Actualmente, el cáncer se ha convertido en la segunda causa de muerte más frecuente del mundo occidental.No obstante hablar de “Cáncer” como entidad singular es una mera simplificación, ya que la palabra cáncer es un término muy extenso que abarca más de 100 tipos diferentes, cada cual con sus peculiaridades y características que en muchos casos, son completamente diferentes del resto de los otros cánceres, considerándose enfermedades independientes, con sus causas, su evolución y su tratamiento específico (AECC, 2019).
Para abordarla, se podría comprender la enfermedad desde una perspectiva puramente biológica, teniendo su origen debido a cambios en los genes que controlan la forma en la que crecen y se dividen nuestras células.
Dicha descripción es parte del quehacer que conocen todos los profesionales de la salud.
Sin embargo, hay una realidad a la que no se presta tanta atención, esta es la que vive el paciente oncológico junto a su entorno: El duelo.
Con la enfermedad y con la realidad. No tanto de la pérdida, la cual ya muchos conocen de primera mano. Sin embargo, el convivir diariamente con el impacto del cáncer es la parte invisible y más dificultosa.
En Psicología, se conoce como aflicción de tipo anticipatoria a la parte principal del proceso de duelo, en la cual se adapta al esquema mental la posibilidad de la muerte de un familiar o allegado, sobre todo en aquellos casos de fallecimiento o futuro terminal. Es la forma en la cual las personas logran predisponerse y prepararse emocionalmente para decir adiós al paciente, su allegado, dentro de la normalidad de su contexto; facilitando la preparación emocional (NIH, 2017).
Diferentes tipos de aflicción y las múltiples fases del duelo explican cada situación sobre cómo se logra asimilar la nueva realidad. Y, a pesar de ser una explicación longitudinal, multidisciplinaria, beneficiosa y amparada científicamente, resulta de una validez transparente para la sanidad española, médico-céntrica, coja de profesionales de la Psicología que puedan explicar y transmitir un mensaje tranquilizador —a la par de fiable— a quienes sufren del tan eterno duelo, casi tan duro como la misma muerte.
Afrontar la muerte próxima de un ser querido, es sin duda una de las situaciones más difíciles y duras que existen. Rabia, impotencia, pena y tristeza son sólo algunas de las emociones que suelen aparecer en estos momentos. Y es que, ¿Qué podemos hacer nosotros? ¿Cómo se ha llegado hasta aquí? ¿Por qué le toca a mí familiar? ¿Cómo puedo sobrevenirlo con todo lo demás?
Pese a esta difícil situación, es necesario darse cuenta que el protagonista de esta situación, no somos nosotros mismos, sino nuestro familiar. Sin llegar a descuidarse, se tiene que pensar más en esa persona a la hora de tomar decisiones. Y aprovechar su presencia y compañía al máximo.
Conocer de antemano el futuro próximo de una persona terminal es una suerte que mucha gente jamás ha tenido.
Afrontar todos los sentimientos que nos abruman con la noticia es complicado, pero una vez comprendido y aceptado, nos daremos cuenta del valor que realmente ha tenido esa persona para nosotros. Rodearse de personas cercanas puede ayudar a relativizar la situación. Rápidamente cientos de anécdotas con la persona nos llegarán a la mente y sin darnos cuenta esbozaremos una sonrisa, porque al fin y al cabo eso es lo que representa para nosotros.
Por otro lado, desde un punto de vista laboral y más material, tenemos tiempo de anticipar la situación, comunicándola en nuestro entorno laboral y afectivo, los cuales pueden mostrar su apoyo ayudándonos, cuadrando horarios, facilitando nuestro día a día, comprendiéndonos y permitiéndonos dedicar más tiempo a nuestro familiar.
Tratamiento y terapia. La tasa actual de afecciones emocionales en enfermos de cáncer oscila desde el 5 al 70 por ciento de la población (Kaasa, Cherny, Hanks, de Conno & Lau, 2007). Actualmente, la terapia de elección para pacientes en el área oncológica no está establecida.
En este sentido, un amplio abanico de opciones que van desde la no patologización hasta el tratamiento psicológico (TCC) pasando por el farmacológico-psiquiátrico.
