Cómo adecuar la rutinna de cuidado de una piel oncológica:
La piel es el órgano más grande del cuerpo y juega un papel clave en la
protección contra agresiones externas. En pacientes oncológicos, la piel puede
verse afectada de manera significativa por los tratamientos como la
quimioterapia, radioterapia e inmunoterapia, que pueden provocar efectos
adversos como sequedad, hipersensibilidad, erupciones cutáneas y otras
alteraciones.
Como profesionales de la salud, tenemos un papel crucial en la recomendación
de productos adecuados y en la orientación de una rutina de cuidado de la piel
para minimizar los efectos secundarios y mejorar la calidad de vida del paciente.
Las manifestaciones cutáneas más frecuentes en estos pacientes son:
Sequedad extrema (xerosis): hay una pérdida de agua en la piel y esto
puede desembocar en picazón, descamación y agrietamiento.
Dermatitis: conocida como dermatitis inducida por el tratamiento, que se
caracteriza por enrojecimiento, hinchazón y erupciones.
Fotosensibilidad: la piel está más sensible al sol, por lo que se aumenta el
riesgo de quemaduras solares y manchas.
Fragilidad cutánea: la piel se vuelve más delgada y propensa a heridas, lo
que requiere una atención cuidadosa para evitar infecciones.
Por todo esto, el objetivo principal de una rutina de cuidado de piel para
pacientes oncológicos debe centrarse en restaurar la barrera cutánea, aliviar los
síntomas y prevenir complicaciones adicionales. Las tres premisas para una
rutina adecuada son:
1. Cuidado delicado y específico: usar productos hipoalergénicos, sin
perfumes y con ingredientes que fortalezcan la barrera cutánea.
2. Hidratación profunda: usar productos que restauren el equilibrio hídrico
de la piel.
3. Protección solar: fotoprotectores con alta protección y adecuados para
pieles sensibles. Preferiblemente optar por filtros minerales.
Si nos adentramos en cada uno de estos pilares y pasos de una rutinna de piel
de un paciente oncológico:
1. Limpieza
Usar limpiadores suaves, oleosos o que no contengan jabón (syndet) y que
respeten el pH natural de la piel. Evitar limpiadores con sulfatos, perfumes y
alcohol.
2. Hidratación
Los pacientes oncológicos deben usar cremas hidratantes ricas en
ingredientes que retengan la humedad, que recuperen la función barrera
y que calmen la piel. Algunos de éstos son: Ácido Hialurónico,
Niacinamida, Aloe Vera, Pantenol, Alantoína, Centella asiática,
Caléndula, Manteca de karité o aceites como el de rosa mosqueta, de
almendras dulces y el de jojoba. Pero no todos los aceites esenciales son
recomendables, aunque sean naturales, hay algunos que pueden irritar
las pieles muy sensibles y provocar irritaciones, alergias o aumentar la
fotosensibilidad de la piel.
3. Protección solar
Es imprescindible uƟlizar un fotoprotector amplio espectro (frente UVA, UVB,
IR, y HEV) y un SPF muy alto, 50+ que sea adecuado para pieles sensibles. Son
aconsejables los que llevan filtros İsicos o minerales y que no tengan
nanoparơculas, como el óxido de zinc o el dióxido de Ɵtanio, ya que son menos
propensos a irritar la piel sensible. En cambio, hay filtros químicos que sería
mejor evitar como la oxibenzona y el octocrileno, puesto que pueden ser
irritantes y alergénicos en pieles sensibles.
Es importante que los productos recomendados no contengan ciertos
ingredientes que pueden irritar o dañar la piel comprometida de un paciente
oncológico. Entre los ingredientes a evitar están:
Alcohol desnaturalizado (Alcohol Denat): podría dañar la piel la piel
sensible porque favorece la eliminación de los aceites que tenemos de
forma natural en la piel, dañando la barrera cutánea y provocando mayor
sequedad, irritación y enrojecimiento.
Perfumes: pueden causar reacciones alérgicas e irritaciones.
Sulfatos: eliminan los aceites naturales de la piel, aumentando la
sequedad y la irritación.
Ácidos fuertes como AHAs/BHAs (en altas concentraciones): pueden ser
demasiado agresivos para la piel sensibilizada por tratamientos
oncológicos, pudiendo aumentar la irritación.
Ácido ascórbico (Vitamina C en su forma pura): aunque sea un gran
anntioxidante, su forma pura (ácido ascórbico) puede ser muy irritante si
está en altas concentraciones, especialmente en pieles sensibilizadas.
Exfoliantes İsicos: los que contienen parơculas o gránulos gruesos, como
los de cáscaras de nuez, azúcar o sal, podrían dañar la piel sensible de los
pacientes oncológicos. Por lo tanto, no son recomendables el peeling
químico ni İsico (a no ser que sean microparơculas). Mejor optar por
peeling enzimático.
Retinoides: aunque sean muy eficaces para otros tipos de pieles, pueden
ser demasiado irritantes para pieles comprometidas como la del paciente
oncológico.
Aceites esenciales: aunque sean naturales, hay muchos aceites
esenciales que pueden irritar las pieles muy sensibles y provocar
irritaciones, alergias o aumentar la fotosensibilidad de la piel. Algunos
aceites que serían recomendables evitar en el paciente oncológico son:
Aceite de menta (Mentha piperita): el mentol en el aceite de
menta puede tener un efecto refrescante, pero también es muy
fuerte y puede causar irritación, picor y posible ardor,
especialmente en pieles dañadas o sensibles.
Aceite de eucalipto (Eucalyptus globulus): aunque tiene
propiedades antimicrobianas, es demasiado fuerte para las pieles
comprometidas. Puede causar reacciones alérgicas y sensibilidad,
dando lugar a enrojecimiento y sequedad.
Aceite de árbol de té (Melaleuca alternifolia): aunque tiene
grandes propiedades antimicrobianas y antiinflamatorias, el aceite
de árbol de té es muy potente y puede causar reacciones adversas
en pieles sensibles o debilitadas como la dermatitis de contacto,
sequedad extrema, e irritación.
Aceite de lavanda (Lavandula angustifolia): puede desencadenar
reacciones alérgicas.
Aceite de cítricos (limón, naranja, bergamota, lima) por su
capacidad para aumentar la fotosensibilidad, podría provocar con
la exposición solar, enrojecimiento, irritación y manchas solares.
Aceite de canela (Cinnamomum zeylanicum) es altamente
irritante incluso para pieles normales: Enrojecimiento, irritación y
quemaduras.
Aceite de clavo (Eugenia caryophyllus) puede causar sensibilidad,
irritación y dermatitis de contacto, especialmente en pieles que ya
están comprometidas por tratamientos médicos.
Por lo tanto, el farmacéutico desempeña un papel esencial en la “educación” del
cuidado de la piel de los pacientes oncológicos. No solo es fundamental
recomendar los productos seguros y eficaces, sino también brindar al paciente
un seguimiento para así poder evaluar cualquier reacción adversa en la piel y
recomendarles los ajustes en la rutina que sean necesarios.
O en el caso de que sea un paciente que acude a la farmacia con una situación
más agravada en su piel y no esté sólo en manos del farmacéutico mejorar su
piel, que éste pueda derivar al médico, pero al menos hasta que llegue la visita
de dicho especialista, ayudar y mejorar en todo lo posible la calidad de vida de
sus pacientes.