ALOPECIA EN PACIENTE ONCOLÓGICO

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El cáncer es una enfermedad cuya prevalencia va en aumento. Existen variedad de tratamientos como quimioterapia, radioterapia, terapias dirigidas y hormonales que se utilizan incluso de forma combinada.
La radioterapia es uno de los tratamientos para el cáncer en el que se usan altas dosis de radiaciones ionizantes con el fin de destruir las células cancerosas. Es el tratamiento de elección en caso de tumores cerebrales, cáncer de mama, cabeza, cuello y genitales. Durante su uso no hace discriminación entre células cancerosas y células sanas, lo que hace sufrir al paciente una serie de efectos secundarios a nivel dérmico entre los que destaca la RADIODERMITIS. La toxicidad alcanzada puede ser tal, que se dé la necesidad de suspender o pausar el tratamiento.

Por este motivo, el abordaje al paciente oncológico debe hacerse de forma multidisciplinar, los efectos que generan son tan diversos que deben estar supervisados por distintos profesionales además del oncólogo.

La figura del farmacéutico puede ser relevante, ya que es el profesional de la salud experto en el medicamento y el último de la cadena sanitaria que tiene contacto con el paciente. Para él, en muchos casos, nos convertimos en una persona accesible y de confianza. Por este motivo, tener un servicio de atención al paciente oncológico donde dar medidas higiénico-sanitarias con protocolos de actuación estandarizados, puede ayudar de forma significativa.

“Tener conocimiento de lo que puede pasar y educar en la prevención, pueden reducir notablemente el impacto de la enfermedad y el gasto sanitario”.

Otra de las consecuencias de la RADIOTERAPIA es la pérdida del pelo en la zona radiada, pudiendo provocar ALOPECIA. Esta alopecia suele ser temporal. Por lo general el cabello comienza a crecer de nuevo 3 meses después de terminar con el tratamiento, y tardar hasta un año en recuperarse.
Pero si la radioterapia se da a dosis muy altas (superior al 5.000 rads), la alopecia inducida puede ser permanente por la destrucción de folículos pilosos. En estos casos no existe ningún tratamiento farmacológico capaz de revertir el problema, la única alternativa es el injerto.
PROTOCOLO DE ACTUACIÓN FARMACÉUTICA

Se debe hacer una entrevista inicial con el paciente para explicar lo que le puede pasar y hacer recomendaciones antes de empezar con el tratamiento.

Es importante que el paciente sepa que se le puede caer el pelo de la zona radiada, y, en caso de tener el pelo largo, podría plantearse la posibilidad de un corte para irse adaptando a verse con el pelo corto.

“Ayudar con apoyo, escucha activa y empatía.”
• Durante este tratamiento se puede perder no sólo el pelo de cabeza, sino también de cejas y pestañas. La pérdida de las cejas genera un gran impacto en el paciente, ya que son las que dan expresión a la cara. Se puede recomendar la micropigmentación antes de comenzar con la Radioterapia. Sin embargo, no se recomienda extensiones de pestañas porque puede ocasionar problemas de alergias.
• En ausencia de pelo, limpiar la piel de la cabeza (zona radiada) con un jabón de tipo syndet. Si hay pelo utilizar un champú sin sulfatos, perfumes ni siliconas. Que sean formulados a pH neutro y no lavar con el agua excesivamente caliente.
• Secar la zona con suavidad (a toques).
• Hidratar la zona con emulsiones para restablecer la función barrera de la piel. Se recomienda fórmula magistral con melatonina al 0.5% a demanda. En el momento de acudir a radioterapia hacerlo con la zona a radiar limpia para evitar el efecto bolo.

Existe evidencia que en el tratamiento con Radioterapia, utilizando crema de melatonina 0.5% (fórmula magistral) 4 horas antes del tratamiento, 1 hora después y reponiendo cuantas veces sea necesario a lo largo del día en la zona radiada, se evita la aparición de radiodermitis (Fernández 2018). No interfiere en el tratamiento y no tiene efectos secundarios, además de ser de bajo coste económico. La melatonina está dando resultados muy satisfactorios de forma tópica por sus características lipófilas y su pequeño tamaño, reduciendo el riesgo de sufrir radiodermitis tanto agudas como crónicas. Vía oral se pierde por el efecto primer paso hepático.

• Asesorar en el uso de fotoprotección solar de amplio espectro y de gorras o sombreros. En estos casos hay que tener cuidado con la exposición al sol, para evitar neoplasias malignas secundarias. Evitar formulaciones con nanopartículas en piel con función barrera alterada, ya que hacen que los filtros solares sean más permeables. Las nanopartículas se están utilizando mucho en los filtros minerales, para mejorar las características físicas de la fórmula.

“FOTOPROTECCIÓN y FOTOEVITACIÓN son claves”
Explicar al paciente que por lo general esta alopecia es de carácter reversible, y una vez terminado el tratamiento, vuelve a crecer el pelo. Puede tardar hasta un año y puede no crecer de la misma manera (muchos pacientes después se encuentran con cambios en la forma y estructura). El médico puede valorar el uso de minoxidilo tópico, siempre con el tratamiento oncológico terminado y en piel que no tenga la función barrera alterada, porque en ocasiones su uso puede generar cierta irritación.
En el momento que empieza a crecer el pelo, el tipo de producto para higiene será con las mismas características que durante el tratamiento, pero se puede complementar con un acondicionador o mascarilla de medios a puntas.

¿Se pueden teñir los pacientes una vez terminan el tratamiento de radioterapia?

Una vez pasados 6 meses se pueden usar tintes sin amoniaco ni parafenilendiamina (PPD). Se trata de un ingrediente de los colorantes que posee gran capacidad de sensibilización por contacto. Hacer previamente una prueba de alergia en alguna zona pequeña antes de usar en toda la cabeza.

No se recomienda el uso de tratamientos que cambien la forma o estructura del cabello (tipos alisados o permanentes) ni abusar del uso de secador y plancha, para evitar someter al cabello a altas temperaturas.
Otros tratamientos oncológicos también pueden provocar alopecia como la quimioterapia. En algunos hospitales se utilizan unos gorros hipotérmicos antes, durante y después de la terapia, sometiendo al cuero cabelludo a bajas temperaturas lo que provoca un efecto vasoconstrictor que hace que el fármaco llegue en menos proporción al folículo y, como consecuencia, se caiga menos el pelo. Este tratamiento está contraindicado en caso de metástasis. Las medidas higiénico-sanitarias serán las mismas vistas en radioterapia. Tratamientos con fármacos como taxanos, busulfán, cisplatino, etopósido a altas dosis, pueden inducir a una alopecia cicatrizal.

El abordaje multidisciplinar en la prevención y tratamiento de las lesiones cutáneas inducidas por la radioterapia va a ayudar con la adherencia al tratamiento oncológico, disminuir el gasto sanitario y mejorar la calidad de vida del paciente.

Oncólogos, dermatólogos y especialistas en el cuidado de las heridas y la piel pueden enseñar a los pacientes a identificar el riesgo de efectos cutáneos significativos. Es muy útil educar para proporcionar una mayor conciencia y vigilancia cuidadosa de los primeros signos de lesión durante y después del tratamiento de radioterapia.

YURENA MªHDEZ. HDEZ.
FARMACÉUTICA especializada en el cuidado de la piel y cabello.
Autora del libro Salud Capilar, cuidados, análisis y tratamientos.

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