CONDICIONES SOCIALES DE LA SALUD Y CÁNCER

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La salud es un bien preciado que todos anhelamos mantener a lo largo de nuestras vidas. Sin embargo, no es un estado aislado y está fuertemente influenciado por diversos factores que no son puramente clínicos. Es lo que conocemos como condicionantes sociales de la salud que juegan un papel fundamental para una vida sana. Como bien nos dice la OMS, la salud no es solo ausencia de enfermedad, sino que va mucho más allá, dependiendo de un bienestar físico, mental y social.

En este artículo, exploraremos cómo los condicionantes sociales de la salud están intrínsecamente relacionados con la prevención, la aparición, el diagnóstico, el tratamiento y el pronóstico del cáncer.
Condicionantes Sociales de la Salud: ¿Qué Son?

Los condicionantes sociales de la salud son factores que a nivel social, económico y medioambiental, influyen en la salud de las personas mucho más allá de la clínica. Estos factores son múltiples y complejos y pueden tener un enfoque más individual-condicionantes intermedios- como el nivel de ingresos, la educación o el empleo, el nivel socioeconómico, la educación, la vivienda y el acceso a servicios de salud o un enfoque más colectivo – condicionantes estructurales-como el grupo social, el territorio, las políticas sociales o el género. Pero siempre muy dependientes del entorno en el que desarrolla su actividad vital cada persona.

La comprensión de estos condicionantes sociales es fundamental para abordar las desigualdades en el acceso a la salud y poder trabajar hacia un acceso más equitativo y justo. Los esfuerzos para mejorar el acceso a la salud se deberían centrar en abordar estos factores pudiendo garantizar que todas las personas tengan igualdad de oportunidades para una buena calidad de vida.

Todos estos elementos interactúan y afectan directa o indirectamente la salud de las personas y pueden ser determinantes en la aparición de cualquier tipo de cáncer.
El Cáncer: Una Enfermedad Multifactorial
El cáncer es una enfermedad compleja que puede ser causada por una combinación de factores genéticos y ambientales. En este artículo vamos a hacer hincapié en estos segundos, es decir el entorno social que juega un papel crucial en la prevención, el diagnóstico y el tratamiento del cáncer. Vamos a ver algunos de ellos y que relación tienen con el cáncer.

Condicionantes estructurales
Son aquellos condicionantes que no dependen tanto de las actitudes y comportamientos de la persona sino del contexto social, económico y cultural en el que desarrolla su vida. Podemos decir que nos vienen dados en función del lugar en el que vivimos, clase social y nuestro género, raza y edad. Capítulo a destacar el género por el contexto en el que nos encontramos, trabajando juntos por el cáncer de mama, que afecta en una gran mayoría a la mujer.
No nos olvidemos del contexto socioeconómico, cultural y político porque determina en gran medida los condicionantes intermedios en los que si tenemos mayor capacidad de actuación. Este contexto marca sin lugar a dudas el nivel económico y el grado de protección social que tendrán las personas. El nivel socioeconómico es uno de los condicionantes sociales que influyen en la salud en general y en el cáncer en particular. En países y entornos de bajos ingresos nos encontramos a personas que no tienen seguro médico o acceso a atención médica de calidad, bien por no existir una protección universal de la salud, o si la hay no tienen acceso al sistema sanitario por razones administrativas, lo que puede llevar a diagnósticos tardíos y tratamientos menos efectivos. Algunos tipos de cáncer que pueden ser curables, se convierten en mortales por no haber recibido la atención sanitaria correspondiente y en tiempo.
Solo hay que entender lo que se conoce como código postal sanitario que ilustra las diferencias que en una misma ciudad-no hace falta cambiar de país- puede haber entre distritos diferentes y que marcan sin duda la calidad de vida y la salud de una población.
La clase social es sin duda otro factor. Personas migrantes en situación irregular por ejemplo, cuentan con muchas dificultades a la hora de acceder a la atención médica necesaria en caso de enfermedad. Procesos administrativos complejos, el miedo a la irregularidad o simplemente la legislación vigente retrasa cualquier acción de tratamiento cuanto más, cualquier acción de prevención.

