CUIDADO DE LA PIEL DEL PACIENTE ONCOLÓGICO

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Como cada 4 de febrero se celebra el Día Mundial contra el Cáncer. El cáncer es una
enfermedad que año tras año va aumentando sus cifras y que supone un gran
problema de salud mundial ya que se calcula que afectará de media a uno de cada
dos hombres y una de cada tres mujeres a lo largo de su vida. 

Como aspecto positivo, cada vez el índice de supervivencia y recuperación es mucho
mayor gracias al diagnóstico precoz, a la investigación y a los avances tecnológicos,
con tratamientos más seguros y eficaces capaces de devolver la calidad de vida al
paciente.

Estas terapias como la cirugía, la quimioterapia, la radioterapia, la hormonoterapia o la
inmunoterapia tienen efectos secundarios en otros órganos: son especialmente
notorios en la piel, las uñas y el cabello.

Hoy quiero hablar de los cuidados de la piel en el paciente oncológico que van a
ayudar a reducir los síntomas y mejorar su calidad de vida.

La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo, su función barrera protege nuestro
organismo.

Se estima que aproximadamente el 81% de los pacientes oncológicos sufren
alteraciones al nivel de la piel. Aunque muchas de estas alteraciones no son graves y
suelen remitir después del tratamiento, si que afectan al aspecto de la piel del paciente
oncológico generando así un problema que va más allá de lo estético, que puede
afectar a nivel psicológico porque el vernos bien, el tener una buena imagen y una piel
en buen estado afecta a nuestra calidad de vida, nuestro estado de ánimo y nuestra
autoestima.

El cuidado dermocosmético asociado a las terapias oncológicas es un complemento
terapéutico importante porque va a ayudar a prevenir y a reducir los efectos
secundarios del tratamiento en la piel, va a mejorar el estado de ánimo, la autoestima
y. en definitiva, la calidad de vida del paciente.

Por tanto, es muy importante que el paciente oncológico esté ayudado y apoyado por
un equipo multidisciplinar que incluya a los oncólogos, radiólogos, dermatólogos,
personal de enfermería, farmacéuticos y el resto de los profesionales sanitarios para
realizar un abordaje global de tratamiento y cuidados durante la enfermedad.

¿Cuáles son los principales efectos de los tratamientos
oncológicos en la piel?

Piel seca o xerosis: aparece por deshidratación y pérdida de lípidos en la piel. La piel
se vuelve más áspera, pierde elasticidad y luminosidad, se descama e irrita con
facilidad. Como consecuencia se pueden generar fisuras o pequeñas heridas.
Prurito: presente en un 30% de los pacientes oncológicos. En muchas ocasiones es
consecuencia de la xerosis de la piel o también puede deberse a distintas causas
como el propio tratamiento del cáncer, alteración de la función renal o hepática o por
otras alteraciones.

Manchas cutáneas: Algunos tratamientos de quimioterapia pueden activar la
formación de melanina por lo que aumenta la hiperpigmentación. La hiperpigmentación
se puede dar en piel y en mucosas de forma localizada o de forma generalizada. En
este caso, la exposición solar es un factor determinante ya que influye en la
predisposición a la aparición y/o a su acentuación.

No se recomienda el uso de los productos despigmentantes habituales durante el
tratamiento ni en la piel alterada ya que podrían irritar e inflamar el área donde se
aplica produciendo sensación de escozor y/o quemazón.

Irritaciones: aunque pueden darse por todo el cuerpo, son muy frecuentes en las
palmas de las manos y de los pies.

Sarpullidos: es habitual que aparezcan brotes de reacciones acneiformes que, en
función de la gravedad el dermatólogo valorará el tratamiento tópico u oral. Son
erupciones de pápulas y pústulas localizadas en rostro, tronco y otras zonas ricas en
glándulas sebáceas, asociadas a dolor, prurito y molestias.

Radiodermitis: consecuencia de la radioterapia en la zona irradiada.
Aproximadamente el 90% de los pacientes tratados con radioterapia la presentan. Se
debe a la agresión de la radiación sobre la piel que provoca inflamación y dificulta la
regeneración de la piel. Cursa de forma similar a una quemadura, con eritema,
descamación y maceración.

Ulceración cutánea: suelen darse por el propio tumor o por encamamientos
prolongados del paciente.

Cuidado dermocosmético de la piel del paciente oncológico:

Como he comentado es un complemento a la terapia oncológica muy importante que
va a conseguir:

 Preparar y reforzar la piel, restructurando la función barrera y aumentando la
protección para intentar reducir la toxicidad cutánea de los tratamientos.

 Reducir y mejorar los efectos secundarios del tratamiento en la piel.

 Mejorar la calidad de vida, mejorando la apariencia y aceptación del paciente y
favoreciendo la adherencia a los tratamientos oncológicos.

¿Qué va a ser fundamental para el cuidado de la piel?

