El cáncer de mama es una de las neoplasias más prevalentes en mujeres, representando
no solo un desafío en términos de tratamiento y supervivencia, sino también en cuanto a
calidad de vida de las pacientes incluyendo, por supuesto, la salud sexual. Según los
últimos datos, 9 de cada 10 mujeres que padecen cáncer de mama continúan con su vida a
los cinco años del diagnóstico. Además, un estudio publicado en la revista "Journal of
Clinical Oncology" en 2013 destacó que aproximadamente el 70% de las mujeres con
cáncer de mama manifiestan problemas sexuales tras el diagnóstico y consiguiente
tratamiento. Entre estos problemas se incluyen: disminución de la libido, dispareunia
(dolor durante las relaciones sexuales) y baja autoestima.
Teniendo estos datos sobre la mesa, ¿por qué la sexualidad es, sin embargo, uno de los
aspectos más olvidados tras el diagnóstico de esta patología? En este artículo exploraremos
y comprenderemos cómo la enfermedad y sus tratamientos afectan a los diversos
componentes que integran la salud sexual femenina, con el fin de ofrecer un cuidado
integral a la paciente con cáncer de mama.
TRATAMIENTOS: IMPACTO EN LA SEXUALIDAD
Existen distintos tratamientos para el cáncer de mama: la cirugía, la quimioterapia, la
radioterapia y la terapia hormonal. Cada uno de ellos cuentas con efectos secundarios no
deseables que impactan de lleno en la sexualidad femenina. Y aunque los efectos más
visibles son a nivel físico, las emociones y la psique de la paciente también se ven
alteradas significativamente.
1. Cirugía Mamaria: Mastectomía y Lumpectomía
La extirpación de uno o ambos senos (mastectomía) o la eliminación parcial de tejido
mamario (lumpectomía) afecta tanto a la autopercepción de la feminidad como al atractivo
físico percibido por la mujer. Las cicatrices, los cambios en la forma del seno o la
asimetría que se origina tras la intervención, pueden llevar a situaciones de angustia,
rechazo o incomodidad emocional evitando en muchas ocasiones los encuentros sexuales
con la pareja o la inseguridad para encontrar un nuevo compañero.
En la mayoría de las operaciones, la extirpación de una parte de tejido o de la mama,
produce alteraciones en la sensibilidad de la zona. Siendo el pezón, una de las principales
zonas erógenas, encontrar de nuevo el placer en esa área resulta complicado. Es por ello
que la mujer (ayudada por un sexólogo si es preciso) debe redescubrir en su cuerpo su
propio “mapa erógeno”; zonas como el cuello, muslos y nuca pueden resultar muy
estimulantes y, descubrirlas ¡todo un reto!
Actualmente, la reconstrucción mamaria es una de las técnicas que ayudan a mejorar la
imagen corporal, aumentando la aceptación del “nuevo yo” y solventando algunos de los
problemas anteriormente citados. No obstante, la recuperación y los resultados varían
según la técnica utilizada (implantes, colgajos, etc.) y la idiosincrasia de la paciente (edad,
estilo de vida, etc.).
2. Quimioterapia: entre la Amenorrea y la Menopausia Inducida
La quimioterapia es un tratamiento sistémico utilizado en el cáncer de mama para destruir
las células cancerosas o impedir su crecimiento y reproducción. Este enfoque emplea
medicamentos antineoplásicos (citotóxicos) que pueden administrarse por vía
intravenosa, oral o mediante una combinación de ambos. Dentro de los efectos secundarios
de la quimioterapia, la amenorrea transitoria o la menopausia inducida por el uso de
estos fármacos tienen un gran impacto en la sexualidad de las pacientes.
Debido al cese de la función ovárica (parcial o total) y a la caída de los niveles de
estrógenos se producen diversos efectos negativos a nivel orgánico: sequedad vaginal,
dolor en las relaciones íntimas, sofocos, sudoración nocturna e insomnio. Estos síntomas,
tan típicos de una menopausia natural, se convierten en una pesadilla, sobre todo, para las
pacientes más jóvenes; es más, en estas pacientes de cáncer, la capacidad reproductiva
puede verse mermada comprometiéndose su deseo de ser madres. Los cambios hormonales
traen consigo episodios de inapetencia sexual con la consiguiente disminución del deseo
sexual, y en ciertos casos, la culpa por no poder satisfacer las necesidades de la pareja.
