DEPORTE COMO PILAR DE PREVENCIÓN DE RECUPERACIÓN EN ONCOLOGÍA

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Es un placer para mí compartir este artículo con todos ustedes, como farmacéutico,
nutricionista dietista y practicante de deportes de resistencia. Estoy profundamente
agradecido por esta oportunidad de abordar un tema tan importante como es la relación
entre la dieta, la nutrición y el deporte en la prevención y tratamiento del cáncer. Quiero
reconocer también a profesionales como Celia Mallent y Dani Mercado, quienes han
realizado valiosas contribuciones en este ámbito anteriormente en JuntosXelCáncer

El ejercicio físico no solo es una herramienta para mejorar el rendimiento deportivo,
sino también un pilar fundamental en la prevención y recuperación de enfermedades
como el cáncer. En este artículo, exploraremos cómo las zonas de entrenamiento y los
sustratos energéticos utilizados en cada una de ellas impactan en la composición
corporal, el metabolismo y la adaptación del organismo, contribuyendo a un entorno
menos propicio para el desarrollo del cáncer.

Zonas de Entrenamiento y Sustratos Energéticos

El cuerpo utiliza diferentes sustratos energéticos según la intensidad del ejercicio:
1. 2. 3. Zona de quema de grasa: A intensidades bajas (menor al 60% del VO2 max),
el cuerpo prioriza la oxidación de ácidos grasos como fuente principal de
energía. Este tipo de entrenamiento mejora la resistencia aeróbica y la eficiencia
metabólica.

Zona de glucólisis aeróbica: Entre el 60-70% del VO2 max, el organismo
combina la utilización de grasas y carbohidratos. Este equilibrio optimiza el uso
de la glucosa dentro de las mitocondrias y mejora la adaptación metabólica.

Zona de glucólisis anaeróbica:
Por encima del 70% del VO2 max, el cuerpo
recurre a la vía glucolítica anaeróbica, produciendo lactato como subproducto.
Aunque esta vía es menos eficiente, el lactato generado puede ser reutilizado por
el músculo, y linfocitos T, a intensidades más bajas, fomentando adaptaciones
metabólicas beneficiosas.

Planificación Nutricional Según el Entrenamiento
Cada tipo de entrenamiento requiere un enfoque nutricional específico:

• Días de resistencia: Priorizar carbohidratos complejos y grasas saludables para
optimizar la oxidación de sustratos. Favorece la oxidación de grasas y la
capacidad cardiovascular, creando un entorno metabólico menos propicio para el
cáncer. Carbohidratos complejos (como arroz integral, quinoa y patatas) y
grasas saludables (aguacate, aceite de oliva) son recomendables en estos casos.
Aumenta el turnover del lactato.

• Entrenamientos de fuerza: Aumentar la ingesta de proteínas y carbohidratos
para fomentar la síntesis muscular y la recuperación. Estimula la síntesis
muscular, mejora la densidad ósea y reduce la inflamación crónica. Los
alimentos ricos en proteínas de alta calidad y antioxidantes (como pescado,
huevos, frutos secos y verduras de hoja verde) son esenciales para maximizar
los beneficios de este tipo de entrenamiento. Produce grandes cantidades de
lactato.

• HIIT: Asegurar una buena disponibilidad de glucógeno para evitar un exceso de
radicales libres. Plátano y yogurt líquido antes, si se va en ayunas tomar
isotónico intraentreno.

• Días de descanso: Consumir alimentos ricos en antioxidantes y ácidos grasos
saludables para minimizar el estrés oxidativo y promover la regeneración
celular. Un ejemplo de comida podría ser una ensalada con espinacas, salmón a
la plancha, aguacate, nueces y aderezo de limón y aceite de oliva.
En la lucha contra el cáncer, el ejercicio de fuerza y resistencia desempeñan un papel
crucial en comparación con el entrenamiento HIIT. Mientras que el HIIT puede
aumentar la producción de radicales libres si no se planifica nutricional y
adecuadamente, el ejercicio de fuerza y resistencia mejoran la capacidad oxidativa,
reduce el estrés metabólico y promueve adaptaciones beneficiosas para la composición
corporal y el sistema inmunológico.

