Código Europeo contra el cáncer

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Es cierto que no se puede afirmar si una determinada persona sufrirá o no cáncer. Sin embargo, hay determinados factores que influyen positiva o negativamente sobre la probabilidad de padecerlo. Los primeros son factores protectores y los segundos factores de riesgo. Hay factores sobre los que no se puede intervenir, como la edad o antecedentes familiares, pero hay otros, en especial los relacionados con el estilo de vida, que pueden y deben evitarse o modificarse para reducir las probabilidades de sufrir un cáncer.

Y con la idea de informar a los ciudadanos sobre lo que pueden hacer para reducir el riesgo de cáncer se creó el Código Europeo Contra el Cáncer, un proyecto coordinado por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud y co-financiado por la Comisión Europea

En este código se desglosan 12 recomendaciones que pueden seguir con facilidad la población para reducir su riesgo de padecer cáncer. De hecho, se considera que podrían evitarse casi la mitad de las muertes por cáncer en Europa si todos siguieran estas indicaciones.

El Código Europeo contra el Cáncer centra sus recomendaciones en evitar o disminuir la exposición a agentes cancerígenos, en cambiar estilos de vida no saludables y participar en pruebas de cribado de eficacia demostrada.

Veámoslo con detalle:

No fumar. No consumir ningún tipo de tabaco

El consumo de tabaco es el factor de riesgo evitable que provoca más muertes por cáncer en el mundo (1). No hay niveles seguros de consumo: el tabaco, en cualquier cantidad, nivel de exposición o variante es perjudicial y adictivo, lo que incluye también a los fumadores pasivos.

El tabaco es un factor de riesgo para el cáncer de pulmón, laringe, boca, esófago, garganta, vejiga, riñón, hígado, estómago, páncreas, colon, recto, cérvix, leucemia mieloide aguda, esófago y páncreas por citar los más frecuentes.

Las probabilidades de morir por cáncer bajan desde el momento se abandona el hábito del tabaco, cuanto más joven, mejor. Al dejar de fumar antes de los 40, se reduce en un 90 % aproximadamente el riesgo de muerte relacionada con el tabaco.

Además, dejar de fumar una vez te han diagnosticado un cáncer reduce el riesgo de morir por dicho cáncer y de la aparición de un segundo tumor.

Hacer de nuestra casa un hogar sin humo

El tabaquismo pasivo es la inhalación del humo que se desprende de un cigarrillo u otro producto del tabaco.

Aunque la legislación ha avanzado mucho, fundamentalmente creando espacios sin humo en los lugares de trabajo, a nivel doméstico no hay en España una regulación. Es por ello que muchos niños se ven expuestos diariamente al humo de sus progenitores, aumentando su riesgo de sufrir cáncer.

Apoyar y cumplir las políticas antitabaco en el lugar de trabajo, así como conseguir un hogar sin humos son actitudes que protegerán no solo la salud del fumador sino de los que conviven a su alrededor.

Mantener un peso saludable

El exceso de grasa corporal parece fomentar la inflamación, así como el aumento de ciertos factores de crecimiento y hormonas, que, a su vez, propician el crecimiento de las células cancerosas.

El sobrepeso y fundamentalmente la obesidad se relacionan con cáncer colorrectal, riñón, esófago, páncreas y vesícula biliar; además, en el caso de la mujer, con el de mama (en posmenopáusicas), endometrio y ovarios (2). El riesgo será mayor cuanto mayor cantidad de grasa corporal se tenga.

El riesgo de cáncer de un obeso es alrededor de un 6% mayor que el de una persona que se mantiene con un peso saludable.

Hacer ejercicio a diario

La actividad física se relaciona con los niveles de glucemia, insulina, hormonas, así como con los procesos de inflamación e inmunitarios, todos ellos factores relacionados con el cáncer (3).

Además, la actividad física ayuda a mantener un peso saludable por lo que contribuiría también en este sentido en disminuir el riesgo de cáncer.

La práctica de actividad física moderada durante 30 minutos diarios se relaciona con un riesgo un 4% menor de sufrir cáncer, considerando actividad moderada a aquella que produce un poco de sudor o una respiración algo más intensa.

