LA ECOGRAFÍA EN ONCOLOGÍA: ALIADA ANTES, DURANTE Y DESPUÉS DEL CÁNCER

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Cuando pensamos en ecografía, a casi todos piensan lo mismo: un bebé moviendo la mano, una promesa. A otros, en cambio, les vienen a la mente máquinas frías, largas esperas y mucha incertidumbre.

La ecografía nació para acercarnos a la vida, en el campo de la obstetricia y de la cardiología, esa misma herramienta tiene relevancia en casi todas las áreas del cuerpo humano. Es una técnica que se realiza con un contacto directo entre el profesional y el paciente, en un entorno más cercano, sin ruidos fuertes ni espacios cerrados.
La ecografía es más que una imagen: es un encuentro humano.

No vengo a prometer milagros. Vengo a proponer un pacto simple: que confíes en la ecografía. Porque incluso cuando no se utilizan pruebas consideradas “avanzadas”, la ecografía puede ser la primera herramienta con la que se topen y que acompaña a pacientes con cáncer, cercana, segura y humana.

Para muchos, representa el primer paso en un camino lleno de incertidumbre:

• “¿Será benigno o maligno?”
• “¿Necesitaré una biopsia?”
• “¿Para qué servirá esta prueba?”

La ecografía es una herramienta de imagen ampliamente utilizada en oncología, presente en todas las fases del proceso asistencial. Su valor reside en que es una técnica no invasiva, accesible, de bajo costo, sin radiación y con amplia disponibilidad, tanto en países con recursos limitados como en sistemas de alta complejidad.

Antes del diagnóstico: la detección precoz

En la etapa previa al diagnóstico —cribado o detección precoz— la ecografía permite identificar lesiones sospechosas en órganos superficiales como la mama, el tiroides, los ganglios cervicales, el hígado o los testículos.

A veces las noticias son tranquilizadoras; otras veces, inesperadas. En la tiroides o la mama, por ejemplo, la ecografía es esencial para diferenciar nódulos benignos de malignos, estratificar el riesgo y orientar la indicación de una biopsia, que es la siguiente prueba donde con una aguja previa anestesia se toma de una muestra de tejido para que el patólogo confirme qué tipo de células están presentes y nos confirme, si hay o no cáncer.

En esa toma de la muestra (biopsia) la ecografía guía de forma segura, mostrando en tiempo real el trayecto de la aguja para evitar lesionar otros tejidos. Esto aporta confianza tanto al médico como al paciente, y hace que el procedimiento sea más seguro.

Durante el diagnóstico y el tratamiento

Una vez diagnosticado el cáncer, la ecografía es clave en la estadificación inicial, al identificar la posible extensión de la enfermedad.

Su capacidad de repetición y bajo riesgo facilita el seguimiento durante el tratamiento, ya sea para monitorizar la respuesta a la quimioterapia o para vigilar posibles complicaciones. Entre ellas se incluyen la trombosis venosa (detectada con ecografía Doppler), el linfedema, o complicaciones quirúrgicas como seromas o abscesos.

En este contexto, la ecografía se convierte en una herramienta dinámica y de proximidad, que acompaña al paciente en consultas seriadas y decisiones terapéuticas.

No quiero darte falsas ideas, es importante subrayar que la ecografía no sustituye a técnicas como la tomografía computarizada (TC), la resonancia magnética (RM) o la tomografía por emisión de positrones (PET-CT). Pero sí está presente en todas las fases del proceso y gracias a su disponibilidad y bajo coste, especialmente en ciudades pequeñas y países con menos recursos, se intenta aprovechar al máximo su potencial resolutivo.

La ecografía sigue avanzando y se ha incorporado el concepto de ecografía funcional, que explora también la función y las propiedades biomecánicas de los tejidos en tiempo real.

Entre sus principales aplicaciones destacan:

• Elastografía: mide la rigidez tisular y ayuda a diferenciar lesiones benignas de malignas.
• Doppler dinámico: evalúa la vascularización tumoral y los cambios hemodinámicos durante estímulos fisiológicos.
• Ecografía con contraste: permite valorar el comportamiento vascular de las lesiones.

Estas técnicas han demostrado especial relevancia en hígado, mama, tiroides y próstata, donde aportan parámetros objetivos que enriquecen la caracterización tumoral y la monitorización de tratamientos .

La ecografía en un futuro cercano

La inteligencia artificial (IA) aplicada a ecografía oncológica es una de las transformaciones más prometedoras. Ya existen algoritmos que ayudan a:

• Mejorar la precisión diagnóstica.
• Reducir la variabilidad entre profesionales.
• Predecir el pronóstico y la respuesta terapéutica.

La World Federation of Ultrasound in Medicine and Biology (WFUMB) señala que la IA puede estandarizar la adquisición e interpretación de imágenes, ampliar el acceso a diagnósticos de calidad y facilitar la toma de decisiones clínicas. No obstante, aún existen desafíos relacionados con la heterogeneidad de los datos, la validación externa y la integración ética en la práctica médica.
Ya he hablado de lo que dice la ciencia, pero la ecografía tiene un superpoder único: el contacto directo entre médico y paciente durante la prueba.

En nuestro libro Ecografía y Punto lo resumimos así: “La ecografía humaniza la tecnología porque permite la interacción entre el profesional y el paciente para resolver sus dudas, explicar la importancia de los hallazgos y acompañarles en el proceso”.

Esa interacción genera confianza, y la confianza forma parte del tratamiento. A veces, la camilla de ecografía se convierte en un espacio terapéutico, un lugar donde el paciente se siente escuchado; incluso, algunos llegan a convertirse en amigos. En otras ocasiones, se transforma en un escenario donde el profesional también aprende y crece como ser humano.

La ecografía es mucho más que una técnica diagnóstica. Es una herramienta de proximidad, accesible y repetible, presente antes, durante y después del cáncer. Su incorporación sistemática en oncología, junto con el desarrollo tecnológico, permitirá diagnósticos más precisos y accesibles, contribuyendo a mejorar la calidad de vida y la supervivencia de los pacientes.

Ofrece respuestas rápidas, guía decisiones importantes y, sobre todo, crea un espacio humano en el que el paciente no se siente solo frente a la enfermedad.
Espero que este artículo haya aclarado tus dudas sobre la ecografía y, sobre todo, haya transmitido la pasión que siento por ella.

Si quieres profundizar en la humanización en la ecografía, te invito a escuchar un episodio del podcast Ecografía y punto que grabamos junto a mi amigo el Dr. Leonardo Romero, cofundador del Proyecto Hurra y autor del libro Creo en lo innecesario. Se titula Ecografistas anónimos, y allí hablamos de lo que muchas veces olvidamos: somos adictos al trabajo, adictos a la ecografía, pero si se nos olvida la humanidad, todo pierde sentido. Reconocerlo es el primer paso para cambiarlo todo. Me encantaría que lo escuches y compartas tus comentarios.

Dra.Saichy Diaz Chang

Dra. Saichy Diaz Chang.
Radiólogo de formación – Ecografista por pasión – Senología UAB
Autora: Ecografía y punto / Con el Trasnductor en mano
Podcaster: Ecografia y Punto
Email: drasaichydiaz@gmail.com
Redes sociales: @Ultrasoundbysai

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