PROBIÓTICOS Y CÁNCER, ¿QUÉ HAY DE NUEVO?

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Artículo para JuntosXElCáncer 2023
Dra. Cristina Fente Sampayo
Catedrática del área de Nutrición y Bromatología de la Universidad de Santiago de Compostela.
Cofundadora de FarmaXpert™

¡De nuevo vamos a hablar de microbiota y de probióticos!

La disbiosis de la microbiota es importante en la aparición, en el desarrollo e incluso en la sanación del cáncer.

Los probióticos, esos microorganismos vivos que cuando los consumimos en la cantidad suficiente ejercen un efecto beneficioso para nuestra salud, podrían usarse para ayudar a prevenir y tratar el cáncer.

Pero, claro está, aunque los probióticos pueden ser capaces de controlar la inflamación y reducir el riesgo de cáncer, no deben considerarse como una prevención o una cura para el cáncer por sí solos. Junto con los tratamientos estándar contra el cáncer y las opciones de vida saludable, pueden y deben considerarse como parte de un plan completo para mejorar la salud general.

Algunos probióticos tienen la capacidad de mantener la barrera intestinal en buen estado o de ayudar a recuperar su integridad. Al mejorar la producción de mucinas y fortalecer las uniones estrechas en la barrera epitelial intestinal, se disminuye la posibilidad de que sustancias peligrosas, potencialmente cancerígenas, entren al torrente sanguíneo desde el intestino y posiblemente se reduzca el riesgo de desarrollar cáncer. Aunque se necesita más investigación para descubrir el vínculo entre una barrera intestinal saludable, probióticos y la prevención del cáncer. Estudios tanto en entornos experimentales como clínicos han demostrado resultados esperanzadores.

Las bacterias probióticas podrían influir en la función metabólica de la microbiota autóctona de dos formas: haciendo que disminuya la producción de químicos dañinos que pueden provocar tumores y, además, produciendo sustancias químicas que pueden perjudicar el crecimiento de células cancerosas. Subproductos del metabolismo probiótico como los ácidos grasos de cadena corta (AGCC), vitaminas, poliaminas y otros químicos bioactivos pueden cambiar la forma en que el cáncer actúa:
• Los AGCC, como el butirato, el propionato y el acetato son importantes para mantener los intestinos sanos, mejoran la función de la barrera intestinal, reducen la inflamación y optimizan la respuesta inmune. Se ha demostrado que el butirato causa apoptosis, detiene el crecimiento de las células cancerosas y controla cómo transcurre el ciclo celular.
• Algunas vitaminas, como el folato y otras vitaminas B o la vitamina K, pueden ser sintetizadas por probióticos. Estas vitaminas ayudan a producir, reparar y controlar el ADN, y su abundancia en el cuerpo humano puede cambiar la forma en que actúan las células cancerosas.
• Los probióticos también producen poliaminas, que son un tipo de sustancias que están involucradas en el crecimiento celular, la división y la muerte celular.
• Además, los probióticos pueden producir otras moléculas útiles como bacteriocinas (péptidos antimicrobianos que parecen detener el crecimiento de bacterias dañinas, como algunas que pueden provocar cáncer) y exopolisacáridos (que afectan el sistema inmunológico y pueden ayudar a combatir el cáncer).

El sistema inmunológico juega un papel muy importante para encontrar y eliminar las células cancerosas. Las células inmunes como los linfocitos, macrófagos y células dendríticas pueden interactuar con los probióticos de diferentes maneras. Estos microorganismos beneficiosos pueden hacer que el cuerpo produzca más citocinas y quimiocinas, que controlan cómo funcionan y se comunican las células inmunitarias entre sí. También promueven que las células inmunitarias especializadas, que desempeñan un papel clave en la búsqueda y eliminación del cáncer, aumenten su actividad.

Uno de los hallazgos sorprendentes que distingue a los pacientes con cáncer que responden de los que no responden después de un tipo de inmunoterapia es la proporción entre bacterias supuestamente favorables y desfavorables. El papel de los probióticos en las nuevas terapias para el cáncer se está investigando activamente como “adyuvantes vivos” de los tratamientos.

En cuanto a cepas probióticas que pueden ser útiles en la prevención, durante el tratamiento y en la remisión del cáncer, no quiero dejar de mencionar lo beneficioso que resulta el consumo de los productos fermentados con microorganismos probióticos. Un estudio de cohorte muy interesante, con un seguimiento de 12 años de 45.241 voluntarios, determinó que el consumo elevado de yogur con Streptoccocus thermophilus y Lactobacillus delbrueckii se asociaba significativamente con un menor riesgo de cáncer de colon. También otras leches fermentadas como el kéfir y el queso previenen la incidencia de algunos tipos de cáncer en comparación con los controles.

