MICROBIOTA Y CÁNCER

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Microbiota y cáncer
Dra. Cristina Fente Sampayo
Profesora del Área de Nutrición y Bromatología
Universidad de Santiago de Compostela
@educacionenlasalud

• Microbiota autóctona

La microbiota es el conjunto de microorganismos que viven con nosotros en una relación de beneficio mutuo. Es decir, de simbiosis. De hecho, actualmente se habla de que el ser humano es un holobionte, un superorganismo formado por el hombre y su microbiota (Postler & Ghosh, 2017). No se puede entender su fisiología si no tenemos en cuenta los microorganismos que viven con él. Cada persona tenemos una microbiota diferente que se ha ido formando desde que nacemos y que va cambiando a lo largo de la vida.
Los microorganismos están en todas partes de nuestro organismo, hasta en el cerebro hay microorganismos, y son diferentes en cada parte. Pero, la zona donde más se concentran es en el intestino grueso. Tienen muchísimas funciones conocidas desde hacernos inmunes a otros microorganismos patógenos hasta ayudarnos a digerir la comida o protegernos de sustancias tóxicas.
Para que cumplan su función tienen que estar en equilibrio y eso a eso le llamamos eubiosis. Cuando ese delicado equilibrio se rompe, hablamos de disbiosis. Nuestra microbiota está en estrecha relación con el metabolismo, la regulación de la inflamación y con el sistema inmunitario, constituye uno de los centros neurálgicos de nuestra salud. Un porcentaje muy importante de las enfermedades que nos afectan, algunos investigadores hablan del 90%, están directamente relacionadas con esa ruptura del equilibrio, es decir, con la disbiosis (Das & Nair, 2019).

• Relación entre la microbiota y el cáncer

La carcinogénesis resulta de una acumulación de alteraciones genéticas y epigenéticas que se ven favorecidas por factores de riesgo como el estilo de vida, la dieta o la disbiosis. Los microorganismos tienen que ver con muchos aspectos del cáncer. Muchos tipos de cáncer están relacionados con las disbiosis, pero también el diagnóstico, el pronóstico y el tratamiento tiene que ver con la microbiota que nos acompaña.
Cada vez hay más estudios que incluyen la microbiota asociada a los tumores como un componente intrínseco más (junto con las células, metabolitos y vasos sanguíneos que lo rodean) del ecosistema tumoral (Flemer et al., 2018). Su estudio podría mejorar el diagnóstico y pronóstico de la enfermedad. Ya se está proponiendo el estudio del microbioma de diferentes partes del cuerpo como biomarcador de muchos tipos de cáncer (Bakadia et al., 2022).
Algunos microorganismos están catalogados como oncomicrobios, es el caso del Helicobacter pilory (Bravo et al., 2018), relacionado con el cáncer gástrico. Ciertas cepas microbianas intestinales tienen una estrecha correlación con el desarrollo del cáncer colorectal (CCR) (Marchesi et al., 2016). Pero, parece que esa relación entre el bacterioma y el CCR es compleja y es improbable que una única bacteria patógena esté relacionada con el CCR, a diferencia de la relación causal directa que se establece entre Helicobacter pylori y el cáncer gástrico. La literatura existente sugiere que la iniciación y el desarrollo de CRC parecen ser impulsados por una disbiosis microbiana colectiva con interacciones entre numerosos microbios, en lugar de ser impulsado por microbios patógenos específicos. Por otra parte, se postula que si la disbiosis microbiana está asociada con el cáncer, entonces no basta con la resección del tumor, también se debería revertir la disbiosis que lo promovió (Png et al., 2022).
Mención aparte merecen los cánceres de naturaleza hormonal, como son algunos tipos de cáncer de mamá, ovario o endometrio. El estroboloma ha sido definido como el agregado de bacterias y sus genes entéricos cuyos productos son capaces de metabolizar los estrógenos (Plottel & Blaser, 2011). Las enzimas implicadas en la conjugación y desconjugación de los estrógenos son especialmente importantes ya que impactan el metabolismo de los estrógenos del huésped y puede influir en el inicio o en el desarrollo de las neoplasias. Las ß-glucuronidasas microbianas intestinales pueden reactivar los estrógenos y se consideran componentes importantes del estroboloma (Ervin et al., 2019).

• Factores que desencadenan las disbiosis

Podríamos decir que los factores que estarían detrás de las disbiosis serían:
-Factores propios del hospedador (nuestra genética individual)
-Factores relacionados con la colonización temprana (los primeros 1000 días de vida son una ventana de oportunidad para evitar la disbiosis que conduce a la enfermedad, aquí meteríamos desde la alimentación de la mamá hasta el tipo de parto y la alimentación del bebé).
-Los hábitos dietéticos a largo plazo parecen tener una influencia muy profunda en la calidad de la microbiota intestinal. En este sentido, los patrones de alimentación occidental (mucha energía, grasas saturadas y carnicos, alto contenido en azúcar, sal, alcohol, alimentos procesados con emulsionantes y otros aditivos) tiene efectos negativos sobre la riqueza y función de la microbiota intestinal e inducen una reducción de la capa mucosa intestinal con mayor penetrabilidad aumentando por tanto la susceptibilidad a las infecciones (Martinez et al., 2021) .
-El sedentarismo, y la obesidad también se han relacionado con las disbiosis (Martinez et al., 2021).
-Es obvio que los medicamentos antibacterianos afectan la composición y funciones de la microbiota intestinal humana. Pero también hay evidencias que demuestran el impacto de otros fármacos como los inhibidores de la bomba de protones, los antinflamatorios no esteroideos o los medicamentos antipsicóticos

