LA LACTANCIA MATERNA DESPUÉS DE UN CÁNCER TAMBIÉN ES POSIBLE.
El aumento de los casos de cáncer de mama en mujeres premenopáusicas hace que cada vez sean más numerosas las mujeres que deciden quedarse embarazadas tras haber sido tratadas y que se plantean la posibilidad de amamantar a sus bebés.
La lactancia materna después de un cáncer de mama es posible en muchas ocasiones y muy recomendable para la madre y el bebé.
Es segura tanto para la madre como para el niño, mientras la madre no precise quimioterapia o tratamientos como el tamoxifeno, inhibidores de la aromatasa o trastuzumab. En éstos casos, se puede esperar un cierto tiempo de “limpieza” de medicación para poder amamantar, que dependerá de la medicación utilizada.
Después de una cirugía, las consecuencias sobre la lactancia dependerán del tipo de cirugía.
Tras una lumpectomía, en la que se extrae el tumor con un margen de tejido sano alrededor, el resto de la glándula puede seguir funcionando y producir suficiente leche para alimentar al bebé. La mama es un tejido formado por múltiples glándulas independientes, cada una con su propio conducto de salida que se unen para confluir en el pezón. Si se dañan esos conductos, la glándula que queda aislada producirá leche que se quedará retenida y pueden aparecer bultos y algo de dolor, pero poco a poco la glándula dejará de funcionar y la leche «atrapada» se reabsorberá sin más. Estas retenciones (que también se producen en mamas sanas) pueden producir dificultades los primeros días, pero con el apoyo adecuado se pueden solventar.
Tras una mastectomía unilateral es también posible amamantar al bebé. La mama restante será capaz de compensar la producción para que la leche sea suficiente.
Los tratamientos de radioterapia pueden producir daño en el tejido glandular y nos podemos encontrar con una mama que no produce nada de leche, que tiene una producción escasa o que la leche tiene un aspecto extraño, más espesa y oscura de lo habitual con un contenido algo menor en grasa y mayor en sodio. Esta leche es totalmente segura para el bebé aunque algunos niños pueden rechazarla por ser algo más salada que la del pecho no radiado.
No hace falta decir que la lactancia materna es lo mejor para el bebé. Pero también para la madre. Y para la madre que ha pasado por un cáncer de mama, poder amamantar a su bebé puede incluso mejorar su autoestima y ayudarla psicológicamente en el proceso.
Está demostrado que las mujeres que han amamantado durante 6 meses o más antes de ser diagnosticadas de cáncer, tienen menor riesgo de recurrencia. No se sabe si esto también sucede en mujeres que han amamantado después del tratamiento. Lo que sí se sabe es que no aumenta el riesgo de recurrencia y los expertos recomiendan animar y apoyar a las madres para que puedan dar el pecho a sus bebés.
Si no puedes amamantar o decides no hacerlo, estarás haciendo también lo mejor para ti y para tú bebé. La lactancia materna debe ser un proceso agradable, placentero y satisfactorio para la madre aunque cualquier mujer pueda tener dificultades al principio y pueda pasar por momentos difíciles. Pero si amamantar te supone miedo, estrés o dificultades añadidas por el hecho de haber pasado por un cáncer, no sufras por ello. La lactancia artificial es una buena opción y la relación que establezcas con tu bebé va a ser excelente alimentándolo también con biberones.
Autora: Gloria Colli
Fuentes de las imágenes:
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