El trabajo social también suma contra el cáncer

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Con motivo de la Campaña de JuntosXElCáncer del 2021, surge la propuesta del presente artículo, que viene a mostrar una visión general de todos los artículos que, como trabajadora social, he venido aportando durante estos años para JuntosXTuSalud y que visibiliza ampliamente la importancia del papel del Trabajo Social en la Lucha Contra el Cáncer, para muchos desconocido. A pesar de la repercusión que ha tenido los últimos meses el Covid2019, no hay que obviar que el Cáncer sigue siendo la enfermedad por excelencia de este siglo y que no debe abandonarse su lucha, independientemente de la realidad actual. Los/as pacientes oncológicos han sufrido doblemente la situación de crisis sanitaria, no sólo por ser considerados colectivo de riesgo, sino también por ver limitado, reducido o suspendido su tratamiento o atención y tener un impacto negativo a nivel personal, social o económico. Todo ello nos ha llevado al punto de considerar necesaria esta campaña para que, con mayor relevancia en este momento, desde sus casas y telematicamente, continúen contando con información que les sirva de apoyo y avance en su enfermedad o en la de su familiar o amigo.

EL TRABAJO SOCIAL TAMBIÉN SUMA EN LA LUCHA CONTRA EL CÁNCER

Todas las personas conocemos la necesidad del personal sanitario en la lucha contra el Cáncer, pero no muchas son conscientes de la verdadera importancia del Trabajo Social en la misma. De hecho, esta falta de visibilidad viene precedida por el insuficiente reconocimiento profesional del Trabajo Social en el sector sanitario, pues aún está en vías de ser considerada una profesión sanitaria.
Si nos basamos en una de las definiciones más completas del concepto Trabajo Social, consensuada en Melbourne en 2014 por el Comité Ejecutivo de la Federación Internacional de Trabajadores Sociales y la Junta de la Asociación Internacional de Escuelas de Trabajo Social, se trata de una disciplina académica y una profesión basada en la práctica que promueve el cambio, el desarrollo social, la cohesión social y el fortalecimiento y la liberación de las personas, pues involucra a las mismas y a las estructuras para hacer frente a los desafíos de la vida y conseguir un mayor bienestar, bajo los principios de justicia social, derechos humanos, responsabilidad colectiva y el respeto a la diversidad. Por todo ello, resulta evidente que en la búsqueda de un Sistema de Bienestar, en el que la persona tiene que hacer frente a múltiples desafíos, la figura del profesional del Trabajo Social ocupa un lugar fundamental en el ámbito sanitario y, por supuesto también cuando nos centramos en la patología oncológica.

Realmente la presencia del Trabajador/a Social cobra sentido en este campo, cuando se entiende que interviene a partir de un enfoque multidimensional, en el que no sólo se ve afectado el/la paciente, sino también sus allegados, en el plano personal, a nivel psicológico, emocional, físico, así como en el plano social, económico-laboral. Por todo ello, la persona diagnosticada y sus familiares, además de recibir atención médica, deben concertar una cita con el trabajador/a social, en primera instancia de su centro de salud u hospital y, después incluso con el del Ayuntamiento o de la
Asociación más próxima. Inicialmente se entiende que la labor profesional va a estar orientada a la sistematización de la realidad, centrada en la recogida de datos para facilitar la organización, accesibilidad y comprensión de la información, así como favorecer nuevos cauces de investigación y evaluación. Además, se orienta hacia el acceso a los diferentes recursos sociales, económicos, laborales y materiales dirigidos al paciente e incluso a su red de apoyo. De esta forma, recibirán una atención integral a través de un plan de intervención que va a enriquecer el tratamiento. En este sentido, se ha de aclarar que el/la profesional debe convertirse en un agente activo en el proceso de cambio, que se encargue de trabajar con los enfermos oncológicos y sus allegados todas aquellas carencias que impiden o dificultan el afrontamiento de la enfermedad, la convivencia con los efectos de la misma y el tratamiento y el avance positivo en el proceso de curación o el afrontamiento del duelo. Inicialmente, se ha de realizar un análisis de la realidad, a través de la recogida de información, no limitándose a una entrevista que siga una dinámica de interrogación, pues debe ser un proceso que respete el ritmo marcado por la confianza que se va generando entre profesional y usuarios/as. La intervención va estar dirigida a la escucha activa de las preocupaciones, dudas y necesidades de las personas afectadas.

En relación a los recursos, se debe partir de la base de que cada Comunidad Autónoma tiene sus particularidades, en lÌneas generales se puede hablar de una red generalizada a nivel estatal, de la que pueden beneficiarse las personas afectadas por patologías oncológicas.