• Factores que mejoran la microbiota

En cuanto a cómo podemos mejorar la microbiota:

-Parece que lo que más impacta en la salud de nuestra microbiota es el asentamiento inicial durante los primeros 1000 días de vida (lo mejor que podemos hacer es dar lactancia materna a los bebés) (Selma-Royo et al., 2019).
-Después, la dieta equilibrada y lo más variada posible, que incluya muchas frutas, verduras y cereales integrales (Regal et al., 2021). Un estudio transversal muy reciente ha asociado la fibra dietética de la microbiota intestinal con la actividad de la β-glucuronidasa en pacientes posmenopáusicas con cáncer de mama, lo que implica una asociación inversa entre la fibra soluble y los niveles de estradiol (Zengul et al., 2021). Hidratándonos bien evitaremos el estreñimiento que podría hacer que pasasen más hormonas desconjugadas al torrente circulatorio, introduciendo los fermentados en nuestra rutina alimentaria, y eliminando los productos ultraprocesados con aditivos como los emulsionantes (Singh et al., 2017).
-El ejercicio físico se ha comprobado que contribuye mucho a tener una microbiota sana e incluso podría evitar muchos tumores (Boytar et al., 2022).

• Probióticos y cáncer

Hoy en día, los productos probióticos se están usando para evitar muchos desuilibrios en la salud y para ayudar a tratar muchas patologías que se relacionan con las disbiosis.
Los oncobióticos son probióticos que refuerzan la respuesta a la inmunoterapia contra el cáncer. Pero por ahora solamente tenemos evidencia de su eficacia en oncología experimental, por eso no los podemos todavía recomendar con la evidencia suficiente.

Bibliografía

Bakadia, B. M., Manan, S., Ul-Islam, M., Mukole, B. M., Shahzad, A., Abdalla, A. M. E., Ullah, M. W., & Yang, G. (2022). Microbiome as Cancer Biomarkers. In Cancer Biomarkers in Diagnosis and Therapeutics (pp. 101–148). Springer.
Boytar, A. N., Nitert, M. D., Morrision, M., Skinner, T. L., & Jenkins, D. G. (2022). Exercise‐induced changes to the human gut microbiota and implications for colorectal cancer: a narrative review. The Journal of Physiology, 600(24), 5189–5201.
Bravo, D., Hoare, A., Soto, C., Valenzuela, M. A., & Quest, A. F. G. (2018). Helicobacter pylori in human health and disease: Mechanisms for local gastric and systemic effects. World Journal of Gastroenterology, 24(28), 3071.
Das, B., & Nair, G. B. (2019). Homeostasis and dysbiosis of the gut microbiome in health and disease. Journal of Biosciences, 44(5), 1–8.
Ervin, S. M., Li, H., Lim, L., Roberts, L. R., Liang, X., Mani, S., & Redinbo, M. R. (2019). Gut microbial β-glucuronidases reactivate estrogens as components of the estrobolome that reactivate estrogens. Journal of Biological Chemistry, 294(49), 18586–18599.
Flemer, B., Herlihy, M., O’Riordain, M., Shanahan, F., & O’Toole, P. W. (2018). Tumour-associated and non-tumour-associated microbiota: Addendum. Gut Microbes, 9(4), 369–373.
Marchesi, J. R., Adams, D. H., Fava, F., Hermes, G. D. A., Hirschfield, G. M., Hold, G., Quraishi, M. N., Kinross, J., Smidt, H., & Tuohy, K. M. (2016). The gut microbiota and host health: a new clinical frontier. Gut, 65(2), 330–339.
Martinez, J. E., Kahana, D. D., Ghuman, S., Wilson, H. P., Wilson, J., Kim, S. C. J., Lagishetty, V., Jacobs, J. P., Sinha-Hikim, A. P., & Friedman, T. C. (2021). Unhealthy lifestyle and gut dysbiosis: A better understanding of the effects of poor diet and nicotine on the intestinal microbiome. Frontiers in Endocrinology, 12, 667066.
Plottel, C. S., & Blaser, M. J. (2011). Microbiome and malignancy. Cell Host & Microbe, 10(4), 324–335.
Png, C.-W., Chua, Y.-K., Law, J.-H., Zhang, Y., & Tan, K.-K. (2022). Alterations in co-abundant bacteriome in colorectal cancer and its persistence after surgery: A pilot study. Scientific Reports, 12(1), 1–13.
Postler, T. S., & Ghosh, S. (2017). Understanding the holobiont: how microbial metabolites affect human health and shape the immune system. Cell Metabolism, 26(1), 110–130.
Regal, P., Fente, C. A., Cepeda, A., & Silva, E. G. (2021). Food and omics: unraveling the role of food in breast cancer development. Current Opinion in Food Science, 39, 197–207.
Selma-Royo, M., Tarrazó, M., García-Mantrana, I., Gómez-Gallego, C., Salminen, S., & Collado, M. C. (2019). Shaping microbiota during the first 1000 days of life. Probiotics and Child Gastrointestinal Health, 3–24.
Singh, R. K., Chang, H.-W., Yan, D. I., Lee, K. M., Ucmak, D., Wong, K., Abrouk, M., Farahnik, B., Nakamura, M., & Zhu, T. H. (2017). Influence of diet on the gut microbiome and implications for human health. Journal of Translational Medicine, 15(1), 1–17.
Zengul, A. G., Demark-Wahnefried, W., Barnes, S., Morrow, C. D., Bertrand, B., Berryhill, T. F., & Frugé, A. D. (2021). Associations between dietary fiber, the fecal microbiota and estrogen metabolism in postmenopausal women with breast cancer. Nutrition and Cancer, 73(7), 1108–1117.

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