Introducción
Los riñones son los órganos encargados de las funciones de limpieza y equilibrio de las sustancias de la sangre en nuestro organismo, filtrándola y eliminando los desechos y el exceso de agua por la orina. Dentro de ellos se encuentran unas pequeñas estructuras llamadas nefronas, que son las encargadas de dicho proceso de filtrado y excreción.
La forma más frecuente de cáncer renal es el carcinoma de células renales. Este representa aproximadamente el 80 % de las neoplasias renales, soliendo aparecer más frecuentemente en el género masculino y entre la sexta y octava década de vida (1-3).
Factores de riesgo
Existen una serie de factores de riesgo que se han visto ligados a la posible aparición del carcinoma renal:
• Hábito tabáquico (4).
• Hipertensión arterial (5).
• Obesidad (6).
• Exposición ocupacional a tóxicos, como el cadmio, el petróleo y el asbesto (7).
• Enfermedad renal previa como, por ejemplo, la poliquistosis renal o aquellos sometidos a diálisis (8).
Es por ello que la prevención y la promoción de estilos de vida saludables son la principal manera de combatir la aparición del mismo.
Clínica del cáncer renal
Esta enfermedad puede presentarse con un amplio abanico de síntomas. Desgraciadamente, muchas personas se encuentran asintomáticas hasta un estadio avanzado, limitando la posibilidad de un diagnostico precoz.
Entre los síntomas más frecuentes encontramos:
• Hematuria: consistente en el hallazgo de sangre en la orina.
• Dolor en alguno de los flancos de la espalda, lugar donde se encuentras los riñones.
• Masa palpable en el abdomen o en alguno de los flancos de la espalda.
• Pérdida de peso.
La triada compuesta por dolor en flanco, hematuria y masa palpable renal solo está presente en un 9% de los pacientes, pero cuando lo hace, suele sugerir el diagnóstico con alta probabilidad (9).
Estos pacientes con un curso de enfermedad avanzada pueden presentar alteraciones analíticas o síntomas hallados “accidentalmente” durante el seguimiento o estudio de otros procesos, llevando al diagnóstico del cáncer renal.
De hecho, la invasión de estructuras adyacentes por células tumorales o por extensión de metástasis pueden ser una de las causas del comienzo de la aparición de los síntomas.
Dentro de las manifestaciones clínicas más inespecíficas, se encontraría el denominado síndrome paraneoplásico (10). La clínica suele ser resultado de la producción ectópica de algunas hormonas del organismo. Los síntomas englobados dentro de este síndrome serían:
• Astenia o cansancio; fruto de la anemia o niveles bajos de hemoglobina.
• Alteraciones de la coloración de la piel o picor; en relación a disfunción hepática.
• Fiebre.
• Dolor óseo o alteraciones musculares; consecuencia de la hipercalcemia o acúmulo de calcio en el organismo.
• Desnutrición.
Cómo llegar al diagnóstico
A pesar de que en ocasiones el diagnóstico pueda realizarse en estadios avanzados de la enfermedad, es importante prestar atención a la posible presencia de los síntomas mencionados previamente.
Es por ello que, ante la aparición de alguno de ellos, consultemos con nuestro médico de familia para el abordaje de los mismos. Mediante la exploración física y un examen analítico proseguiría el estudio.
Las pruebas de imagen son otra importante herramienta para llegar al diagnóstico ante la sospecha de un posible cáncer renal. La tomografía axial computarizada (más frecuentemente conocida por su acrónimo, TAC) o la ecografía serían las principales pruebas solicitadas para la valoración de los riñones. La resonancia magnética o el uso de la angiografía serían otras pruebas reservadas para casos aislados donde el TAC y la ecografía no han sido concluyentes.
La biopsia no siempre es necesaria el abordaje diagnóstico del cáncer renal, aunque si será confirmada posteriormente cuando el tumor haya sido extirpado dentro del proceso del abordaje quirúrgico del mismo si procede.
Del mismo modo y para elegir el tratamiento más adecuado, se deberá realizar un estudio de extensión para descartar la presencia de metástasis en algún otro órgano. Las principales áreas en las que puede metastatizar el cáncer renal son los pulmones, los huesos y el hígado (11).
Tratamiento
Tratamiento cáncer renal localizado
El tratamiento quirúrgico consiste en la extirpación del riñón parcial o completamente, se conoce con el nombre de nefrectomía El tamaño del tumor, su localización, la función renal previa y la presencia de otras neoplasias, marcarán si esta cirugía será parcial o completa.
Pese a una nefrectomía completa, se puede llevar a cabo una vida completamente normal si el otro riñón funciona correctamente.
La otra alternativa es la nefrectomía parcial, permitiendo que el filtrado del riñón se mantenga a través de las células encargadas de ello, las nefronas (12).
Otras alternativas terapéuticas en estadios avanzados de la enfermedad
Existen una serie de tratamientos médicos dirigidos para aquellos casos donde la enfermedad por neoplasia renal está muy avanzada y la curación completa es muy difícil. Estas alternativas serían la inmunoterapia y la terapia diana dirigida.
La inmunoterapia consiste en un tratamiento en el que los fármacos trabajan con el sistema inmunológico del paciente (sus defensas) para detener o disminuir el crecimiento de las células renales.
La segunda opción, la terapia diana dirigida, se encamina a enlentecer el crecimiento del tumor cuando la curación de la enfermedad se considera muy difícil, pero buscando sobre todo prolongar la supervivencia mejorando la calidad de vida del paciente con los menores síntomas posibles.
Seguimiento
La vigilancia estrecha tras el tratamiento es fundamental para no solo controlar las complicaciones más frecuentes derivadas de ella, sino también para una detección precoz de una recidiva.
