LOS FACTORES DE RIESGO DEL CÁNCER DE MAMA Y EL PAPEL DE LA PREVENCIÓN

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El cáncer de mama es el tumor más frecuente en las mujeres. Se estima que el riesgo de padecer la enfermedad a lo largo de la vida es del 12%, es decir, 1 de cada 8 mujeres.

La mayor parte de los tumores que se originan en la mama tienen un origen esporádico, es decir, se considera que intervienen distintos factores variados y que interviene en cierta medida en azar.
Se define como factor de riesgo a cualquier condición que incrementa la posibilidad de tener la enfermedad. Existen distintos factores de riesgo, aunque tener un factor de riesgo interfiere en distintos rangos a la hora de padecer la enfermedad. Por ejemplo, un 5-10% de los casos de cáncer de mama tiene un origen hereditario. En cambio, hay un 50% de los casos de cáncer de mama en el que no se puede definir un factor de riesgo específico, si no quizás una mezcla de varios o la intervención del azar.

Los factores de riesgo se dividen en dos tipos:

1. Factores de riesgo que no podemos cambiar o factores no modificables.
2. Factores de riesgo que se pueden cambiar o modificables.

Factores de riesgo NO modificables:

Sexo: Pertenecer al género femenino es el principal factor de riesgo en el caso del cáncer de mama. Aproximadamente, el 99 % de los casos de cáncer de mama afectan a mujeres, y entre el 0,5 % y el 1 % de los casos, a varones.

Edad: el riesgo de padecer cáncer de mama se incrementa a medida que envejecemos. La mayoría de los casos detectados se dan a partir de los 50-55 años.

Raza: las mujeres de raza blanca y negra son las que mayor riesgo de padecer cáncer de mama tienen, siendo 1 de cada 8 mujeres. Las mujeres asiáticas y latinas están en torno a 1 de cada 9 mujeres.

Genética: cambios genéticos de ciertos genes que se pueden heredar, como el BRCA1 y BRCA2 aumentan el riesgo de padecer cáncer de mama y cáncer de ovario. Menos del 10% de los casos de cáncer de mama están relacionados con factores hereditarios.

Densidad mamaria: las mujeres con mayor densidad mamaria (diagnosticado en mamografía) tienen un mayor riesgo de padecer cáncer de mama. Además, esto puede dificultar la detección de tumores durante la mamografía.

Antecedentes personales: haber padecido cáncer de mama previo o otras enfermedades no cancerosas en las mamas puede aumentar la probabilidad de padecer cáncer de mama.

Factores hormonales: las mujeres más expuestas a sus estrógenos endógenos durante más tiempo a lo largo de su vida (menarquía temprana y menopausia tardía) tienen mayor riesgo de padecer cáncer de mama. En cambio, las mujeres con una vida fértil más corta tienen menos riesgo.

Antecedentes familiares:
especialmente si son familiares de primer grado (madre, hermana o hija), que hace que aumente el riesgo. Aproximadamente un 15-20% de las pacientes de nuevo diagnóstico tienen una antecedente de primer grado. El riesgo aumenta cuantos más casos existan y cuanto menos edad de diagnóstico tengan los antecedentes.

Tratamientos previos con radioterapia en el pecho: especialmente si se ha realizado el tratamiento antes de los 30 años.

Factores modificables:
Estos son los factores que podemos cambiar, en los que hay que hacer una mayor trabajo en la prevención.

Vida o historial reproductivo:
Aquí intervienen dos factores: el número o existencia de embarazos y la edad del primer embarazo.
Las mujeres que no tienen hijos tienen un riesgo 1,5 veces superior de padecer cáncer de mama con respecto a las que sí tienen hijos.
La edad del primer embarazo también tiene su papel: las mujeres que son madres antes de los 27 años tienen un riesgo 1,6 veces menor que las que tienen su primer embarazo después de los 35 años.

Factores hormonales exógenos:
el tratamiento hormonal sustitutivo se calcula que incrementa en un 0,3% el riesgo de padecer cáncer de mama (y disminuye progresivamente cuando se deja el tratamiento). Este porcentaje puede verse incrementado en los casos de terapias combinadas (estrógenos y progesterona) y cuando son de larga duración (más de 15 años).

Por tanto, estos tratamientos se consideran de forma personalizada en cada paciente, en función de la valoración de antecedentes y otros riesgos, en función de los síntomas de la menopausia (cuando son muy severos) y se limitan las dosis y la duración.