HIGIENE: clave para mantener los procesos fisiológicos y la homeostasis de la piel,
previniendo la irritación y cuidando la función barrera.

Para la higiene facial es importante elegir productos tipo syndet (menos irritantes) y
que estén enriquecidos con activos hidratantes y calmante como la glicerina, la
manteca de karité o derivados de probióticos, que tengan un pH fisiológico. Se
recomienda utilizar agua templada para la higiene y realizar un secado suave, a
pequeños toques, sin arrastrar.

Para la higiene del cuerpo son recomendables también limpiadores tipo syndet en
formatos gel-crema o aceites lavantes que van a proteger la piel. Deben ser duchas
cortas, con agua templada y secar suavemente con una toalla de algodón.

HIDRATACIÓN Y REPARACIÓN DE LA PIEL: paso muy importante para recuperar el equilibrio
de la función barrera, restaurando el equilibrio hidro-lipídico, evitando la pérdida de
agua transepidérmica y manteniendo la hidratación. Así, prevenimos o mejoramos
reacciones como la xerosis, la descamación o el picor en la piel.

Se aconseja hidratar la piel 2-3 veces al día.
Sus fórmulas deben contener activos emolientes, humectantes, relipidizantes y
calmantes.

Algunos activos aconsejados son: el ácido hialurónico, la glicerina, las ceramidas, la
niacinamida, derivados probióticos (pre y postbióticos), centella asiática, aceites
vegetales, pantenol, vitamina E, aloe vera, dexpantenol, avena, ácido linoleico …
FOTOPROTECCIÓN: es muy importante que todos los días del año se utilice el protector
solar y especialmente importante en el paciente oncológico.

Los tratamientos oncológicos provocan reacciones de fotosensibilidad y disminuyen la
Dosis Mínima Eritematógena frente a la radiación UVA y UVB (DEM, mayor facilidad
de reaccionar la piel frente a menores dosis de radiación ultravioleta).
Además, como he comentado anteriormente, la radioterapia provoca alteraciones en la
función barrera y estructura de la piel por lo que ésta se vuelve mucho más sensible a
la radiación solar.

Por tanto, además de evitar lo máximo posible la exposición al sol y utilizar
fotoprotección física (como sombreros, gafas de sol, manga larga…), es muy
importante utilizar un protector solar de factor de protección muy alto frente a UVB,
SPF 50+, que sea de amplio espectro y proteja también contra la radiación UVA,
infrarroja y luz azul. Tienen que estar formulados para pieles sensibles y reaplicar con
frecuencia.

MAQUILLAJE CORRECTOR: el maquillaje es un gran aliado para el paciente oncológico. Va
a ayudar a verse mejor, a reducir el aspecto de ciertas alteraciones de la piel. Va a
aportar principalmente una mejora en el bienestar emocional del paciente.
Principalmente se utilizan bases correctoras, bases de maquillaje y polvos fijadores,
con el fin de cubrir de forma localizada rojeces o hiperpigmentaciones y para unificar el
tono de una forma suave y natural.

Deben ser productos de acabado natural, con buena cobertura, no oclusivos y
resistentes al agua o al sudor. Que sean aptos para pieles sensibles y preferiblemente
sin perfume.

Conclusiones:

Es por tanto muy importante el cuidado adecuado de la piel del paciente oncológico.
Como hemos visto no se trata solo de una cuestión estética si no de salud de la piel y
bienestar emocional del paciente.

Resumiendo, algunos aspectos importantes para el cuidado de la piel durante el
proceso de tratamiento oncológico son:

 Simplificar la rutina, sigue los consejos básicos de higiene, hidratación y
fotoprotección.

 El principal objetivo dermocosmético es reforzar la función barrera, mantener
su equilibrio e hidratación y la protección solar.

 Evitar productos o activos irritantes, que alteren la función barrera o que
favorezcan la sensibilización o irritación de la piel: alcohol denat, perfumes,
exfoliantes, ácido glicólico, aceites esenciales, filtros físicos en forma nano,
retinoides…

 Consultar con el profesional de la salud ante cualquier alteración de la piel o
duda sobre el uso de un cosmético.

 Evita la exposición al sol: fotoprotección y fotoevitación.

 No olvidar del cuidado de mucosas (oral, vaginal, nasal), uñas y cuero
cabelludo que también son de las zonas más afectadas como efecto
secundario a las terapias de tratamiento.

Como profesionales de la salud nuestro deber el ayudar y facilitar al paciente el
proceso de su cuidado durante la terapia oncológica. Y, como pacientes, no debemos
olvidar que el equipo multidisciplinar de sanitarios que tenemos a nuestro alrededor
está para ayudarnos y sobre todo para acompañarnos en este proceso y facilitarnos
una mejor calidad de vida.

Jana Martín
Farmacéutica (experta en Dermocosmética y Formulación)
@janamr_farma

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