La anamnesis (entrevista médica) y la exploración física por los profesionales sanitarios, los controles analíticos y las pruebas de radiodiagnóstico mencionadas anteriormente serán los test que se realizarán. El tiempo en el que se extenderá el seguimiento dependerá del estadio de la enfermedad (12).
Screening o detección precoz del carcinoma renal
Debido a que el cáncer renal no tiene una elevada prevalencia como pudieran tener otros cánceres como el de mama o colon; no está recomendado ni existe un cribado específico para la población general (13).
No obstante, existen una serie de pacientes con factores de riesgo y alta probabilidad de desarrollarlo, lo que les obliga a realizarse una serie de controles periódicos mediante ecografía o TAC. Se englobarían en este grupo aquellos con:
• Enfermedades hereditarias asociadas a una mayor incidencia al cáncer renal como, por ejemplo, síndrome Von Hippel-Lindau y la esclerosis tuberosa.
• Enfermedad renal en estadio final, especialmente en pacientes jóvenes con comorbilidad asociada que han precisado recibir diálisis 3-5 años previos.
• Historia familiar de Enfermedad de cáncer renal.
• Irradiación renal previa.
Testimonio de un paciente con cáncer renal
A continuación, presentamos el testimonio de un paciente que ha convivido con el cáncer renal y que ha querido participar en la iniciativa JuntosXelCáncer.
Se trata de un paciente con insuficiencia renal crónica en seguimiento por Nefrología. Estaba pendiente de iniciar tratamiento en técnica de hemodiálisis y un mes previo a comenzar, fue diagnosticado de cáncer renal.
Aunque no recuerda exactamente la fecha del diagnóstico, sí que recuerda como aquella noticia le cambió la vida. Dentro de una consulta rutinaria, se le diagnosticó incidentalmente de su cáncer renal. Hasta la fecha nuestro paciente solo manifiesta un cansancio mayor del habitual en las últimas semanas, sin notar ningún otro síntoma acompañante. Nada le hacía pensar que su vida daría un vuelco.
Respecto al momento en el que recibió el diagnóstico, nuestro paciente relata que recibió la noticia de su nefrólogo, manifestando que le comunicaron dicha noticia correctamente, y teniendo siempre una buena percepción en los profesionales sanitarios, no solo por su dedicación y vocación, sino también por la manera en la que le transmitieron los resultados de las pruebas complementarias.
Nuestro paciente no realizó búsquedas en Internet ni otros medios sobre su enfermedad, dejándose llevar por las opiniones y recomendaciones de los profesionales sanitarios. Durante este proceso de tratamiento y lucha contra la enfermedad, no cambió de amistades, aunque si de hobbies, sobre todo por el tema de los viajes, una afición que le gustaba mucho y que desde entonces no ha podido disfrutar plenamente como lo hacía antes.
La gente que estaba con él, su círculo más cercano, familia y amigos siempre estuvieron con él y le permitieron ver que podía confiar en los suyos ya que estuvieron siempre a su lado.
A la hora de definir lo que supuso ser paciente oncológico, nuestro paciente lo resume con la frase: “te cambia la vida”. Lo que sí tiene claro, es que si tuviera que dar un consejo a un paciente que se viera en la misma situación que él ante un reciente nuevo diagnóstico sería:
“Ser positivo, tener paciencia y confiar en la ciencia”
Ricardo Enrique Reolid Martínez
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Bibliografía
1. Siemer S, Hack M, Lehmann J, et al. Outcome of renal tumors in young adults. J Urol 2006; 175:1240.
2. Thompson RH, Ordonez MA, Iasonos A, et al. Renal cell carcinoma in young and old patients–is there a difference? J Urol 2008; 180:1262.
3. Cook A, Lorenzo AJ, Salle JL, et al. Pediatric renal cell carcinoma: single institution 25-year case series and initial experience with partial nephrectomy. J Urol 2006; 175:1456.
4. Cumberbatch MG, Rota M, Catto JW, La Vecchia C. The Role of Tobacco Smoke in Bladder and Kidney Carcinogenesis: A Comparison of Exposures and Meta-analysis of Incidence and Mortality Risks. Eur Urol 2016; 70:458.
5. Hidayat K, Du X, Zou SY, Shi BM. Blood pressure and kidney cancer risk: meta-analysis of prospective studies. J Hypertens 2017; 35:1333.
6. Pischon T, Lahmann PH, Boeing H, et al. Body size and risk of renal cell carcinoma in the European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition (EPIC). Int J Cancer 2006; 118:728.
7. Brennan JF, Stilmant MM, Babayan RK, Siroky MB. Acquired renal cystic disease: implications for the urologist. Br J Urol 1991; 67:342.
8. Mandel JS, McLaughlin JK, Schlehofer B, et al. International renal-cell cancer study. IV. Occupation. Int J Cancer 1995; 61:601.
9. Skinner DG, Colvin RB, Vermillion CD, et al. Diagnosis and management of renal cell carcinoma. A clinical and pathologic study of 309 cases. Cancer 1971; 28:1165.
10. Chisholm GD, Roy RR. The systemic effects of malignant renal tumours. Br J Urol 1971; 43:687.
11. Johnson CD, Dunnick NR, Cohan RH, Illescas FF. Renal adenocarcinoma: CT staging of 100 tumors. AJR Am J Roentgenol 1987; 148:59.
12. Vogelzang NJ, Stadler WM. Kidney cancer. Lancet 1998; 352:1691.
13. Zbar B, Glenn G, Merino M, et al. Familial renal carcinoma: clinical evaluation, clinical subtypes and risk of renal carcinoma development. J Urol 2007; 177:461.