Otro de los frecuentes efectos adversos de la quimio es que, a menudo, provoca fatiga
extrema y náuseas, lo que reduce aún más el interés por los “asuntos de alcoba”.
Por último, y aunque no por ello menos importante, la alopecia consecuente a algunos
tratamientos de quimioterapia condiciona en muchos casos la autoestima de la mujer.
Siendo el cabello un símbolo de identidad y feminidad, la pérdida del mismo puede ser
devastadora para la paciente. Esta caída de pelo puede llevar a que la mujer se sienta
menos atractiva, disminuyendo su confianza y seguridad en sí misma. Al final, la alopecia
no solo es un recordatorio visible de la enfermedad, sino que también influye en su
autopercepción y en cómo cree que la perciben los demás, intensificando sentimientos de
vulnerabilidad e inseguridad.
3. Radioterapia: el disconfort de la piel
La radioterapia es un tratamiento comúnmente utilizado en algunas fases concretas de la
enfermedad. En este tratamiento se emplea radiación de alta energía para destruir las
células cancerosas. Sus principales efectos adversos: irritación, enrojecimiento y
sensibilidad en la piel del área tratada, haciendo desagradable el contacto físico. Otro de
sus inconvenientes, es la formación de tejido cicatricial (denominado fibrosis) el cual
puede reducir la elasticidad del tejido mamario, haciendo que el contacto y el roce durante
las relaciones íntimas se convierta en un momento realmente incómodo y a evitar por la
mujer. En algunos casos, los efectos secundarios de la radioterapia pueden ser duraderos,
lo que prolonga el impacto negativo en la vida sexual de la paciente incluso mucho
después de haber completado el tratamiento con éxito.
4. Terapia Hormonal: a vuelta con las hormonas
En casos de cáncer de mama hormonodependientes (positivos para los receptores de
estrógenos y/o progesterona), la terapia hormonal es clave para evitar la metástasis
celular.
Los medicamentos empleados (inhibidores de aromatasa y tamoxifeno) reducen los niveles de estrógenos circulantes,
motivo por el cual la sequedad vaginal y el dolor durante las relaciones sexuales son frecuentes.
Además, los cambios hormonales producidos causan fluctuaciones en el estado de ánimo,
ansiedad e incluso trastornos depresivos, hechos que afectan negativamente al interés
sexual.
Otro de los temidos efectos secundarios de la terapia hormonal es el aumento de peso. Los
inhibidores de aromatasa y el tamoxifeno pueden alterar el metabolismo provocando
retención de líquidos y cambios en la redistribución de grasa corporal, así como al apetito.
¡No solo el cáncer se convierte en enemigo, la báscula también!
IMPACTO PSICOLÓGICO Y EMOCIONAL DEL CÁNCER DE MAMA
La experiencia de pasar por un cáncer de mama desencadena un torbellino de emociones y
preocupaciones que va más allá de lo físico, como hemos señalado. La ansiedad y el estrés
se convierten en compañeros de muchas mujeres durante este viaje, no solo por el impacto
de la enfermedad en sí, sino también por la incertidumbre del tratamiento y sus posibles
consecuencias.
1. Ansiedad y Depresión
El diagnóstico de cáncer de mama y el tratamiento subsiguiente pueden causar ansiedad,
depresión y estrés postraumático. Estos factores emocionales disminuyen en un alto
porcentaje el interés y el placer en la actividad sexual. En muchas ocasiones, la vida íntima
queda relegada por completo a un segundo plano convirtiéndose en un tema tabú para la
paciente.
2. Autoestima y Percepción Corporal
Los cambios físicos resultantes del tratamiento, como cicatrices, pérdida de cabello y
cambios en el peso afectan directamente a la autoimagen y la autoestima. Muchas
mujeres sienten vergüenza, inseguridad e incomodidad con su nuevo aspecto físico y esto
impacta no solo en su vida social, laboral, etc.; sino también en el plano afectivo y sexual.
