benzofenona-3 u oxibenzona.
Este compuesto se añade desde hace décadas a la mayoría de protectores solares y a muchos otros cosméticos con factor de protección, como maquillajes o bálsamos labiales, e incluso a perfumes y champús para evitar que la luz del sol degrade la fórmula. Suena útil, ¿verdad?
Cuando nos lo aplicamos, parte de ese filtro se absorbe por la piel y hace su trabajo: capturar los rayos UV y proteger a nuestras células. Pero no es oro todo lo que reluce…. Algunos estudios en laboratorio sugieren que este componente podría comportarse como un disruptor endocrino, ya que podría alterar los niveles de estrógenos. Esto ha llevado a los científicos a preguntarse si podría influir en tumores hormonodependientes como algunos tipos de cáncer de mama.
Sin embargo, el Comité Científico de Seguridad del Consumidor de la Comisión Europea considera que la evidencia en humanos todavía no es concluyente y, por precaución, fija el límite de seguridad en una concentración del 6% mientras la investigación continúa.
● PARABENOS
En cosmética el uso de parabenos es muy común, ya que funcionan como conservantes, es decir, ayudan a que cremas, maquillajes o productos para el pelo no se estropeen por culpa de bacterias u hongos. Los más habituales son el metilparabeno, etilparabeno, propilparabeno y butilparabeno.
Como se aplican directamente sobre la piel, parte de estas moléculas puede penetrar en el organismo. En ensayos in vitro de laboratorio se ha demostrado también cierta actividad parecida a la de los estrógenos, lo que ha hecho que se estudie su posible relación con tumores hormonodependientes como ciertos cánceres de mama o incluso con problemas de fertilidad y otros procesos celulares importantes.
Pero mantegamos la calma, porque la mayor parte de estas evidencias proceden de estudios no realizados en humanos, por lo que no podemos afirmar completamente que el uso de cosméticos con parabenos cause cáncer o infertilidad directamente. Pero por precaución, la legislación europea limita sus concentraciones a 0,4% sobre el producto final si se trata de solo un parabeno, o al 0,8% para una mezcla de varios, y sigue revisando la bibliografía científica. Mientras tanto, muchas marcas han optado por lanzar líneas “sin parabenos” para responder a las preocupaciones de los consumidores.
● FTALATOS
Los ftalatos están presentes en muchos productos cosméticos. Se añaden, por ejemplo, a los esmaltes de uñas para que el color dure más, a las lacas para que nuestro peinado aguante y a muchas fragancias que encontramos en perfumes, cremas y hasta productos de limpieza. Los más comunes en cosmética son el ftalato de dietilo (DEP), el ftalato de dimetilo (DMP) y el ftalato de dibutilo (DBP). Lo curioso es que otros ftalatos, como el ftalato de di(2-etilhexilo) (DEHP), también pueden acabar en el producto final, ya sea porque migran desde el envase de plástico o por los procesos de fabricación. Y aquí viene lo complicado: cuando leemos en una etiqueta “fragancia” o “parfum”, no podemos saber realmente lo qué lleva dentro porque esa mezcla se considera secreto comercial.
¿Y por qué nos importan los ftalatos? Porque son sustancias que pueden alterar la función hormonal: se sabe que tienen potencial para alterar el sistema endocrino, causar estrés oxidativo, problemas en el desarrollo embrionario y alteraciones reproductivas. Los ftalatos no actúan exactamente como los estrógenos, pero pueden interferir en el equilibrio de otras hormonas que interactúan con ellos, incluida la testosterona. Por esta razón, se ha planteado un posible vínculo entre los ftalatos y el cáncer de mama.
La ciencia también ha puesto el foco en la exposición temprana. Hay estudios que relacionan la exposición prenatal y durante la lactancia con un menor cociente intelectual, más problemas de atención, hiperactividad, dificultades en la comunicación social y alteraciones en el desarrollo del aparato reproductor. En bebés varones, la vulnerabilidad parece ser aún mayor.
Y no acaba ahí: en adultos, la exposición a ftalatos se ha asociado a baja calidad espermática, alteraciones en las hormonas sexuales y tiroideas, pubertad precoz, obesidad e incluso problemas de memoria.
3. ¿Qué podemos hacer para evitarlos?
El uso de la cosmética está ampliamente distribuido en nuestro día a día y aunque cada ingrediente se encuentre dentro de los límites legales y la legislación europea limite la cantidad de los mismos en nuestros productos habituales, podemos aplicar una serie de medidas para ser prudentes y responsables con nuestras hormonas:
– Priorizar productos libres de parabenos, ftalatos y perfumes
– Leer bien las etiquetas de los productos cosméticos y consultar fuentes fiables para asegurarnos
– Lavarnos las manos con frecuencia
– Tratar de reducir la exposición en los momentos más sensibles de la vida.
– Priorizar filtros solares físicos (minerales) y no exponerse al sol durante los meses de más calor en horas puntas
4. Conclusión
Cuidarse por dentro y por fuera no es sólo beneficioso para la salud, si no que nos permite sentirnos bien con nosotros mismos. Cada vez más, el cuidado de la piel y el cabello a través de la cosmética forma parte de la rutina diaria de muchas personas.
Todos los ingredientes presentes en los productos cosméticos cumplen con la normativa europea de seguridad, pero no podemos dejar de lado que ciertas sustancias están siendo estudiadas por sus posibles efectos a largo plazo.
No se trata de alarmarse ni de dejar de cuidarse, sino de mantenerse informados, tomar decisiones conscientes y apoyar la investigación científica que establece límites de seguridad y busca alternativas igual de eficaces y seguras.
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