Comer saludablemente

Se considera que las personas que siguen una dieta saludable, rica en frutas, verduras y cereales integrales, así como un bajo consumo de carnes rojas y procesados tienen un riesgo de hasta un 11% menos de sufrir cáncer, frente a los que no llevan este tipo de dieta (4).

Sin embargo, es importante señalar que no hay ningún alimento en concreto (¿superalimento?) que disminuya la probabilidad de sufrir un determinado cáncer. Es la dieta saludable en su conjunto lo que disminuye el riesgo de cáncer, como también de otras muchas patologías (diabetes, cardiopatías …).

De la misma manera, cabe señalar que ningún alimento es capaz de curar el cáncer, aunque lo recomendable tras su diagnóstico es mantener una dieta saludable para no sumar complicaciones.

Evitar las bebidas alcohólicas

Beber alcohol es otro factor de riesgo evitable.

Como en el tabaco, tampoco existe un nivel seguro de consumo, toda cantidad consumida aumenta el riesgo de cánceres como boca, garganta, esófago, laringe, hígado y mama (5).

El consumo de alcohol junto con tabaco multiplica el riesgo de desarrollar cáncer.

Es el acetaldehído, formado a partir del etanol de las bebidas alcohólicas, el que daña el ADN celular y aumenta el riesgo de cáncer.

No hay evidencia, en contra de lo que es una creencia bastante extendida, de que el resveratrol presente en el vino tinto pudiera tener propiedades anticancerígenas y por lo tanto deba recomendarse su consumo.

El riesgo de cáncer consecuencia del consumo de alcohol va disminuyendo poco a poco tras dejarlo. Son necesarios bastantes años para que este riesgo se iguale al de un no bebedor.

Evitar la exposición excesiva al sol

La radiación ultravioleta procedente del sol o de las cabinas de bronceado es un factor de riesgo para cualquier tipo de cáncer de piel. Los rayos UV dañan el ADN de las células que puede derivar en cáncer de piel (6).

Es importante tener en cuenta que la radiación UV se refleja en la arena, en el agua, la nieve y hielo, y puede atravesar los cristales.

Si bien evitar la exposición excesiva al sol es importante a cualquier edad, cuanto más temprana es la edad de exposición, más años se irá acumulando el daño. Además, la piel de los niños es más sensible al daño solar porque los citoblastos de la epidermis (células a partir de las cuales puede originarse un cáncer cutáneo) están más cerca de la superficie cutánea.

Por ello, la utilización diaria de protección solar, así como no exponerse en exceso al sol, son las medidas a adoptar para reducir el riesgo de cáncer de piel.

Protegerse de sustancias cancerígenas en el trabajo

La exposición intensa y continuada que se puede dar en algunos trabajos a determinadas sustancias químicas pueden incrementar el riesgo de algunos cánceres.

Los principales carcinógenos relacionados con el lugar de trabajo son: las aminas aromáticas, el amianto, compuestos de cromo VI, emisiones diésel o polvo de sílice entre otros. Estas sustancias se relacionan, por ejemplo, con cáncer de pulmón, vejiga y piel (7).

Afortunadamente, todos los Estados miembros de la UE tienen legislación en materia de sustancias peligrosas que establece obligaciones para los empresarios y los trabajadores. Los empresarios deben poner a disposición de los trabajadores las medidas de protección necesarias y es obligación de estos últimos cumplirlas.

No exponerse a radón

El radón es un gas incoloro, inodoro, insípido y radiactivo presente en la corteza terrestre y que puede penetrar en las casas a partir del suelo. Las casas situadas en zonas con más uranio natural en el suelo son las más expuestas a la presencia de este gas.

Respirar los productos de desintegración de este gas puede lesionar los pulmones, aumentando el riesgo de cáncer de pulmón en proporción directa a su concentración en el aire ambiente y a la duración de la exposición (8).

Para saber si nuestra vivienda está expuesta a niveles excesivos de radón se debe medir su concentración en el aire del interior mediante pequeños detectores plásticos. En caso afirmativo debe ponerse en el conocimiento del ayuntamiento.

Vacunar a los niños frente a Hepatitis B y VPH

Los agentes infecciosos como bacterias y virus pueden producir cáncer. Así, el virus de la hepatitis B pueden causar cáncer de hígado y el virus del papiloma humano (VPH) es el responsable de un gran número de cánceres anales y cérvico-uterinos, además de alguno de los cánceres que aparecen en la boca (11).

