Cáncer de mama ¿qué has aprendido?

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El título de este post tiene que ver, al menos en parte, con algunos de mis diagnósticos existenciales, (algunos inconclusos), estimulados por formar parte del camino de mis “pacientes”, de aquello transmitido a través de ellas durante el tránsito de la enfermedad. El título alude a la sabiduría ofrecida por numerosas mujeres a quienes he tenido la oportunidad de diagnosticarles de cáncer de mama durante los últimos 13 años que he estado dedicado al diagnóstico e intervencionismo de ésta patología.

Muchas de ellas me enseñaban lo que aprendían desde el momento del diagnóstico (clave para muchas), durante el tratamiento (seguimiento) hasta algunas ser dadas de alta por estar libres de la enfermedad, incluso lo enseñado también por otras pocas con pronósticos y evoluciones más tórpidas y sombrías que acabaron por enfrentar y afrontar, seguro que mucho antes de lo deseable, lo que todos (as) abrazaremos algún día, la muerte.

Ellas me enseñaron un montón de cosas que daría como mínimo para el capítulo de un libro, pero por simplificar (y mucho); me enseñaron, por ejemplo, que la mama no es solo un órgano o una glándula, es bastante más que esto (somos mamíferos solo por ser poseedores de las mismas), tiene una simbología, un significado tanto universal, como cultural, como biológico, como psicológico, como individual. La maternidad, la feminidad y la sexualidad son algunas de las asociaciones para algunas personas.

Ellas me enseñaron que el cáncer de mama no lo padece la mama, sino la persona y que si no des-aprendemos a ver a la neoplasia como una alteración únicamente orgánica-hormonal-genética, como un tumor en un pecho, sino como lo que es, una alteración integral-holística de toda la persona, seguiremos tan miopes y limitados como muchos de los profesionales de la salud están hoy en día. No sólo no damos en la diana, sino que no estamos apuntando hacia la diana correcta.

Me enseñaron que los miedos, incertidumbres y profundas ansiedades después del diagnóstico, casi nunca están en relación por lo que le pueda pasar a la mama, sino a su vida, a sus relaciones, su realidad, sus sueños, sus amores. Además me enseñaron el analfabetismo generalizado que tenemos los profesionales de la salud para atender-entender, lo que más les preocupa e importa.

Me enseñaron que los pensamientos, las emociones, la parte existencial no pueden, ni deben, separarse de la biología, aunque aún no nos apoye lo suficiente la evidencia, si que nos apoya, y mucho, lo evidente. Recordando a Carl Sagan: “La ausencia de prueba, no es prueba de ausencia”.

Pero este post se titula ¿Qué has aprendido?, no ¿Qué he aprendido? Se trata de un estudio de pseudo-investigación rudimentario, casero, cavernícola (aclaro para que los cientifistas no me envíen a la hoguera). Consistió que durante algo más de un año a todas las pacientes de cáncer de mama a quienes les hacía seguimiento imagenológico, posterior a confirmar que estaba todo bien, les hacía una única y unánime pregunta. De tú Cáncer de mama ¿Qué has aprendido? Más de mil “pacientes” encuestadas, el resultado FASCINANTE, una verdadera escuela de vida.

Tantas respuestas como personas, lo que me enseñó que la singularidad y la subjetividad son claves en la enfermedad, dichas han quedado desplazadas y enterradas por un sistema basado en la objetividad y el protocolo (maravilloso para el tumor pero limitado para la persona).

Pero hubo un gran común denominador, una convergencia, una coincidencia, diría sobre el 90% de las pacientes, es decir unicidad en lo humano (uso diría porque no tengo a la santas estadísticas para que bendigan y avalen mi esfuerzo).

Tres comunes denominadores en casi todas la pacientes, independientemente del resto de las variables personales, de contexto y patológicas.

Habían aprendido 3 lecciones de vida que solo puntualizaré y el próximo año si Ishoo no me echa, las puedo desarrollar: Las pacientes quienes han vivenciado un cáncer de mama han aprendido:

1- A Priorizar (nosotros somos la persona más importante y dependiente de nuestra propia vida, allí está la verdadera generosidad, pues no puedo dar lo que no tengo).
2- A Relativizar. (des-dramatizar, es ver a través de las gafas de la muerte, nuestros “problemas”. Siempre es ahora).
3- A Simplificar (ser feliz es muy simple, lo difícil es ser simple).

Recomiendo volver a leerlo mil veces (como el número de mis “pacientes”), y reflexionar aquello que alguna vez dijo un sabio; “El ser humano aprende lo trascendente, a través del sufrimiento, o del discernimiento”. La segunda opción parece no molar.

En mi caso confieso, que he atendido las 3 lecciones, pero aún están en gerundio; Las estoy aprendiendo…

Leonardo Romero Montemar
Presidente Proyecto Hurra

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