CÁNCER DE MAMA Y MENOPAUSIA

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CÁNCER DE MAMA Y MENOPAUSIA

Por Bárbara Polín
@elplan__b
Octubre 2023

El cáncer de mama ha experimentado un aumento considerable en los últimos años. Según los datos
ofrecidos por La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) los nuevos casos de cáncer de
mama convierten a este tumor en el más frecuente en nuestro país, así como el tumor más
diagnosticado del mundo, superando por primera vez al del pulmón. (1)

En España aproximadamente el 30% de los tumores diagnosticados en mujeres se originan en la
mama y se estima que la probabilidad de desarrollar un cáncer de mama es de 1 de cada 8 mujeres
(2). Este tumor suele aparecer entre los 35 y los 80 años, si bien es cierto que la mayor incidencia se
produce en los años próximos a la menopausia, es decir, entre los 45 y 65 años, debido a los
cambios hormonales.

El 78% de los diagnósticos de cáncer de mama se producen en mujeres postmenopáusicas. Existen
datos que demuestran que una menopausia natural precoz, en torno a los 45 años, disminuiría hasta
a la mitad el riesgo de padecer un cáncer de mama frente a una menopausia natural más tardía,
sobre los 55 años (3).

En caso de mujeres premenopáusicas los tratamientos pueden provocar una ausencia de
menstruación, que podría tratarse de una amenorrea transitoria o de una menopausia permanente.

En caso de una menopausia inducida por quimioterapia el factor más importante es la edad: cuanto
más joven sea la paciente más posibilidades existen de recuperar la función ovárica normal. En
mujeres con menos de 40 años se puede recuperar la menstruación entre el 39 y el 50% de los casos.

En las mujeres mayores de 40 años esta posibilidad se reduce al 0-11% (4).

Los tratamientos que pueden inducir una menopausia serían:
– Quimioterapia: algunos tratamientos pueden dañar los ovarios, de forma que podemos
encontrarnos con una menopausia que se presente de manera inmediata o meses después del
tratamiento. La posibilidad de recuperación de la función ovárica depende del fármaco, la dosis, la
edad de la paciente y el daño ovárico producido.
– Radioterapia: la radiación en la zona pélvica o inferior del abdomen puede dañar los ovarios. En
función de la dosis de radiación el daño puede ser temporal o permanente.
– Cirugía: la extirpación ovárica produce una menopausia inmediata en las pacientes, con síntomas
mucho más acusados, puesto que no se ha producido de manera gradual. La extirpación ovárica
suele realizarse en mujeres de alto riesgo o con posibilidad de padecer cáncer de útero. La
ooforectomía (extirpación ovárica) suele realizarse de ambos ovarios e incluso las trompas de
falopio, salvo casos concretos en los que, por edad y deseo de mantener la fertilidad si es posible, se
conserve uno de ellos (5).
– Terapia hormonal: algunos tratamientos pueden provocar amenorrea temporal o menopausia
permanente (6).

Los síntomas habituales que se presentan tras una menopausia inducida por el tratamiento son:
– Síntomas vasomotores, como sofocos y sudores.
– Osteoporosis.
– Dolor muscular y osteoarticular.
– Aumento de peso.
– Cambios en el estado de ánimo, inestabilidad emocional, irritación, depresión.
– Problemas genitourinarios: problemas de control de vejiga, pérdidas de orina, aumento de la
frecuencia de infecciones urinarias.
– Trastornos del sueño.
– Infertilidad.
– Sequedad vaginal: disconfort, atrofia, dispaurenia (dolor al mantener relaciones sexuales), falta de
líbido.
– Falta de sensibilidad.
– Enfermedades cardíacas.

En mujeres jóvenes con deseo de tener hijos, la posibilidad de infertilidad debido al tratamiento
anima a valorar antes del inicio del mismo la preservación de la fertilidad, con las técnicas más
adecuadas para caso (7). Actualmente se sabe que un embarazo tras el cáncer de mama no aumenta
el riesgo de recidiva de la enfermedad y que, incluso, podría tener un efecto protector frente a la
misma. En cualquier caso, se recomienda que transcurran al menos 12 meses desde la finalización
del tratamiento, para que el éste no produzca ningún tipo de alteración en el feto (8).

La aparición de todos estos síntomas, especialmente en mujeres jóvenes, puede suponer para la
paciente un descenso en su calidad de vida. Se trataría de realizar un enfoque multidisciplinar, que
ayude globalmente a la paciente durante su tratamiento y en las etapas posteriores.

