NUTRICIÓN EN EL PACIENTE ONCOLÓGICO CON CÁNCER DE MAMA

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Nutrición en el paciente con cáncer de mama:

Es muy notorio que el estado nutricional varía mucho de unos pacientes oncológicos a otros. Depende mayoritariamente del tipo y estadío del cáncer, del tipo de tratamiento que esté recibiendo, de la afectación gastrointestinal y de las consecuencias que tenga el tratamiento a nivel nutricional. Como ya sabes, el cáncer y sus tratamientos producen efectos secundarios que influyen en la alimentación del paciente en bastantes ocasiones: a veces afectan el gusto, el olfato, el apetito y la capacidad de comer suficiente o de absorber los nutrientes de los alimentos. En casos graves pueden provocar desnutrición, caquexia o sarcopenia, y como es de esperar, la desnutrición hace que el paciente se sienta débil, cansado e incapaz de combatir infecciones, o, incluso, incapaz de completar el tratamiento médico. Sobre todo, cuando el tratamiento afecta la cabeza, el cuello, el esófago, el estómago, los intestinos, el páncreas o el hígado es especialmente difícil obtener suficientes nutrientes para mantenerse sano. Además, esta desnutrición suele empeorar cuando el cáncer crece o se disemina. Por estos motivos, los hábitos saludables de alimentación son importantes durante el tratamiento del cáncer y después de éste.

Así, consumir la cantidad adecuada de proteínas y calorías es importante para curarse, combatir infecciones y tener suficiente energía. La cirugía aumenta la necesidad del cuerpo de nutrientes y energía.

Revisando bibliografía, se encuentra el consumo de los siguientes alimentos como potencialmente productores de cáncer de mama:

• Carne roja, independientemente de su método de procesado, especialmente ternera, cerdo o cordero. Empeora la carne cocinada a altas temperaturas, frita o a la parrilla. El mecanismo de acción que se postula es la posible formación de aminas heterocíclicas e hidrocarburos aromáticos policíclicos que se forman al someter la carne a altas temperaturas. Sin embargo, la ingesta elevada de aves de corral no se relacionó con el cáncer de mama, o se relacionó con un menor riesgo.
¿Qué recomendamos desde la farmacia?: Para disminuir el riesgo de padecer cáncer de mama en pacientes que consumen mucha carne roja recomendaríamos sustituir parte del consumo de este consumo por aves de corral.
• Hidratos de carbono: la mayoría de los estudios relacionan el elevado consumo de hidratos de carbono y dietas con elevado índice glucémico con el aumento del riesgo de padecer cáncer de mama. Además, dietas ricas en carbohidratos hacen que se desarrollen también los receptores de estrógenos y progesterona en mujeres en edad fértil. Por su parte, los cereales integrales parece que reducen el riesgo de padecer cáncer de mama, mientras que los granos refinados lo incrementan. ¿Qué recomendamos desde la farmacia?: Añadir fibra a la dieta, así como calcio, magnesio y zinc.
• En cuanto a las dietas ricas en grasa, se observó que aumentaban el riesgo de cáncer de mama, independientemente de que sean saturadas o insaturadas, si bien es verdad que algunos estudios sólo lo asocian a grasas saturadas. Las dietas ricas en grasas, el colesterol total y los niveles de triglicéridos también aumentan el riesgo de cáncer de mama, así como los ácidos grasos trans de procedencia industrial. ¿Qué recomendamos desde la farmacia?: Disminución del consumo de grasa, y aumento del de fibra.
• El alcohol es un factor de riesgo para el desarrollo del cáncer de mama, donde todos los estudios revisados van en la misma dirección: El etanol tiene propiedades cancerígenas y genotóxicas, y, además, puede actuar como disolvente de otras moléculas cancerígenas, mejorando su infiltración. Sin embargo, la ingesta de folato puede atenuar este riesgo como consecuencia del consumo de alcohol. Son ricas en folatos las verduras de hojas verdes, las legumbres y algunas frutas. La recomendación desde la farmacia es relativamente sencilla: Erradicar su consumo.

Sin embargo, hay otros grupos de alimentos que se presentan como reductores del potencial de desarrollar cáncer de mama. Por tanto, la recomendación desde la farmacia en este caso es evidente:
• El papel protector frente al cáncer de mama observado en las frutas y hortalizas es en parte debido a su elevado contenido en polifenoles y fitoestrógenos, pero los resultados dependen del estado hormonal del organismo. Los fitoestrógenos son estructuramente parecidos a los estrógenos humanos; se cree que previenen el cáncer por el bloqueo de los receptores de estrógeno en los tumores.
• La elevada ingesta de fibra procedente de las frutas y verduras reduce el riesgo de desarrollar la enfermedad. Se cree que la fibra interactúa con la circulación enterohepática, afectando al metabolismo de esteroides y estrógenos, al mismo tiempo que puede prevenir la carcinogénesis, mejorando la sensibilidad a la insulina y ayudando al control del peso.
• Calcio y vitamina D: La vitamina D tiene posibles propiedades anti-carcinogénicas, incluyendo la regulación de la apoptosis, diferenciación y crecimiento celular y señalización del factor de crecimiento.
• Zinc y Beta-carotenos, Folatos y Vitaminas A, B, C, E: Las posibles propiedades protectoras frente al cáncer radican en su capacidad antioxidante.
• Pescado: Se asoció a un menor riesgo de cáncer de mama. El consumo de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 de origen marino y de algas se relacionó también con una disminución de dicho riesgo.

Ante todo lo visto, ¿qué podemos hacer para ayudar desde la farmacia? ¿Hay algo que se nos esté olvidando?
¡La dieta mediterránea! Hoy en día nuestra dieta se va pareciendo a la que se consume en los países occidentales, la Western Diet, pero ¡hay que intentar volver al patrón mediterráneo!

Recordemos que nuestra dieta mediterránea realmente es un estilo de vida saludable. Se estructura en forma de pirámide, donde en la base de la pirámide se incluye una media hora de ejercicio al día, beber entre 4-6 vasos de agua al día, fraccionar la ingesta de calorías en 3-5 veces al día y emplear técnicas culinarias saludables con el aceite de oliva como aceite de consumo habitual. Asimismo, debemos recordar a los pacientes la importancia del consumo de verduras y hortalizas todos los días.

La dieta mediterránea se puede reflejar en la siguiente pirámide obtenida de la web de la SENC.

ELENA HERNÁNDEZ
FARMACÉUTICA

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