Por otra parte, la administración de suplementos con probióticos ayuda en la prevención disminuyen los efectos secundarios asociados a los tratamientos tradicionales contra el cáncer, como la quimioterapia, la cirugía y la radioterapia, e incluso mejoran algunos de los resultados de los tratamientos:
• Un probiótico muy conocido, Lactobacillus rhamnosus GG (LGG) hace más eficaz el tratamiento con el Bacillus Chalmette-Guérin en el cáncer de vejiga.
• Los ácidos lipoteicoicos obtenidos de LGG, mejoran las perspectivas del tratamiento del melanoma y retrasan el crecimiento del tumor.
• Cepas probióticas de Lactobacillus y Bifidobacterium ayudan a inhibir la toxicidad causada por la radioterapia en el cáncer de cabeza y cuello. Aumentan la función de defensa de las células epiteliales bucales estimulando la producción de citocinas, recuperando y salvaguardando el sistema inmunológico bucal y protegiendo la flora bacteriana que frecuentemente se agota en estos pacientes que reciben radioterapia de cabeza y cuello. Los probióticos orales se pueden utilizar para controlar la disbiosis (reducen además las especies dañinas de Candida oral) en la cavidad bucal sin efectos secundarios.
• Está demostrado experimentalmente que algunas cepas de probióticos tienen un papel muy importante para disminuir el riesgo de cáncer colorrectal.
• En el proceso de quimioterapia y radioterapia, puede producirse una alteración de las bacterias intestinales. El uso de determinadas cepas de Lactobacillus y Bifidobacterium ayuda a inhibir la toxicidad causada por esos tratamientos y también disminuye el proceso de disbiosis.
• Una mezcla con seis cepas de Lactobacillus y Bifidobacteriium se puede consumir de forma segura cuatro semanas después de la cirugía en pacientes con cáncer colorrectal lo que modifica el microambiente intestinal y disminuye las citoquinas proinflamatorias.
• Algunas cepas de L. plantarum, B. longum y L. acidophilus mejoran la integridad de la barrera mucosa del intestino, reducen el nivel de infección después de la cirugía, protegen la barrera del hígado de la propagación de células cancerosas y reducen los tratamientos con antibióticos.
• Un estudio reciente ha demostrado que el cáncer de mama se puede reprimir mediante el uso de diferentes cepas de Staphylococcus hominis y Enterococcus faecalis vivos obtenidos de leche materna.
• Lactobacillus casei Shirota está estudiado en mujeres japonesas observándose que el uso regular de este probiótico hasta la pubertad reduce la tasa de incidencia de cáncer de mama.

Es importante recordar que las distintas cepas de probióticos pueden tener diferentes efectos sobre las células cancerosas. Es necesario realizar muchas investigaciones para descubrir los procesos exactos y encontrar las mejores cepas y metabolitos para tratamientos específicos contra el cáncer.

Comprender cómo los probióticos mejoran el equilibrio de la microbiota intestinal, benefician la salud de la barrera intestinal, mejoran la inflamación y la inmunidad ayudará a encontrar nuevas formas de reducir el riesgo de cánceres y a tratarlos.

Bibliografía utilizada en la elaboración del texto:
(Araújo et al., 2023; Bedada et al., 2020; Bell et al., 2022; Hassan, 2019; Noor et al., 2023; Patil et al., 2023; Wierzbicka et al., 2021; Zaharuddin et al., 2019)

Araújo, M. M., Montalvão-Sousa, T. M., Teixeira, P. da C., Figueiredo, A. C. M. G., & Botelho, P. B. (2023). The effect of probiotics on postsurgical complications in patients with colorectal cancer: a systematic review and meta-analysis. Nutrition Reviews, 81(5), 493–510.
Bedada, T. L., Feto, T. K., Awoke, K. S., Garedew, A. D., Yifat, F. T., & Birri, D. J. (2020). Probiotics for cancer alternative prevention and treatment. Biomedicine & Pharmacotherapy, 129, 110409.
Bell, H. N., Rebernick, R. J., Goyert, J., Singhal, R., Kuljanin, M., Kerk, S. A., Huang, W., Das, N. K., Andren, A., & Solanki, S. (2022). Reuterin in the healthy gut microbiome suppresses colorectal cancer growth through altering redox balance. Cancer Cell, 40(2), 185–200.
Hassan, Z. (2019). Anti-cancer and biotherapeutic potentials of probiotic bacteria. J Cancer Sci Ther, 11(1), 9–13.
Noor, S., Ali, S., Riaz, S., Sardar, I., Farooq, M. A., & Sajjad, A. (2023). Chemopreventive role of probiotics against cancer: a comprehensive mechanistic review. Molecular Biology Reports, 50(1), 799–814.
Patil, A., Kotekar, D., & Chavan, G. (2023). Knowing the Mechanisms: How Probiotics Affect the Development and Progression of Cancer.
Wierzbicka, A., Mańkowska-Wierzbicka, D., Mardas, M., & Stelmach-Mardas, M. (2021). Role of probiotics in modulating human gut microbiota populations and activities in patients with colorectal cancer—a systematic review of clinical trials. Nutrients, 13(4), 1160.
Zaharuddin, L., Mokhtar, N. M., Muhammad Nawawi, K. N., & Raja Ali, R. A. (2019). A randomized double-blind placebo-controlled trial of probiotics in post-surgical colorectal cancer. BMC Gastroenterology, 19(1), 1–8.

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