De forma inicial, tanto el diagnóstico como el tratamiento de la enfermedad, están cubiertos por el sistema público sanitario, en el cual se incluyen las consultas, pruebas médicas que se requieran, la hospitalización, dietoterapia, medicación de uso hospitalario y medicación de uso ambulatorio que pueda ser dispensada por el centro sanitario concreto. Respecto al resto de medicación de adquisición farmacéutica, que se requiera, una parte está cofinanciada por la Seguridad Social. Por tanto, con la aportación de la tarjeta sanitaria junto a la receta, dependiendo de la renta de la persona, va a variar el coste del medicamento.

Es importante tener en cuenta que, van a estar exentos de aportación los siguientes colectivos:

Afectados de síndrome tóxico.
Perceptores de rentas de integración social.
Perceptores de pensiones no contributivas.
Parados sin subsidio de desempleo, pero que su situación de salud se mantenga en el tiempo. Al resto de parados, incluidos los que han dejado de percibir la prestación por desempleo (que no es lo mismo que el subsidio), les corresponde una aportación del 40%.
Derivados de accidente de trabajo y enfermedad profesional.

En relación a los gastos de prótesis, ortopedia o ayudas técnicas (sillas de ruedas, muletas, etc.), cada Comunidad Autónoma se encarga de determinar la cuantía a financiar, la forma de gestión, el método de pago, etc. Sin embargo, normalmente es el paciente quien se encarga de asumir el pago inicial y, con la factura, ha de solicitar el reembolso de la parte proporcional. En los casos en los que la persona no puede hacer frente a dicho gasto por motivos justificados, si el producto que requiere se encuentra dentro del catálogo de material reembolsable por su Comunidad Autónoma, tendría que acudir al trabajador/a social para que a través de un informe motivado, la persona pueda obtener el producto con la garantÌa de que el Sistema de Salud va a cubrir el gasto total o la parte proporcional. También, hay algunas Comunidades que, en base a una cuantía límite establecida, cubren inicialmente el gasto proporcional, del cual el restante tendría que ser aportado por el paciente si sobrepasa el límite mencionado.

Por otra parte, a raíz de la enfermedad no siempre se puede llevar a cabo la actividad laboral con normalidad, por lo que para estos casos en principio se ha de solicitar a la Seguridad Social una incapacidad laboral temporal, debido la imposibilidad de desempeñar su actividad habitual, a causa de la enfermedad, lo que deriva en una baja laboral. Si es concedida, la incapacidad supone percibir una prestación económica que compensa la suspensión de la actividad laboral durante el periodo máximo de 1 año, con el correspondiente seguimiento del médico de cabecera. Una vez transcurrido dicho plazo, el paciente ha de ser valorado por el EVI (Equipo de Valoración de Incapacidades) del Instituto Nacional de Seguridad Social, que es el encargado de decidir si se debe conceder el alta médica o, por el contrario, se debe prorrogar 180 días la prestación o iniciar la solicitud de la incapacidad laboral permanente. Este reconocimiento se realiza cuando la persona ha perdido las capacidades que se requieren para desempeñar la actividad laboral y, además de cumplir unos requisitos concretos, ha cotizado por un tiempo determinado, lo que da lugar a varios tipos:

Incapacidad permanente para la profesión habitual, cuando hay una disminución superior al 33% de la capacidad para realizar su actividad.
Incapacidad permanente total, es referida a la profesión habitual, pero puede dedicarse a otra.
Incapacidad absoluta, para toda profesión u oficio.

Gran invalidez, cuando además la persona va a necesitar asistencia de terceros para actividades de la vida diaria.

Además, para los casos en los que la persona afectada por el cáncer sea un menor, la Seguridad Social ofrece una prestación económica de compensación durante el tiempo de hospitalización destinada a los padres/madres que se ven obligados a reducir su jornada laboral durante este periodo, siendo beneficiario uno de los dos y teniendo que estar ambos en activo.

A su vez, la pérdida de capacidades para la actividad de la vida diaria a partir del 33%, va a dar lugar al derecho a solicitar una valoración del grado de discapacidad en el IMSERSO. Cada Comunidad Autónoma es la encargada de gestionar las solicitudes y establecer las directrices del proceso de valoración y reconocimiento. El reconocimiento de la discapacidad va a darse una vez que la persona ha finalizado los tratamientos, acreditando su situación mediante la documentación necesaria. Igualmente si la situación lo requiere, se puede solicitar la valoraciÛn del Grado de Dependencia, que está vinculado al acceso a una red de servicios de apoyo:

– Servicio de Teleasistencia.
– Servicio de Ayuda a domicilio:
– Atención de las necesidades del hogar
– Cuidados personales.
– Servicio de Centro de Día y de Noche:
– Centro de Día para mayores.
– Centro de Día para menores de 65 años.
– Centro de Día de atención especializada.
– Centro de Noche.
– Servicio de Atención Residencial:
– Residencia de personas mayores en situación de dependencia.
– Centro de atención a personas en situación de dependencia, en razón de los distintos tipos de discapacidad.

