Hoy es un buen día para sonreir

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El día que me comunicaron que tendría hermana “solo para tres meses”, con toda seguridad, se convirtió en el peor día de mi vida.

Exactamente las palabras que el médico utilizó al dirigirse a mi madre en la consulta médica, acompañando a mi hermana (ella no estaba en ese momento presente) fueron las siguientes:“tiene usted hija para tres meses” ¡Increíble! Ella fue la que me llamó por teléfono casi sin respiración y llorando a lágrima viva, al salir de la consulta, contándome tan desastroso y desafortunado mensaje. El diagnóstico : Melanoma.

En esos momentos, yo vivía a 1000 km de distancia de mi familia y salí corriendo hacia todos los lados, no sabía hacia dónde, ni cómo, ni de qué manera, pero tenía que verles con la mayor urgencia. El mundo se me vino abajo y no podía aceptar tan desafortunada noticia.

Mamá, a consecuencia de tal acontecimiento, se le aceleró una patología cardiaca que tenía de nacimiento y que controlaba a raya hasta ese momento, pero que se manifestó notablemente desde entonces y hubo que preocuparse seriamente por la salud de ambas.

Me quiero centrar en el diagnóstico de mi hermana : MELANOMA, que se le había desarrollado principalmente durante el embarazo de su segundo hijo. En aquel momento tenía dos añitos de edad. Su hijo mayor tenía entonces seis años.

Una manchita oscura en la pierna por la parte posterior, debajo de la rodilla (que ella solo podía ver cuando se duchaba ) y que una compañera de trabajo (enfermera como ella) había observado de una forma clara a través de sus medias blancas (entonces formaban parte del uniforme ). Fue en un turno de tarde, cuando la seguía por el pasillo del hospital donde trabajaban, realizando las rutinas diarias. Le sorprendió que, a pesar de ser unas medias tan tupidas, se trasluciese esa motita oscura que tanto cambiaría la historia de su vida y la de los que la queremos.

Mi hermana, no había querido darle importancia al lunar en su pierna, pero al advertirle su compañera del color intenso y comprobar que el grosor había aumentado, se dió cuenta de la magnitud que podía tomar este asunto.

La desafortunada frase de ” tiene usted hija para tres meses” la lanzó un médico dermatólogo, entonces ya muy mayor de edad (que Dios lo tenga en su gloria) porque han pasado 27 años y mi hermana está “vivita y coleando”. No por casualidad, no…..ni porque el diagnóstico fuera erróneo, sino por la buena praxis y atenciones que pudo recibir de los distintos profesionales y departamentos sanitarios que intervinieron a posteriori, su valor y constancia en los diferentes cuidados que le recomendaron.

Comenzó la gran batalla aquél día, en aquella consulta de Dermatología, con aquél fatídico comunicador y fue algo tan inesperado para todos (como supongo que siempre sucede en estos casos) que parecía algo irreal, que no podía estar sucediendo.

Se sometió a una cirugía importante, cuya bendita cicatriz la atraviesa toda la pierna desde tobillo a ingle. Ha podido controlar la hinchazón que a veces sobreviene por la extirpación de ganglios linfáticos (perdonen mi ignorancia en términos médicos).

Pasó por los ciclos de quimioterapia correspondientes, en los que la labor de mi madre fue importantísima. La buena alimentación y constancia de que la paciente estuviera bien nutrida y fuerte durante el proceso del tratamiento, fueron cruciales.

Mantenerse lo más positivo posible en estos momentos de recuperación y tratamientos, encontrar el apoyo y cariño de la familia, confiar en los profesionales y seguir sus pautas, así como llevar una vida lo más cercana a la normalidad de cada uno ayudan y ayudaron en nuestro caso, a salir de este trance .

Mi hermana ha sido todo un ejemplo a seguir en cuanto a valentía, tesón, espíritu de lucha y cuidados personales. Sus hijos tienen ya 29 y 33 años y admiran a esta madre coraje que no quiso tirar la toalla por darles todo su amor y apoyo. Toda la familia, amigos y compañeros la admiramos.

Cuando me pidieron colaborar con alguna experiencia vivida o cercana a uno mismo, relacionada con el cáncer, no me veía capaz de poder recordar el caso de mi hermana de una forma constructiva. Me daba miedo enfrentarme al dolor de los primeros momentos, pero he podido disfrutar del recuerdo de las fases posteriores en las que el futuro y las expectativas de su vida se iban aclarando con éxito. Me había olvidado últimamente de agradecer que, cuando las circunstancias graves se resuelven de manera satisfactoria, no debemos olvidar cada minuto de nuestros días, lo importante que es vivir con salud.

Apoyar a quien está pasando por parecidas circunstancias y dar un soplo de esperanza a las personas (que son muchas) y que están pasando por el diagnóstico o tratamiento de un cáncer, es algo que no solo nos engrandece como personas, sino que también nos prepara para cuando sucede algo similar en nuestro entorno más cercano. Nos aporta herramientas personales, que de otra manera, serían difíciles de desarrollar u obtener.

Hoy mi querida hermana, es una excelente profesional de enfermería, de esas que nos gustan: vocacionales, de entrega a sus pacientes, meticulosa en sus quehaceres sanitarios, preocupada por la formación continua e incluso mejor docente/formadora.

Su lucha personal continúa, como continúa la vida y de la que nadie nos libramos, es un ejemplo claro de como un diagnóstico de salud muy importante. En este caso el cáncer puede tener un final feliz si se detecta a tiempo, se va acompañado de buenos profesionales, técnicas, medios (en España contamos con ello) y una actitud personal de lucha, valentía y esperanza.

Cuando fallan las fuerzas, el entorno ha de apoyar con firmeza. No se puede decaer en algo tan importante como es VIVIR, querer y que te quieran.

¡Vamos juntos hasta el final y que sea lo más tarde posible !!

Mercedes Collantes

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