EL CÁNCER Y LA VITAMINA C, UNA INVESTIGACIÓN EN DESARROLLO

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El cáncer es una enfermedad por la que algunas células del cuerpo se multiplican sin control y se diseminan a otras partes del cuerpo. El cáncer puede comenzar en cualquier parte del cuerpo humano, formado por billones de células. En condiciones normales, las células humanas se forman y se multiplican (mediante un proceso que se llama división celular) para formar células nuevas a medida que el cuerpo las necesita. Cuando las células envejecen o se dañan, mueren y las células nuevas las reemplazan. A veces el proceso no sigue este orden y las células anormales o células dañadas se forman y se multiplican cuando no deberían. Estas células pueden formar tumores, que son bultos de tejido.

Los tumores se dividen en cancerosos (malignos) o no cancerosos (benignos). Los tumores cancerosos se diseminan (o invaden) los tejidos cercanos. También podrían viajar más lejos a otras partes del cuerpo y formar tumores, un proceso que se llama metástasis. Mientras que los tumores benignos no se diseminan a los tejidos cercanos. Cuando se extirpan los tumores benignos, no suelen volver, mientras que los tumores cancerosos a veces vuelven.

Las células normales a veces se vuelven cancerosas. Antes de que las células cancerosas se formen en los tejidos del cuerpo, las células pasan por cambios anormales que se llaman hiperplasia y displasia. En la hiperplasia, hay un aumento en el número de células en un órgano o tejido, que se ve normal al microscopio. En la displasia, las células se ven anormales al microscopio, pero no son cancerosas. En ambos casos, la hiperplasia y la displasia a veces, pero no siempre, se convierten en cáncer.

La vitamina C, también conocida como ácido ascórbico, es un magnífico antioxidante, asociado a la reparación del daño celular, y como antiinflamatorio también ayuda a retrasar los síntomas del envejecimiento. Aunque también puede convertirse en todo lo contrario: un radical libre, es decir, un veneno tóxico. Pero no es tóxico para el ser humano, que elimina lo que no puede absorber, sino para las células cancerígenas, que son adictas a la glucosa. Y como la vitamina C a nivel molecular se le parece mucho, se convierte en su gran enemigo. Las células cancerosas con mutaciones KRAS Y BRAF absorben vitamina C pensando que es glucosa, pero una vez dentro se convierte en una bomba que las destruye.


¿Qué es la vitamina C?

Es una molécula esencial para la vida, es soluble en agua y se encuentra presente en muchas frutas y verduras. Su función es ayudar al cuerpo a producir colágeno, una proteína importante utilizada en la formación de la piel, el cartílago, los tendones, los ligamentos y los vasos sanguíneos. A concentraciones bajas es un antioxidante muy potente, nos ayuda a eliminar los radicales libres, que son los causantes del envejecimiento celular. A dosis altas, es prooxidante, actúa con su mecanismo antitumoral. Las células tumorales consumen glucosa de 10 a 100 veces superior a la célula normal. La vitamina C al tener una estructura molecular muy parecida a la de la glucosa, entra en la célula tumoral y activa rutas de apoptosis o muerte celular ordenada. Varios estudios han demostrado que la vitamina C es capaz de sensibilizar a células de cáncer de páncreas, incrementando mucho su potencial antitumoral y en otro estudio llevado a cabo por la Universidad Carver en Canadá, duplicó la esperanza de vida en pacientes con cáncer de páncreas.

Las cualidades excepcionales de la vitamina C, fueron descubiertas en los años 50 por Linus Pauling, el único científico que ha ganado dos veces el premio Nobel, el de Química en 1954 y el de la Paz en 1962.

Numerosos estudios avalan que la administración intravenosa de vitamina C ataca a las células cancerosas, entra en la célula tumoral y activa su destrucción. El problema es que solo funciona en tumores específicos.

En una investigación científica reciente, llevada a cabo por científicos del Departamento de Oncología Traslacional de la Fundación Jiménez Díaz y de la Universidad Católica San Antonio de Murcia encuentran una nueva diana terapéutica capaz de mejorar los tratamientos en cáncer de páncreas, al inhibir el crecimiento de las células tumorales y sensibilizarlas a la quimioterapia estándar. El hallazgo sugiere que la vitamina C podría ser una herramienta útil en el tratamiento del cáncer de páncreas, especialmente en casos de resistencia a la quimioterapia, y considerarse como una opción clínica futura para mejorar la respuesta de los pacientes a esta enfermedad.

Tomar vitamina C al mismo tiempo que se aplica quimioterapia puede reducir el crecimiento del cáncer de páncreas de forma considerable, hasta en un 85%. Según parece, la vitamina C induce la destrucción de células cancerosas, por lo que podría ser una herramienta a utilizar en el tratamiento del cáncer de páncreas, especialmente en aquellos cánceres resistentes a la quimioterapia.


Figura 1 Mecanismos propuestos de acción anti-cancerígena de altas dosis de vitamina C. A: Pro-oxidante. B: Regulador de la expresión génica.

El estudio

Este estudio se centró en explorar el potencial terapéutico de la vitamina C, un nutriente cuya deficiencia se ha relacionado con múltiples enfermedades, como el cáncer, las enfermedades autoinmunes, la arteriosclerosis y la depresión, y puso el énfasis en comprender cómo esta vitamina puede afectar al metabolismo oncológico, una huella molecular presente en la mayoría de los tumores, entre ellos el cáncer de páncreas. Por primera vez, se ha descubierto que dosis farmacológicas de vitamina C son capaces de inhibir el crecimiento de las células tumorales de tumores pancreáticos y sensibilizarlas a la quimioterapia estándar.

El ensayo se ha realizado en un modelo preclínico donde tanto células tumorales como muestras de tumores pancreáticos han sido injertadas en un modelo animal para su tratamiento quimioterapéutico con gemcitabina y vitamina C.

El estudio ha demostrado que la acción combinada de vitamina C con la quimioterapia estándar puede reducir significativamente el crecimiento tumoral. Así, mientras el tratamiento convencional de quimioterapia logró retrasar el crecimiento de los tumores en un 50-60 por ciento, el uso conjunto con vitamina C mostró una inhibición del crecimiento tumoral de hasta un 85 por ciento.

La vitamina C parece inducir la destrucción de células cancerosas impactando en dianas genéticas relacionadas con la ruta molecular de producción de citrato, una molécula implicada en la metástasis del cáncer de páncreas. De esta manera se potencia la eficacia del tratamiento convencional con quimioterapia.

Este hallazgo prometedor sugiere que la vitamina C podría ser una herramienta útil en el tratamiento del cáncer de páncreas, especialmente en casos de resistencia a la quimioterapia, y podría considerarse como una opción clínica futura para mejorar la respuesta de los pacientes a esta enfermedad devastadora.

Si un paciente de cáncer está considerando recibir vitamina C intravenosa, debe discutirlo con su oncólogo y entender que es una terapia experimental.

Bibliografía:
https://www.quironsalud.com/es/comunicacion/actualidad/vitamina-c-aliado-cancer-pancreas
https://www.cancer.gov/espanol/cancer/tratamiento/mca/pro/vitamina-c-pdq#_134
https://www.adisen.es/wp-content/uploads/2024/05/GP019-Vitamina-C-para-mejorar-el-sistema-inmune-y-luchar-contra-el-cancer.pdf
https://www.elcorreo.com/xlsemanal/salud/vitamina-c-cancer-revolucion-linus-pauling-ciencia.html

Gracia Fernández-Bravo Saúco
Farmacéutica adjunta y divulgadora de salud

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