Lactato y Entorno Metabólico
El lactato, muchas veces visto como un residuo, es en realidad un actor clave en la
adaptación del organismo al ejercicio. Al bajar la intensidad, este puede ser reciclado
por las mitocondrias, promoviendo una mayor eficiencia de la glucólisis aeróbica.
Además, reducir los niveles de lactato y NAD+ en el entorno celular es fundamental, ya
que estos factores están relacionados con el metabolismo tumoral. Por lo tanto, un
entrenamiento bien planificado puede contribuir a un entorno metabólico menos
favorable para el desarrollo del cáncer

Beneficios en la Composición Corporal y la Salud General

La actividad física adaptada a cada paciente oncológico no solo mejora la composición
corporal, sino también ayuda a prevenir complicaciones comunes como:

Obesidad: Favoreciendo la pérdida de grasa corporal.
Osteoporosis: Estimulando la densidad ósea mediante ejercicios de fuerza.
Inflamación crónica: Reduciendo marcadores inflamatorios.
Resistencia a la insulina: Mejorando la sensibilidad a la insulina.
Sistema inmunológico y hormonal: Estimulando una respuesta inmune más
eficiente y equilibrando los niveles hormonales.

Metabolismo en el Entorno Cancerígeno
El metabolismo de las células cancerígenas difiere notablemente del de las células
normales, un fenómeno conocido como el efecto Warburg. Este describe cómo las
células tumorales, incluso en presencia de oxígeno, favorecen la glucólisis anaeróbica
sobre la respiración mitocondrial. Este cambio metabólico tiene dos consecuencias
principales:

1. Producción de NAD+: La glucólisis anaeróbica genera grandes cantidades de
NAD+, un cofactor esencial para que las células cancerígenas puedan mantener
su elevada tasa de proliferación, incluso más allá de sus necesidades de ATP.

2. Generación de Lactato:
El lactato producido es liberado al microentorno
tumoral, lo que crea un ambiente ácido que suprime el sistema inmunitario. Este
lactato favorece a los linfocitos R, que son inhibidores de la respuesta
inmunitaria, y perjudica a los linfocitos T, responsables de atacar y eliminar las
células cancerígenas.

Rol del Lactato en el Cáncer
El lactato, tradicionalmente asociado a la fatiga muscular durante el ejercicio, está
adquiriendo un papel relevante en el contexto del cáncer debido a su dualidad funcional:
mientras que en el microambiente tumoral puede promover el crecimiento y la
progresión del tumor, también parece mejorar la respuesta inmunitaria en ciertos
contextos, como el ejercicio físico.

Microambiente tumoral
En el entorno del tumor, el lactato producido por el metabolismo anaeróbico de las
células tumorales puede actuar como un facilitador del crecimiento tumoral. Esto ocurre
al promover la angiogénesis, modular las respuestas inmunitarias y generar un ambiente
ácido que favorece la invasión celular.

Sistema inmunitario
El lactato también alimenta a las células inmunes, como los linfocitos T efectores,
potenciando su capacidad antitumoral. Esto sugiere que el impacto del lactato depende
del contexto y del tejido donde actúe.

Ejercicio físico y lactato: un aliado inmunitario
El ejercicio, especialmente el de alta intensidad, produce grandes cantidades de lactato,
que pueden beneficiar a los pacientes con cáncer al:

• Incrementar la función de los linfocitos T efectores: Estudios en modelos
animales han demostrado que el lactato derivado del músculo durante el
ejercicio puede mejorar el perfil antitumoral de estas células inmunitarias.
• Aumentar el «turnover» del lactato: El lactato generado por el músculo
esquelético durante el ejercicio puede ser utilizado como fuente de energía por
las células inmunitarias, lo que podría potenciar su actividad en contra de las
células tumorales.
• Reducir el crecimiento tumoral: Experimentos en ratones han mostrado que el
ejercicio induce una disminución del crecimiento tumoral, dependiente de la
acción de linfocitos T citotóxicos activados, en parte gracias al lactato.

Es crucial evitar excesos de intensidad sin el sustrato energético adecuado, ya que esto
puede aumentar la producción de radicales libres, promoviendo el daño celular y
contrarrestando los beneficios del ejercicio.

Multidisciplinariedad: Clave del Éxito
El abordaje del paciente oncológico debe ser integral, involucrando a médicos,
farmacéuticos, nutricionistas, readaptadores fisioterapeutas y entrenadores. Este trabajo
conjunto asegura que cada aspecto de la salud del paciente sea considerado, desde la
prevención de efectos secundarios hasta la mejora de la calidad de vida.
Nota: Siempre bajo supervisión médica, cada situación y paciente deben ser evaluadas
de manera individualizada.

