La actividad física en la persona con cáncer

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Hace más de dos años que contactó Ishoo conmigo para animarme a participar en el movimiento #juntosxelcancer, y la verdad, que su forma de expresarse y de dirigirse a mí, y las dificultades que estaba pasando en ese momento, sacó de mí la parte solidaria que llevo teniendo desde que era pequeño, esa en la que te das cuenta que hay que arrimar el hombro y aprovecharse de la Redes Sociales para dar visibilidad a una verdadera pandemia que lleva con nosotros demasiado tiempo y no tiene intención de irse, pero sí de mejorar si somos una pieza importante del puzle.
En esta ocasión, y conociendo mi capacidad de inquietud y curiosidad por todo lo que rodea la actividad física y los buenos hábitos para el ser humano, me invitó, en esta ocasión, a participar con lo que más me apasiona, el movimiento y sus beneficios en la persona tanto a nivel físico como emocional.

Siempre he sido un chico inquieto, es más, actualmente soy un Técnico en Emergencias inquieto y trato de rodearme de lo mejor de lo mejor, para mejorar en mi vida laboral como en la personal, no siempre consiguiéndolo, porque las piedras del camino y la elección de la ruta que he considerado más adecuada en cada momento, no siempre ha sido la acertada, y todo ello, solo me ha empujado a seguir adelante con los míos, con los que se suman por el camino y por el bien de todos, aun sabiendo, que no todo el mundo estará de acuerdo o pensará como yo o como nosotros.

Y como no, ahora tocaba hablar de movimiento, esa palabra que tiene más significado que una simple unión de letras, ya que, la persona nace a partir del primer movimiento de un órgano fundamental en el cuerpo humano como es el corazón, y nos deja a raíz de la falta de ese mismo movimiento en ese mismo órgano que tanto nos acompaña también a nivel espiritual.
Tras revisión bibliográfica sobre la relación de la actividad física y la persona que sufre cáncer podemos animar a que toda persona, tras ser valorada y estudiada convenientemente por especialistas, puede y debe moverse para, entre otras:

• Mejorar la funcionalidad
• Reducir el periodo de recuperación
• Volver a su entorno social, laboral y emocional más rápidamente
• Minimizar gastos en posibles efectos secundarios
• En general, mejorar su calidad de vida

Existen estudios del riesgo-beneficio favoreciendo la recomendación de actividad física, porque un tercio de supervivientes sufren alteraciones de la funcionalidad dificultando su reincorporación a lo que era su vida normal, asociando esta adversidad a la inactividad física. Así mismo, más de la mitad desean hacer algún tipo de actividad, algún tipo de movimiento… porque el movimiento es vida.

Durante y tras los tratamientos para paliar la enfermedad aparecen multitud de cambios en la persona que le dificultan la actividad diaria como la fatiga, alteraciones en el sueño, dolores, disminución de masa muscular, alteraciones gastrointestinales,… y otras dificultades que no ayudan en nada a animarse a moverse.

Pero por el contrario, debemos ver la parte positiva de la actividad física que es efectiva prácticamente para todo tipo de persona como pueden ser:

• Aliviar efectos secundarios
• Mejorar la función inmunológica
• Gestionar el descanso
• Volver al apetito
• Mejor imagen personal
• Aumentar la autoestima
• Regulación de la insulina
• Disminuir la fatiga y/o episodios ansiedad o incluso depresión
• Tener mejor conciencia de tu propio cuerpo
• Aumentar la calidad de vida

Hay que tener en cuenta, que los beneficios más destacables se producen después del tratamiento activo, pero durante el mismo, pueden facilitar la adherencia al tratamiento y otros aspectos positivos comentados como la autoestima o minimizar los efectos secundarios.

En este punto, los trabajos revisados, insisten en la importancia de la intensidad con la que se realice la actividad, mostrando que intensidades medias-altas (según persona y valoración) suelen obtener mejores resultados que tareas de intensidad baja, pero no se descartan éstas por otros beneficios que pueden conllevar.

Ya metidos en faena, no podemos dejar de hablar de la prevención primaria del cáncer gracias a la actividad física, sobre todo frente al cáncer colorectal, páncreas, endometrio, pulmón, próstata, ovario,… e insisto PREVENCIÓN, no eliminar la posibilidad de sufrirlos, ni de sustituir terapias contrastadas por entrenamientos u otros tratamientos más “influencers”.

También la mejora de la prevención secundaria como ya hemos comentado anteriormente disminuyendo la fatiga, minimizando la atrofia muscular, mejorando la oxigenación,…
Ahora bien, en un entorno sanitario, ¿quién prescribe la actividad física? ¿quién decide que puede o no puede hacer la persona? ¿quién controla los ejercicios, evolución y cambio de rutinas?

Pues sí, si nos basamos en la palabra salud, cosa que se tiene o no se tiene, debe ser un equipo multidisciplinar en el que haya oncólogos, graduados en Ciencias del Deporte, rehabilitadores, personal de enfermería, fisioterapeutas, psicólogos,… los que decidan cómo, cuándo, dónde y cuánto movimiento se va a prescribir a la persona, teniendo en cuenta siempre factores como:

• Especificidad por cada persona
• Valoración de su historia clínica
• Monitorización del ejercicio
• Examen físico
• Estimación del estado actual y el previo
• Planificación de objetivos con metas concretas
• Anticiparse a posibles riesgos, dificultades, momentos adversos,…

Se deben evitar problemas que pueden surgir como el no seguimiento de la persona y su evolución, el usar entrenamientos tipo, entrenadores no especializados en actividad física con personas con enfermedad y un largo etcétera de situaciones que nos podemos encontrar y se deben evitar en todo momento.
Como conclusión y experiencia vivida por la atención a sanitaria en urgencias de múltiples pacientes con enfermedades oncológicas, en la mayoría de las asistencias, estaban en la vía pública, andando, comprando, saludando, hablando,… ¡viviendo! O sea, moviéndose con más o menos intensidad pero sabiendo que el pararse no era una opción, así pues, recordad que el ¡¡¡MOVIMIENTO ES VIDA!!!

Dani Mercado – #tesenforma
Técnico Emergencias Sanitarias
Grado Universitario Documentación

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