Numerosas tendencias científicamente avaladas, como el Mindfulness (programas como el Mindfulness Based Cognitive Therapy, o el Mindfulness Based Stress Relief), son de utilidad tanto para los pacientes de abordaje psicooncológico como sus seres queridos y cuidadores (denominados “pacientes de segundo orden”), así como otras terapias denominadas “Terapias de Tercera Generación” (Santiago, 2018). Este abordaje psicológico se extiende desde el diagnóstico hasta el mismo tratamiento, llegando a la etapa de fallecimiento del familiar o, en su defecto, la reincorporación del mismo a su ritmo de vida anterior a la enfermedad.
Los beneficios de esta terapia comprenden tanto un mejor ajuste psicológico ante la enfermedad, como una mejor calidad de vida y bienestar social y psicológico (Van’t Spijker, Trijsburg, & Duivenvoorden, 1997). Aun así, cada paciente toma una cantidad de tiempo particular en responder a este tipo de intervenciones, debido a variables como la personalidad o el estado emocional del mismo, pues esto puede resultar una dificultad para la adherencia del mismo. A pesar de esto, un 77% de los pacientes responde positivamente a este tratamiento psicooncológico.
Conclusiones
La importancia de añadir el tratamiento psicológico tanto al paciente de cáncer como a las personas de su alrededor, reside en el hecho de que, a pesar de que el sentimiento de sufrir es humano, de querer, de sentirse vinculado a alguien; no significa que debamos llevarnos por esto a la ligera. Existe una posible patologización en el duelo, y por tanto debe haber profesionales capaces de abordarlo en su detección y posterior tratamiento.
Hay equipos de profesionales preparados para identificar patologías y acompañarnos en un proceso tan duro como la pérdida de un ser querido sea cual sea la dimensión de esta, desde una pérdida repentina hasta un proceso tan longevo como puede ser la enfermedad del cáncer. ¿Por qué pasarlo solos? Debemos dejarnos llevar por la ayuda que otros nos hacen disponer, sobretodo la ayuda hospitalaria, ya que muchos permanecen ingresados a la espera de su tratamiento correspondiente contra una enfermedad tan agresiva.
Autores:
Enrique Blanco Cortina, Farmacéutico comunitario en Santander.
Pablo Bárcena Fernández, Psicólogo opositor al PIR.
Fotografías:
Bruno Cossio Diaz.
Bibliografía:
¿Cuántos Tipos de Cáncer Existen? | AECC. (2019). Retrieved 21 October 2019, from https://www.aecc.es/es/todo-sobre-cancer/tipos-cancer.
Aflicción, duelo y manejo de la pérdida (PDQ®)–Versión para pacientes. (2019). Retrieved 21 October 2019, from https://www.cancer.gov/espanol/cancer/cancer-avanzado/cuidadores/planificacion/perdida-pdq
Tipos de cáncer. (2017). Retrieved 21 October 2019, from https://www.cancer.gov/espanol/tipos
Kaasa, S., Cherny, N., Hanks, G., de Conno, F. & Lau, JPC. (2007).
Patient demographics and centre description in European palliative care units. A cross sectional survey of the European Association for Palliative Care (EAPC). Research Network. Palliat Med. 2007; 21:15-22.
Pérez, S. (2018). La Atención Psicológica al Paciente de Cáncer en España. Lugar de publicación: https://www.fundacionmylan.com/-/media/mylanfoundationes/files/atencion_psicologica_digital_def_2.pdf
Van‘t Spijker A., Trijsburg R.W. & Duivenvoorden H.J. (1997). Psychological sequelae of cancer diagnosis: A meta-analytical review of 58 studies after 1980. Psychosomatic medicine, 59, pp. 280-293.
Alvarado-Aguilar, S., Ochoa-Carrillo, F.J., Guerra-Chávez, H.G., Mulier-Rojas, Y.A., Galindo-Vázquez, O. & Zapata-Isidoro, M. del R. (2011). Adherencia terapéutica del paciente con cáncer; algunos factores. Perspectiva del Oncólogo, 10:3, pp. 136-142.