Las vacunas son el modo más eficaz de prevenir estas infecciones. Asegurarse que los niños reciben la vacuna contra la hepatitis B así como la del VPH es la mejor forma de reducir el riesgo de cánceres derivados de estas infecciones.

Practicar lactancia materna

La lactancia materna protege a la mujer frente a padecer en un futuro cáncer de mama, tanto más cuanto más prolongada sea el periodo de lactancia (9).

Este beneficio se debe una menor exposición a las hormonas durante toda la vida de la madre, además de a modificaciones en la estructura de la mama.

Limitar el uso de Terapia Hormonal Sustitutiva

La terapia hormonal sustitutiva es prescrita a aquellas mujeres que sufren con incomodidad los síntomas de la menopausia, con la finalidad de aliviarlos. Estos tratamientos pueden aumentar el riesgo de padecer cáncer de mama así como de ovarios y endometrio (10).

Por ello, si se recomienda seguir un tratamiento de reposición hormonal para controlar los síntomas de la menopausia, conviene que sea en la dosis más baja y durante el menor tiempo posible.

Ya que este riesgo depende del tipo de tratamiento (estrógenos solos parecen no estar asociados a este mayor riesgo mientras que la asociación de estrógenos con gestágenos, sí) así como de si la mujer ha sufrido o no una histerectomía, es conveniente que el ginecólogo haga una recomendación personalizada sobre la idoneidad o no de instaurar este tipo de tratamiento.

Participar en programas organizados de cribado del cáncer

El cribado es la detección sistemática del cáncer en personas asintomáticas. Estas pruebas se realizan porque algunos tipos de cáncer pueden detectarse y tratarse antes de que produzcan síntomas.

El cribado del cáncer solo se recomienda en aquellos casos en los que se ha demostrado que el potencial de salvar vidas supera los perjuicios de examinar a grandes cantidades de gente que pueden no presentar nunca el cáncer en cuestión (12).

En la UE se recomienda el cribado de cáncer colorrectal, cervico-uterino y de mama.
Si bien es cierto que la decisión última de someterse al cribado o no es del paciente, se insta desde las instituciones sanitarias a participar en este tipo de pruebas con la finalidad de detectar precozmente estos tipos de cánceres y favorecer su curación.

Un Post de: Virtu Roig

1. M.E. Leon et al. / Cancer Epidemiology 39S (2015) S20–S33; European Code against Cancer, 4th Edition: Tobacco and cancer.
2. A.S. Anderson et al. / Cancer Epidemiology 39S (2015) S34–S45; European Code against Cancer 4th Edition: Obesity, body fatness and cancer.
3. M. Leitzmann et al. / Cancer Epidemiology 39S (2015) S46–S55; European Code against Cancer 4th Edition: Physical activity and cancer
4. T. Norat et al. / Cancer Epidemiology 39S (2015) S56–S66; European Code against Cancer 4th Edition: Diet and cancer
5. C. Scoccianti, et al., European Code against Cancer 4th Edition: Alcohol drinking and cancer, Cancer Epidemiology (2016), http://dx.doi.org/10.1016/j.canep.2016.09.011
6. R. Greinert et al. / Cancer Epidemiology 39S (2015) S75–S83: European Code against Cancer 4th Edition: Ultraviolet radiation and cancer, http://dx.doi.org/10.1016/j.canep.2014.12.014
7. C. Espina et al. / Cancer Epidemiology 39S (2015) S84–S92: European Code against Cancer 4th Edition: Environment, occupation and cancer
8. N. McColl et al. / Cancer Epidemiology 39S (2015) S93–S100: European Code against Cancer 4th Edition: Ionising and non-ionising radiation and cancer
9. C. Scoccianti et al. / Cancer Epidemiology 39S (2015) S101–S106: European Code against Cancer 4th Edition: Breastfeeding and cancer.
10. S. Friis et al. / Cancer Epidemiology 39S (2015) S107–S119: European Code against Cancer 4th Edition: Medical exposures, including hormone therapy, and cancer.
11. P. Villain et al. / Cancer Epidemiology 39S (2015) S120–S138; European Code against Cancer 4th Edition: Infections and Cancer.
12. P. Armaroli et al. / Cancer Epidemiology 39S (2015) S139–S152: European Code against Cancer, 4th Edition: Cancer screening.

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