Condicionantes intermedios
Como ya hemos indicado previamente, los condicionantes estructurales mediatizan en gran medida los intermedios, aunque estos dependen en gran medida de nuestra actitud ante la vida.
Empezamos por los hábitos saludables. Llevar una vida sana no garantiza que no podamos vernos afectados por algún tipo de cáncer, pero desde luego atenuará en gran medida esa posibilidad. Ello incluye llevar una vida activa alejada del sedentarismo practicando algún tipo de deporte, cuidar nuestra alimentación alejada de alimentos ricos en grasas o azúcares y con alto consumo de fruta y verdura; y respetar los periodos de descanso-algo a lo que deberíamos dar mayor importancia-
Para tener unos hábitos saludables es importante la educación para la salud, que desempeña un papel fundamental en la prevención y el diagnóstico temprano del cáncer. Las personas con mayor nivel educativo tienden a estar más informadas sobre los factores de riesgo del cáncer, los programas de detección y las opciones de tratamiento. Por lo tanto, tienen una mayor probabilidad de adoptar actitudes más sanas y de buscar atención médica cuando es necesario.
Este aspecto también es importante a la hora de saber discriminar la información científica, veraz y contrastada que evite bulos y falsos mitos sobre la prevención y el tratamiento del cáncer.
Una buena educación en salud nos llevará a acceder a programas de detección y prevención del cáncer, lo que es esencial para reducir la carga de esta enfermedad. Las personas que carecen de seguro médico o que viven en áreas con recursos limitados pueden tener dificultades para acceder a mamografías, colonoscopias u otras pruebas de detección temprana. Esto puede llevar a diagnósticos en etapas avanzadas, cuando el cáncer es más difícil de tratar.
Las redes comunitarias y sociales son otro de los condicionantes principales. No solo en salud, sino también en cuanto a la integración social de la persona. El apoyo social y emocional juega un papel crucial en la capacidad de un paciente para enfrentar el cáncer y afrontar todos los procesos que conlleva el diagnóstico del mismo. Es indudable que nos encontramos ante procesos que ponen a prueba la salud mental del paciente y de su entorno. Las redes de apoyo tanto familiares como comunitarias son básicas para poder afrontar todas las etapas de la enfermedad.
Saber afrontar el sufrimiento, no solo de pacientes sino de cuidadores es algo que tenemos que tener muy pendientes, y sobre todo que debe estar asegurado por las administraciones correspondientes.
No nos olvidemos del estigma social asociado al cáncer, que puede tener un impacto significativo en la salud de los pacientes y su ámbito social. Un estigma que afortunadamente es cada vez menor en nuestra sociedad. El miedo al estigma puede llevar a la ocultación de síntomas, al retraso en la búsqueda de atención médica y a una menor adherencia al tratamiento. Además, las personas con cáncer pueden enfrentarse a situaciones de discriminación en el lugar de trabajo y en su comunidad, lo que puede empeorar su calidad de vida y su bienestar emocional.
El lugar donde vivimos y trabajamos también puede influir en nuestro riesgo de cáncer. Las comunidades con altos niveles de contaminación del aire y del agua o la exposición ocupacional a sustancias químicas carcinógenas tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer. Estos factores ambientales tienden a afectar de manera desproporcionada a las poblaciones de bajos ingresos que a menudo residen en áreas con peores condiciones ambientales, y tienen menor capacidad para cambiar de ambiente.
Y termino con las barreras culturales y lingüísticas que pueden obstaculizar la comunicación entre los pacientes y los profesionales de la salud. Las personas que no hablan el idioma dominante en su país o que pertenecen a comunidades minoritarias pueden tener dificultades para comprender las recomendaciones médicas o acceder a la atención adecuada.

El desequilibrio en todo los factores que hemos visto, dan lugar a las desigualdades sociales de acceso a la salud, que deben ser afrontadas por las diferentes administraciones públicas. Aquello de salud en todas las políticas que tan poco se suele aplicar.
Las personas pertenecientes a grupos marginados o discriminados enfrentan desigualdades significativas en la salud. La discriminación racial, de género, étnica o de orientación sexual reducen de forma significativa las oportunidades económicas limitando el acceso a la atención médica. Así mismo es la consecuencia de muchos de los factores que hemos desarrollado en este artículo. Todo esto puede contribuir a un mayor riesgo de cáncer y a peores resultados de salud.

En resumen, los condicionantes sociales de la salud desempeñan un papel fundamental en la aparición, el diagnóstico, el tratamiento y el pronóstico del cáncer, siendo además factores que dan lugar a las desigualdades sociales en estas acciones. Es esencial abordar estas desigualdades para reducir la carga de esta enfermedad y garantizar que todas las personas tengan igualdad de oportunidades para una vida saludable. Esto implica políticas públicas que promuevan la equidad en la atención médica, la educación sobre el cáncer y el apoyo emocional a las personas afectadas por esta enfermedad. Y por supuesto una actitud individual que facilite la prevención a todos los niveles.

El cáncer es una batalla que debemos enfrentar juntos, superando no solo los desafíos médicos, sino también los sociales.

ÁNGEL HUELAMO

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