Disfraza el cáncer con una sonrisa

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Para los que todavía no me conoceis, voy a presentarme.

Tengo actualmente 37 años, soy Técnico de Radioterapía y paciente de cáncer de mama con 34 años.
Un día pasé de ser la persona que da los tratamientos a ser mi propio paciente.

Me gustaría contar un montón de cosas vividas durante mi enfermedad y poder ayudar a llevar mejor esta etapa, pero tampoco quiero extenderme mucho, así que intentaré ser breve, o por lo menos hacerlo ameno.

Quisiera deciros que la mejor manera de sobrellevarlo es ser optimista e intentar sacar una sonrisa de cada momento.

Pero la verdad es que esta situación es una gran mierda, que te paraliza todos los planes, que el tiempo se detiene por lo menos un par de años, para hacer sitio al dolor (tanto físico como psíquico) a las ojeras, al cansancio, a las calvas, a las llagas, a la pérdida de memoria, a los hormigueos en manos y pies, a las crisis de ansiedad, a los vómitos….Y aún así hay que ser optimista. ¡¡Y una mierda!!

Acabas hart@ de los cuchicheos de la gente opinando sobre tu aspecto, ya sea bueno o malo, como que les hubieras dado permiso a opinar. Todo les parece mal. Como que tuvieras que darles explicaciones de tu estado.

Acabas hart@ de peregrinar por las consultas, buscando soluciones a los síntomas y los efectos secundarios, y como tu cuerpo vive en otra década diferente a la de tu DNI.

Acabas hart@ de pelearte con las administraciones públicas justificando una enfermedad que cae por su propio peso, y explicando el porqué todavía no puedes incorporarte en tu puesto de trabajo. En mi caso, que trabajo en oncología, no solo estoy cansada, sino que también me afecta esa situación en ese momento. Parece que les estás contando una pelicula de ciencia ficción.

Pero, a pesar de todas estas situaciones, yo decidí que ningún efecto secundario, ni ningún contratiempo iba a arruinarme mis planes, y en la medida de lo posible saldría todos los días de casa con una sonrisa. Ya no solo por mí, que me hacía verme un poco mejor, sino por las personas que me rodean, especialmente por mi familia.

Ya es bastante duro afrontar esta situación; llegar a casa y decir que tienes cáncer, cuando ya habíamos pasado por esto en otras ocasiones, y que te vean durante un año y medio demacrada por los efectos secundarios. Yo me negaba a que me vieran así.

No me perdí una reunión con mis amigos, salir a cenar o reunirnos en las fiestas de algún pueblo, agotada de la vida. Pero no iba a permitir que además de mi tiempo el cáncer me quitara a mis amigos. Y ahí estaba yo 🙂 (de ahí las habladurías de la gente)

Y si podía salir con mis amigos, suponía que también podía viajar.

En cuanto terminé parte de mis tratamientos, y recién quitado mi reservorio, me fuí de vacaciones. ¡¡A lo loco!!

Hay que tener en cuenta que viajar con tanto efecto secundario, también tiene efectos secundarios.

Aunque te encuentres bien, y parezca que viajar es normal, hay que tener en cuenta que coger cualquier medio de transporte supone mareo asegurado. Si tenéis la costumbre de leer, probablemente os mareéis antes. En ese caso a mí se me pasaba cerrando los ojos y respirando profundo hasta que el estómago deja de dar vueltas. Es recomendable hacer alguna parada y si vas en bus no hacer trayectos muy largos.
Si viajas en avión, la sensación de mareo comienza justo en el despegue, pero en cuanto el avión se estabiliza todo vuelve a su sitio.

No olvides viajar con un informe médico en la maleta por lo que pueda pasar.

Además te dicen que tengas cuidado con el sol, que con toda la medicación es mejor evitarlo. Si te pilla el verano te quedes en casa, no vaya a ser que te derritas. Pero que te dé el aire también es malo, que te puedes constipar.

Vamos que si eres paciente oncológico, tienes que evitarlo todo.

Pero yo soy una rebelde y siempre hago lo que quiero, y por supuesto, no me iba a quedar viendo el verano pasar.

Siempre que tenía ocasión me iba a la playa o piscina, acompañada de mi sombrilla y mi protección total para el sol. Un rato paseando por la orilla del mar, con la brisa y la tranquilidad, o un rato en la orilla de la piscina, recarga cuerpo y mente. Pero la mayor parte del tiempo debajo de la sombrilla, que el sol nos afecta demasiado, que estamos más delicados.

Pero, ¿qué pasa si te acaban de quitar el reservorio y tienes la cicatriz reciente?

No es la primera cicatriz que tengo, así que he aprendido que puedo ponerme al sol si la cubres con una buena mano de crema de protección total (una vez más). Hay que tener cuidado, refrescarla y volver a dar crema para que no se caliente demasiado.

Al tomar el sol con una cicatriz reciente puede quedar más oscura y tarda un poco más en que no se note demasiadp. Porque no va a desaparecer ni aunque la tapes.

Otro de los truquitos es taparlo con un esparadrapo de papel de color carne, así transpira y puedes estar al sol tranquilamente. El único inconveniente es que si la cicatriz es muy reciente puede doler al quitarlo.

Algo que nadie te cuenta es como cambiará tu aspecto físico a lo largo del tratamiento.