Recomendaciones Prácticas desde la Oficina de Farmacia

Como farmacéuticos, podemos desempeñar un papel crucial en la educación y el apoyo
al paciente oncológico. Algunas acciones que podemos implementar incluyen:

Evaluación inicial: Realizar una evaluación del estado nutricional y físico del paciente.

Recomendaciones personalizadas: Diseñar planes de ejercicio y nutrición
adaptados a las necesidades específicas del paciente.

Suministro de suplementos: Ofrecer productos que apoyen la recuperación y el
rendimiento, como proteínas, antioxidantes, omega 3, Vit C, E, polifenoles y
ácidos grasos esenciales.

Educación: Informar a los pacientes sobre la importancia de la actividad física y
la nutrición en la prevención y recuperación del cáncer.

Para implementar estas estrategias desde la oficina de farmacia, podemos:

• Establecer colaboraciones con otras asociaciones y profesionales de la salud.
(AECC, AAVV, médicos, educadores sociales, nutricionistas, readaptadores,
centros deportivos, Clínicas multidisciplinares https://clinicasospedra.com/ ,
…etc)
• Ofrecer talleres y charlas educativas para pacientes y familiares.
• Crear materiales informativos accesibles y fáciles de entender (JuntosXelCancer,
https://juntosxtusalud.com/ ).
• Invitar a la acción deportiva con respeto, en cualquier fase de la vida,
adecuándola al paciente, y a ser posible, predicando con el ejemplo.

Conclusiones:

• El ejercicio físico, particularmente el entrenamiento de fuerza y resistencia,
pueden competir contra el entorno cancerígeno desde diferentes frentes. Al
mejorar la capacidad oxidativa y reducir los niveles de lactato en el cuerpo, el
ejercicio contribuye a un microentorno menos favorable para el desarrollo
tumoral. Además, estimula el sistema inmunitario, potenciando la actividad de
los linfocitos T Efectores y reduciendo la influencia de los linfocitos T
Reguladores.

• Los tratamientos farmacológicos oncológicos, la quimioterapia y la radioterapia,
pueden provocar efectos secundarios que afectan al apetito y la composición
corporal. Estos incluyen náuseas, pérdida de masa muscular y alteraciones
metabólicas. La práctica de ejercicio, combinada con una nutrición adecuada,
puede ayudar a mitigar estos efectos, promoviendo una mejor tolerancia al
tratamiento y una recuperación más rápida.

• El tratamiento de elección puede variar dependiendo de la composición corporal
inicial del paciente ya que será mejor tolerado cuanto mejor sea y, en principio,
mejor tolerado.

• Además, el ejercicio mejora el estado de ánimo y reduce la fatiga, dos aspectos
clave para mantener una buena calidad de vida durante y después del
tratamiento.

• Combinar el ejercicio de fuerza y el de resistencia parece ser la manera más
eficaz de practicar ejercicio y mejorar los resultados contra el cáncer en
cualquier fase de la patología.

El ejercicio físico y la nutrición adecuada son herramientas poderosas en la lucha contra
el cáncer. Desde la prevención hasta la recuperación, un enfoque integral y
personalizado puede marcar una gran diferencia en la vida de los pacientes. Como
farmacéuticos y nutricionistas, tenemos la responsabilidad y la oportunidad de ser el
nexo de unión entre los pacientes y el equipo multidisciplinar, promoviendo una mejor
calidad de vida y resultados clínicos.

Si deseáis más información o necesitáis ayuda para diseñar un plan personalizado, no
dudéis en contactarme. Gracias por leer, compartir y ser parte de este viaje hacia una
mejor salud y bienestar.

Juan Villuendas Gorrochategui
@juan_villuendas_nutricion
@farmaciaelperellonet
@clinicasospedra

Bibliografía
1. 2. 3. 4. American Cancer Society. Physical Activity and Cancer.
Warburg, O. (1956). On the Origin of Cancer Cells. Science.
Mallent, C. y Mercado, D. Artículos sobre deporte y oncología
Fisiología del Ejercicio. Brooks, G. A., Fahey, T. D., Baldwin, K. M.

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