Nutrición y cáncer:
cada vez resulta más interesante el estudio de la relación que existe entre la dieta que ingerimos con el riesgo que implica en la aparición de cáncer de mama y de otros cánceres.
Hay estudios que relacionan un mayor consumo de alimentos ricos en azúcares y grasas trans con un mayor riesgo de padecer cáncer de mama. Estos componentes, presentes en muchos alimentos procesados y ultraprocesados, no solo contribuyen a la obesidad (otro factor de riesgo), sino que también generan un ambiente propicio para el desarrollo de tumores (aumentan la producción de estrógenos en mujeres postmenopáusicas).

El alcohol, por ejemplo, está estrechamente relacionado con un aumento en los niveles de estrógenos en el cuerpo, lo que puede favorecer el crecimiento de células cancerosas.
En cambio, los estudios indican que el consumo de ciertos alimentos puede ayudar a reducir el riesgo. Una dieta rica en frutas y verduras (ricos en antioxidantes), con alimentos ricos en fibra y grasas saludables, puede a reducir el riesgo de padecer cáncer.

Los antioxidantes ayudan a proteger el daño celular: verduras de hoja verde, frutos rojos, frutas… tienen demostrado un efecto beneficioso.

Alimentos ricos en fibra mejoran la salud digestiva y pueden tener un papel importante en la regulación de los niveles de estrógenos en el cuerpo.

Además, el consumo de grasas saludables: pescado azul, aceite de oliva, frutos secos, etc., ricos en Omega 3 que puede tener una acción antiinflamatoria.

Obesidad: como he comentado en relación con la nutrición, padecer obesidad supone un factor de riesgo para padecer cáncer de mama. La mayor cantidad de grasa corporal genera un ambiente por-inflamatorio y produce alteraciones en los niveles de hormonas circulantes.

Tabaco: como en muchos otros tipos de cáncer, ser fumadora o fumadora pasiva y especialmente durante largos periodos de tiempo, aumenta el riesgo de padecer cáncer de mama.

Ejercicio físico: realizar ejercicio físico de forma regular es un factor protector frente al cáncer de mama. Hay varios estudios en curso que están respaldando los distintos mecanismos por los que ejerce este efecto protector. Además, realizar ejercicio físico regular, en el que se incluyan ejercicios de fuerza muscular, ayuda a tener una mejor salud general, una mayor resistencia a la aparición de osteoporosis, una mayor masa muscular y una mejor tolerancia en el caso de tener que someternos a tratamientos.

Otros factores: aún a día de hoy se siguen investigando más factores que pueden intervenir en la aparición del cáncer de mama. Como os he comentado al principio del artículo, no hay una causa concreta, la mayor parte de las veces es difícil de concretar, es una mezcla de distintos factores y también del azar, ya que muchos de estos factores no están en nuestra mano y muchos nos afectan a casi todas las mujeres.

A modo de ejemplo, uno de los últimos factores que se asocia y estudia son los niveles de vitamina D y la aparición de cáncer. Y, al menos de momento, los estudios no son definitivos y no dan datos concluyentes.

Hay estudios experimentales de células cancerosas y tumores en roedores que descubrieron que varias actividades de la vitamina D pueden demorar o prevenir la formación de cáncer. Pero, en otros estudios controlados aleatorizados se encontró que el uso de suplementos con vitamina D no reduce el riesgo de cáncer. Por tanto, este, al igual que otros posibles factores de riesgo se siguen estudiando para poder dar una mejor respuesta y, sobre todo, realizar una mejor prevención.

El papel de la prevención:

Como conclusión a este artículo vengo a destacar que nuestro papel como sanitarios o nuestro papel personal en nosotros mismos para prevenir el cáncer de mama, no es 100% infalible, pero, todo lo que esté en nuestra mano no podemos dejar de intentarlo.

En 2024 se estima que se diagnosticaron 36395 casos nuevos (con un ligero aumento respecto al año anterior) y, como dato, se calcula que un tercio de las muertes por cáncer (en general) en Europa están relacionadas con factores de riesgo evitables como el consumo de tabaco y alcohol, el sedentarismo, la dieta inadecuada y la obesidad.

Por tanto, el papel de la prevención es importante en el cáncer de mama y en otros cánceres. Concienciarnos de nuestro cuidado, de mantener la salud y evitar los factores de riesgo modificables es clave para reducir la incidencia.

Jana Martín
Farmacéutica, Master en Dermocosmética y formulación.
@janamr_farma

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