En mi caso, lo que sí me dijeron es que mi pelo sea caería entre los 18-21 días depués del primer ciclo de quimioterapia. Y para que no me pillara por sorpresa empecé a cortar mi bonita melena para ir haciéndome a los cambios y no llevarme el susto de golpe.

Y así fue, justamente en esos días, en mi ducha diaria, empezó a llenarse el suelo y mi cuerpo de pelo. Es la peor sensación que he tenido, ver cómo cae y no puedes hacer nada por evitarlo, cuánto más tocas, más cae. Pero no solo cae el pelo de la cabeza, te deshaces del pelo de todo el cuerpo. Ahorras mucho en depilación. ¡¡Pero las cejas y las pestañas también entran en el pack!!

Con todo este panorama, algo había que hacer para que mi vida fuera un poco más normal, todo esto no podía dejarme de lado de mi vida, y decidí ser mi propia modelo de moda y maquillaje.

Así que convertí mi armario en la mejor pasarela de moda y salía a la calle cada día con un modelito diferente, para verme bien. Porque ya que mi cuerpo era una despojo por dentro, por lo menos que tuviera buen aspecto por fuera.

Recuerdo perfectamente cuál fue mi primer oncolook. Quedé con unos amigos para tomar algo después de raparme lo que quedaba en la cabeza, y quería que todo fuera normal, que al mirarme nadie se sintiera incómodo (ni ellos, ni yo), así que decidí buscar un conjunto mono y hacerme un “peinado” especial, que no recomiendo porque duelen las orejas. Me decidí por un vestido de punto marrón liso y un pañuelo estampado de diversos tonos marrones y negros. Iba monísima.

Si tienes algún evento especial, puedes lucir un bonito pañuelo estampado, a mí me gustaba mucho uno muy florido y animado que me regalaron unas amigas, y que además llevé a una boda, o si salíamos algún día a tomar unas cañitas. Al llevar tantos colores puedes combinarlo con lo que quieras, pero siempre liso que ya llevamos el estampado en la cabeza; tampoco hay que parecer un prado en primavera.

Si te vas a la playa o piscina (que un poco de sol no le hace daño a nadie y además te carga las pilas) es muy importante llevar la cabeza bien protegida, además del pañuelo es aconsejable ponerse un gorro o pamela de paja pero siempre a juego con nuestro color de bikini, y estar debajo de una sombrilla, por supuesto.

No siempre que se va a la playa es para tostarte al sol, también puedes ir a pasar un día con las amigas, y pasear tranquilamente por la playa, por lo que recomiendo, un short o una faldita vaquera, una camiseta estampada muy veraniega y un pañuelo liso llamativo, a juego con los colores de la camiseta. No hace falta ir a conjunto del calzado porque tendremos los pies en el agua.

Si tienes una cena o comida informal con los amigos o simplemente has quedado para tomar el vermut o cotorrear con las amigas, puedes apostar por un look entre macarrilla y rockero, con minifalda, camiseta, cazadora de cuero y un pañuelo estampado a conjunto con los botines, y un bolso de mano.

Si te pilla en época de mundial o eurocopa y eres super fan de nuestra selección, no puedes perderte ningún partido, y no hay nada mejor que ir con la camiseta de tu equipo y su pañuelo a juego con los colores de la bandera.

Para que llevar pañuelo no sea siempre aburrido, puedes añadirle unas extensiones de pelo, es muuuy sencillo. Te pones el pañuelo de manera habitual, cada una se lo pone de una manera diferente pero creo que casi todas coincidimos en que en la parte de la nuca da una vuelta para sujetarse bien. Pues en esa zona de la nuca se pueden meter las extensiones, que tienen como unas horquillas que se usan para engancharse al pelo, pero como nosotras no tenemos lo enganchamos al pañuelo y queda igual de bonito y moderno.

Es normal que acabes del pañuelo hasta el moño, hay que llevarlo durante mucho tiempo y quieres cambiar un poco de peinado, así que se me ocurrió la idea de hacer “la cena de las pelucas”. Tod@s tenían que llevar una peluca para asistir, cada uno la que quisiera, así yo también podía dejar mi oncolook en casa y sentirme “normal” por una noche. Elegí una peluca muy normal, y eso que me encantan los colorines, pero siempre me ha gustado el pelo largo, rizado y pelirrojo, y ese era mi momento.

Para completar el look puedes añadir una manicura perfecta llena de colores. Yo lo elegí así porque se me deterioraron bastante las uñas con el tratamiento de quimioterapia, y alguna estaba tan malita y morada que no podía cubrirla de esmalte para que respirara mejor, así que para disimular pintaba una de cada color. Por suerte, esta es una etapa temporal, y antes o después dejas el pañuelo y las pelucas atrás. Cada una lo hace cuando cree que llega el momento, o porque un día te dicen tus amigos que aunque lleves cuatro pelos asomando por la cabeza y parece que te lo acabas de rapar, estás más guapa que con un trapo en la cabeza. Así que me despedí de mis queridísimos pañuelos que en tantas batallas me han acompañado.

Podemos hacer una vida “normal” si conseguimos adaptarnos a los efectos secundarios.

No sé cual es la receta para afrontar los problemas, pero el truco es perder los miedos. Vivimos siempre con miedo a algo que no sabemos si pasará o no, y nos perdemos muchas aventuras por ello.

Nadie sale vivo de esta vida, y si no vivimos ahora, ¿cuándo?

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