MANEJO Y RECUPERACIÓN ¿Y AHORA QUÉ?
La total recuperación de la vida sexual para una paciente con cáncer de mama es un
proceso complejo y profundamente personal, pudiendo variar significativamente de una
mujer a otra. En este camino de recuperación las herramientas utilizadas pueden ser
variadas, por lo que la individualización es fundamental. La coordinación entre los
distintos profesionales sanitarios (oncólogo, psicólogo, farmacéutico, fisio…) será crucial
para una óptima recuperación.
– Comunicación abierta con la pareja: es crucial mantener una comunicación
natural y honesta con la pareja sobre los cambios y las necesidades afectivas/
sexuales. La empatía y el apoyo pueden ayudar a superar muchas de las barreras
emocionales y físicas. ¡La comunicación es clave!
– Asesoramiento profesional
o Terapia sexual: consultar a un terapeuta sexual puede ayudar a las
pacientes con cáncer de mama y a sus parejas a abordar y superar las
dificultades sexuales que se presentan durante el proceso.
o Apoyo psicológico: la ayuda psicológica puede ser beneficiosa para tratar la
ansiedad, la depresión y los problemas de autoestima relacionados con el
cáncer de mama, tratamiento y secuelas. Según datos, las mujeres que ya
presentaban problemas psicológicos ven mucho más afectada la esfera
sexual que las que no presentaban problemas mentales previos.
o Preservación de la fertilidad: la congelación de ovocitos antes de
someterse al tratamiento contra el cáncer es una de las opciones que las
pacientes más jóvenes deben valorar si es un futuro quieren ser madres.
¡Consulta siempre con el especialista!
– Productos y tratamientos complementarios
o Lubricantes e hidratantes vaginales: en pro de disminuir la sequedad
vaginal, los lubricantes a base de agua y los hidratantes íntimos resultan
muy útiles. Estos productos mejoran la sequedad vaginal, favoreciendo las
relaciones íntimas y la humectación de la zona. El farmacéutico
especializado en salud íntima tiene un papel clave a la hora de recomendar
productos emolientes, calmantes y altamente hidratantes para satisfacer las
demandas de la paciente con cáncer.
o Suplementos alimenticios: las isoflavonas de soja o el extracto de polen en
combinación con vitaminas del grupo B, magnesio o melatonina pueden ser
de gran ayuda para disminuir los sofocos, mejorar el insomnio. Sin
embargo, la toma de estos suplementos debe ser consultada previamente al
médico especialista.
o Terapia hormonal local: en algunos casos, la terapia hormonal tópica en
forma de cremas o geles puede aliviar los síntomas de la menopausia precoz
inducida por algunos tratamientos. En este caso, la supervisión por parte del
oncólogo es fundamental para evaluar la compatibilidad de tratamientos.
– Estilo de Vida Saludable
o Ejercicio y nutrición: mantener un estilo de vida saludable a través del
ejercicio regular y una dieta equilibrada mejora la energía, el estado de
ánimo y percepción de la imagen corporal. Está ampliamente demostrado
que el ejercicio de fuerza contribuye a una mejor tolerancia al tratamiento
farmacológico y una mejor recuperación. Es más, la sociabilización durante
la práctica deportiva es muy beneficiosa a nivel anímico para la paciente.
De ahí que iniciativas como Corre en rosa de la oncóloga y doctora Lucía
González Cortijo logren tantas adeptas.
Y tal como se puede leer en uno de las entradas del blog de Corre en rosa: Nos ponemos el
mundo por montera al grito de: “¡Que el cáncer salga corriendo!”.
Nos leemos próximamente. Gracias.
Enlaces de interés:
– Blog Corre en rosa: https://correenrosa.wordpress.com/page/2/
– Podcast de Cristina Mitre (Los grande hitos y los nuevos retos del cáncer de
mama): https://cristinamitre.com/cancer-de-mama-diagnostico-doctora-lucia-
gonzalez-cortijo/
Escrito por Irene Serrano García
Farmacéutica comunitaria. Especializada en salud de la mujer. Colaboradora en el podcast
de divulgación científica SOS Farma.
Instagram: @irenesg_farma