Sobre cómo actuar ante una persona con cáncer
Mi post de hoy es el más personal que he escrito y escribiré en mi vida, seguro.
Y es que os tengo acostumbrados a publicaciones científicas y de educación sanitaria, pero creo que de este también se aprende, porque no viene en los libros y sólo lo puede transmitir el que lo ha vivido.
Cuando te toca tan de cerca como a mí, aprendes mucho.
Los que me conocéis ya sabéis que mi marido murió de cáncer de pulmón hace casi seis años.
No me quiero enrollar en contaros su caso concreto, sino en las reacciones y sentimientos que vienen a continuación.
Tras el shock de la noticia, cuando después de meses y pruebas tienes el diagnóstico, te acuestas todos los días con la esperanza de que al día siguiente te despiertes de la pesadilla y todo sea como antes. Sobre todo en mi caso, que éramos una pareja muy unida y muy bien avenida. Y es que la palabra cáncer asusta, es inevitable asociarla a sufrimiento y muerte, aunque por suerte no sea así en muchos casos.
La familia y los amigos no saben qué decir ni cómo actuar y sé que cada uno reacciona como puede. Mis consejos:
No te alejes. Muchos amigos desaparecen porque no saben cómo actuar. Es mejor que digas abiertamente que no sabes qué decir, que demuestres que estás ahí y tu cariño, nada más. En cambio acércate, ofrece tu ayuda, aunque no sepas cómo, simplemente dile que estás para lo que necesite y que le quieres.
No intentes minimizarlo, sobre todo no le digas al enfermo. “no es nada, ya verás, saldrás de esta”. No le digas que tiene que ser fuerte y positivo. El optimismo es la mejor opción, sin duda, pero no una obligación. A veces está cansado y triste, pues déjale que lo esté, no le presiones. Puedes decirle que lo sientes, porque es la verdad.
No culpes. Sobra decir: “ay, si no hubieses fumado”.O también es típico: “¿cómo no se lo detectaron antes?”. No tiene sentido, no lo hagas. No busques culpables. Casi siempre ocurre que pensamos que se podía haber detectado antes, que cómo no se dieron cuenta tras tropecientas visitas a urgencias. Pero no sirve de nada, menos aún decírselo al enfermo. Sólo vale ir hacia delante, nunca hacia atrás.
No hables mucho, no hay que hablar todo el rato, sobretodo porque están cansados. Respeta sus momentos de descanso y de silencio, simplemente acompaña. A veces nos ponemos a hablar pensando que lo hacemos bien, pero lo hacemos para sentirnos mejor nosotros. En cambio escucha mucho porque habrá momentos en los que se quiera desahogar, que quiera compartir sus preocupaciones, incluso hablar de la muerte. No se lo puedes negar ni decirle que no se va a morir, tendrás que escucharle y ayudarle a que se quede más tranquilo o a resolver cualquier tema que le preocupe.
Intenta no mirarle con cara de pena todo el día o decir: ay…pobre…,ni preguntarle continuamente cómo está, qué comió, si quiere agua, si le subes la cama, si está cómodo…así no le dejas desconectar de lo mal que está. Al revés, si se encuentra con ganas procura entretenerle, incluso divertirle. El buen humor es fundamental, así que sácalo de debajo de las piedras.
No le digas que te imaginas perfectamente lo que está viviendo, porque pensará que no tienes ni la más remota idea.
Intenta mantener la calma. Son momentos muy difíciles, de mucho estrés y hay personas que lo único que hacen es ponerse histéricas y además de producir estrés al enfermo, provocan situaciones desagradables. Lo siento, pero si es tu caso, entonces sí, aléjate hasta que estés más tranquilo, piensa en el enfermo. ¡Cuánta razón tenía Lola Flores con lo de “si me queréis, irse”!.
No hagas recomendaciones de salud, ni de infusiones, ni mucho menos de tratamientos. Seguro que tu intención es la mejor, pero hasta algunas plantas tienen interacciones con los tratamientos y en internet hay tropecientos bulos sobre tratamientos y alimentación para el cáncer. Piensa que cada persona que visita al enfermo le cuenta lo que le funcionó a fulanito, lo que le pasó la vecina del quinto (alguno hasta le cuenta que ella se murió). Es verdad que hay que informarse sobre hábitos de vida, sobre cómo tratar la piel durante la quimio, y la radio, pero también son muchos los que dan su opinión y mareamos al enfermo. Deja que de eso se encargue el oncólogo, los profesionales de la salud y el equipo que lo trata.
Yo creo que lo más importante para cualquier paciente de cáncer es sentirse querido. Si eres amigo o familiar es cuestión de que observes si el momento en el que apareces de visita es apropiado, si lo es quédate, escucha, observa qué necesita, si quiere que hables, que te calles o que le ayudes en algo. Y si no es momento le haces un favor si te vas, aunque egoístamente tú quieras quedarte porque fuiste hasta allí o porque más tarde te viene mal ir. Creo que es cuestión de empatía, de pensar lo que quiere o necesita el enfermo.
Y a título personal, como mujer de un hombre excepcional, al que le tocó un cáncer terminal, os diré que ya éramos una pareja perfecta (no perfectos nosotros, pero sí como pareja, modestia aparte,je,je) y lo que vivimos fue tremendo, inimaginable y muy íntimo, pero lo que sí os puedo contar es que hablamos mucho, de mil cosas, de la muerte, de mi futuro sola, del de nuestro hijo. También recordamos muchas anécdotas simpáticas, nos reímos a carcajadas, hicimos bromas hasta el final. Él tenía un sentido del humor único, así que eso lo hizo más fácil. Y cuando podíamos, nos tumbábamos con el iPad a ver monólogos del club de la comedia y parecía que no pasaba nada. Intentamos aprovechar el rato que teníamos libre, que por desgracia era poco, entre trabajo, visitas, pruebas y tratamientos. A mi marido lo que le gustaba eran las visitas de amigos que le hacían desconectar un rato contándole cualquier cosa y manteniendo una conversación natural, lo más parecida posible a las de antes del cáncer. Pero no todo el mundo es capaz de hacerlo, es que es muy difícil.
Esta es sólo una pequeña parte de mi experiencia, que por desgracia viviréis muchas mujeres y algunos hombres, espero que mucho mayores que yo, pero deseo que esto os ayude a llevarlo lo mejor posible. Creo que puede serviros aunque por supuesto es mi opinión personal y teniendo en cuenta siempre que todos actuamos con la mejor de las intenciones aunque no siempre acertemos. Yo habré metido la pata mil veces, pero todos lo hicimos lo mejor que pudimos. Espero que también os sirva si sois el enfermo o su familiar cercano, para no ofenderos y perdonar a los que os parezca que no están a la altura, es que no es fácil para nadie saber qué es lo que procede en cada circunstancia.
A los familiares de esas parejas les pido que les dejen tiempo para estar a solas, porque son sus compañeros de vida y es lo que necesitan ambos.
Y sobre todo, sobre todo, demuéstrale tu cariño al enfermo y estate atento: aprenderás muchas lecciones.
Y a los que no os ha tocado, sed felices, disfrutad de la vida y quereros mucho.
Loles Carrera Pérez de Juan.
Farmaceútica comunitaria en Vigo (Pontevedra).
Miembro de SEFAC.
Divulgadora de salud en RRSS, autora del blog saludalos40.com