Entre las opciones que encontramos para controlar y mejorar los síntomas, nos encontramos:
– Sofocos y sudores nocturnos: existen presentaciones preparadas para paliarlas. Debe estar
supervisada por el oncólogo para evitar cualquier tipo de interacción con el tratamiento. Los
suplementos de soja continúan en estudio, pues todavía no es determinante si afectan a la recidiva
del cáncer. Se recomienda consultar con el oncólogo cualquier vía oral.
– Densitometrías anuales para comprobar el estado de los huesos. Consultar con el oncólogo la
posibilidad de suplementación con calcio y/o vitamina D. El ejercicio físico regular ayuda a
mantener las estructuras óseas en mejor estado y previene el dolor muscoloesquelético. Los
ejercicios deben estar dirigidos por un fisioterapeuta o por un profesional.
– Ansiedad y/o depresión, o cambios de humor e irritablidad: se necesita un abordaje
multidisciplinar, que incluya medicación, si es necesaria, así como ayuda psicológica. Técnicas
como el yoga empiezan a recomendarse para la relajación y el mantenimiento musculoesquelético.
– Mantenimiento del peso y alimentación equilibrada, eliminando el alcohol (9).
– Mantener la higiene del sueño. En caso de dificultad para conciliar o despertares nocturnos,
existen suplementos o medicamentos, siempre bajo supervisión del médico o farmacéutico, que
podrá utilizarse. Debe evitarse utilizar productos con doxilamina, que pueden interaccionar con los
tratamientos.
– Terapia hormonal: no siempre está aconsejada y debe estar siempre supervisada por el oncólogo. A
mujeres con útero se les recomienda estrógeno asociado a progestina, mientra que a las mujeres que
han sufrido una histerectomía se les administraría estrógeno únicamente. La dosis y duración del
tratamiento debe de ser el menor posible (12).
– Problemas urinarios: se recomiendan ejercicios de suelo pélvico para fortalecer la zona y evitar
pequeñas pérdidas e infecciones recurrentes (10). Se empezaría por pesos pequeños para avanzar
progresivamente. Los estimuladores inteligentes no se recomiendan en caso de aconizaciones o
marcapasos. Existen fisioterapeutas especializados en suelo pélvico que pueden ayudar en este
proceso.
– Problemas ginecológicos: la sequedad vaginal, la atrofia, el dolor, las relaciones sexuales
dolorosas, pueden afectar negativamente a la vida de la paciente. Podemos abordarlas mediante
distintas estrategias. Existen nuevas formulaciones de geles de higiene íntima y de hidratación y
lubricación en crema y en óvulos pensadas para esta etapa de la vida. La recuperación de la
hidratación de la zona prevendrá y tratará la atrofia vaginal que se produce por sequedad (11). La
utilización de estimuladores inteligentes, con las precauciones mencionadas anteriormente, también
favorecen la lubricación natural y la disminución del dolor. Existen complementos con espino
amarillo, rico en omega 7, que favorecen la rehidratación de las mucosas. Su uso debe estar
supervisado por el oncólogo y sus efectos empiezan a notarse en función del paciente: entre 2 y 8
semanas. En algunos casos el oncólogo puede recomendar estrógenos vaginales en formato gel o
crema (11).
– Ayuda psicológica: el dolor y la falta de sensibilidad pueden afectar a las mujeres jóvenes en su
autoestima y a la hora de mantener relaciones sexuales. Consultar con un profesional puede ser de
gran ayuda (9).

Es importante señalar que siempre que se produzca un pequeño sangrado, debe consultarse
inmediatamente con el médico.

Los problemas y síntomas asociados a una menopausia inducida por un tratamiento oncológico
pueden y deben ser abordadas multidisciplinarmente: oncología, medicina reproductiva, farmacia,
fisioterapia, psicología, nutrición y preparador deportivo especializado. El conjunto de estas
acciones conllevará una mejor calidad de vida de nuestras pacientes

REFERENCIAS
1. SEOM. Sociedad Española de Oncología Médica.
2. Geicam.
3. “La relación entre el cáncer de mama y la menopausia”. Feb. 2022. Novartis.
4. Contra el cáncer.
5. “Efectos secundarios a largo plazo del tratamiento del cáncer”. Feb, 2018. Cancer.net
6. “Tratamiento para el cáncer- menopausia temprana”. Medline Plus.
7. “Efectos secundarios de la quimioterpia”. Jun, 2022. Onco News. Clínica Solti.
8. “Efectos colaterales del tratamiento sistémico del cáncer de mama”. Elsevier, “Medicina
integral”, vol.38, num.11, páginas 475-477. Diciembre, 2001.
9. “Vida después del tratamiento de cáncer de seno”. American Cancer Society. Cancer.org
10. “Menopausia y cáncer de mama”. Breastcancer.org
11. “Menopausia precoz inducida por el tratamiento del cáncer”. Junts contra el cancer.
12. “Terapia hormonal para la menopausia y el cáncer”. Instituto nacional del cáncer.

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