No puede faltar la mención a los Servicios Sociales, puesto que aunque no existen ayudas destinadas especificamente a personas con cáncer como colectivo, ofrecen ayudas que pueden aportar soluciones a situaciones derivadas de la enfermedad. Si bien es cierto que la competencia recae en cada municipio, en general se ofrecen prestaciones de emergencia destinadas a dar cobertura a las necesidades básicas, así como algunas específicas para mobiliario, gafas, audífonos, etc., además de bonos de transporte, muy necesarios cuando el paciente debe desplazarse para realizar su tratamiento. Además, el/la técnico, es el intermediario para orientar/asesorar y remitir al órgano competente la solicitud de prestaciones autonómicas e incluso estatales, como la Pensión no Contributiva de Invalidez (cuando el grado es igual o superior al 65%), la Valoración de Dependencia o del Grado de Discapacidad, que se mencionaban anteriormente, Prestaciones de Inserción, etc.

Finalmente, y no por ello menos importante, se debe hacer una especial mención al amplio Tejido Asociativo o también denominado Tercer Sector, que permite aspirar de una forma más realista al Bienestar Social, ya que por mucho que se esfuercen las instituciones públicas les serÌa imposible dar cobertura a la cantidad de necesidades sociales que se detectan día a día. Por tanto, se lucha por un mayor reconocimiento, ya que sin ánimo de lucrarse, trabajan sin descanso por la defensa de los intereses colectivos y para la atención a las personas que sufren cualquier problemática, entre ellas el Cáncer. En el territorio español hay una gran diversidad de entidades del Tercer Sector y un importante despliegue de aquellas que luchan junto a personas que sufren o han sufrido algún tipo de cáncer y sus familiares. Sobre todo se trata de asociaciones o fundaciones que realizan múltiples campañas de sensibilización, defensa de derechos y apoyo al colectivo, además de disponer de diferentes servicios gratuitos o derivados de una cuota de socio/a o aportación simbólica. Principalmente suelen ofrecer las siguientes categorías de servicios: atención social y apoyo económico y material, atención psicológica, orientación médica, acompañamiento, investigación, desarrollo social, ocio y tiempo libre, apoyo educativo para menores, rehabilitación, prevención, etc.

Aunque estos son los servicios más habituales, cada entidad tiene una finalidad y desarrolla su labor en base a ella, pudiendo ofrecer incluso otros no mencionados anteriormente por no ser tan comunes, como servicio de transporte, realización de terapias alternativas, préstamo o donación de prótesis, actualmente dispensa de mascarillas o gel hidroalcohólico (una demanda creciente para aquellas personas con Cáncer que tienen menos recursos) etc.; destinados a un tipo de Cáncer o sector concreto (leucemia, cáncer infantil, cáncer de mama,..) o a todas las personas con cualquier Cáncer.

Por todo lo expuesto, no cabe duda que dichas entidades suponen una oportunidad para que las personas afectadas encuentren un apoyo incondicional. No obstante, puede darse la situación de que alguna entidad no cumpla con las expectativas de la persona y, en este caso, es importante conocer que existe un amplio abanico de entidades dedicadas a la lucha contra el Cáncer. No existe ninguna plataforma, ni documento, que sirva de referente para aquellas personas que estén afectadas por la enfermedad y quieran conocer a qué recursos pueden acudir en el territorio español. Por este motivo, presenté en el artículo titulado Cáncer desde el Tercer Sector. Una Guía de Apoyo un listado de elaboración propia, en el que aparecen los recursos que se encuentran en toda España, que está disponible en la web de JuntosXTuSalud.

En definitiva, con este artículo se pretende resaltar la Lucha Contra el Cáncer en un momento en el que ha primado la atención al COVID19, pero en el que tenemos que recordar que sigue existiendo esa enfermedad letal y debemos apoyar a pacientes oncológicos y allegados, por tratarse de un colectivo doblemente afectado. Por este motivo, el presente artículo ha tratado de orientar a que las personas afectadas por el Cáncer conozcan la red de ayuda que existe, asÌ como la aportación del Trabajo Social en la intervención integral, la anticipación y el afrontamiento ante las secuelas/consecuencias de la enfermedad.

Lorena Hernández
Trabajadora social

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